Cuando los vikingos llegaron al cielo les recibió un niño en calzas. El bebé ni respondía y acudió un capirote del que colgaba un viejo a abrirles la valla. Las avenidas del Señor resbalan. Están cubiertas de aceite. Entre las palmas, un santo reza y en cada rosario empina el aguardiente. Con tanto … Continuado