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Puede 2023

APOYÁNDOME EN EMILIO Y OTROS POEMAS. Margarita Machado Padrón

Apoyándome en Emilio… *

Si te preguntan por mí, di que me he muerto:

pues no me asomo ya al balcón repetido de la tarde

desde donde colgaba al aire mis razones.

Di que estoy ciega desde que la luz del jazmín

dejó de iluminarme los recuerdos.

Si te preguntan por mí di con certeza

que mi última ilusión se la comieron los gatos con desgano,

que aun respiro porque el hábito es a veces más fuerte

que las cosas que nos hieren largamente.

Diles que entro y salgo de la angustia como cuchara en la sopa,

que me desangro por la boca de una herida

que debió cicatrizar ya hace tiempo.

Si alguien, en fin, te preguntara por mí,

más bien di que lo anterior no es cierto,

di la verdad:

que dejé de vivir, sí,

pero no he muerto.

*Emilio Ballagas, poeta cubano en su poema Nocturno y elegía.

Soneto vespertino

Vago palpando la pesada sombra

que se cierne detrás del alto pino

y oigo del ave el bello trino

en medio de la tarde que te nombra.

Vienen detrás de mí como una tromba

los recuerdos que embriagan como el vino

y me dejo llevar en remolino

hasta el lugar donde mi ayer se asombra.

Luego devuelta a mí ya me parece

que mis rotos sueños alientan todavía

y que al paso del tiempo se me calle

porque no quiere que me marche un día

olvidando que aquello que adormece

puede tornarse de pronto en agonía.

 

 

Imaginerías del café

Linaje de un nombre.

Rosa de los granos.

Hijo legítimo de Etiopía.

Vástago adoptivo del mundo.

Tesoro de la selva.

Prestigio de los Andes.

Sándalo de América.

Disfrute de los árabes.

Antigua prohibición del Corán.

Borras famosas de los turcos.

Destinos que se leen en tus borras.

Estrella oscura de la mañana.

Efemérides del día.

Oráculo mañanero.

Néctar paulatino.

Retacito de domingo.

Vacaciones que se enmarcan en la taza.

Excusa para el ocioso.

Brazo tendido hacia el descanso.

Descanso del laborioso.

Labor de las cafeteras.

Riqueza de la alacena.

Alacena de los sueños.

Sueño que reposa en el azúcar.

Perfumador en líquida miniatura.

Mar negro, pero dulzón.

Pozo donde se ahoga la pena.

Manantial de raíz oscura.

Oscuridad en la taza.

Hechizo pasajero.

Pasajero en minúsculo navío.

Pasaje de ida y vuelta a Shangri-La.

Ímpetu que se busca.

Serenidad que se aleja.

Lasitud que se rechaza.

Néctar prieto de mi suelo.

Brindis entre los pobres.

Rechazo al apetito.

Apetito por lo efímero.

Invitado de prestigio.

Presencia esencial en las tertulias.

Diminuto galán de las señoras.

Señor entre las bebidas.

Bebida de los señores.

Ritual de los académicos.

Sinónimo -en Cuba- de buchito.

Buche que se aquilata.

Paréntesis de mil rutinas.

Coadyuvante en los negocios.

Negocio de comerciantes.

Abridor automático del ojo.

Tapaboca en discusiones.

Filtro mágico de brujas.

Alcahuete de amoríos.

Celestino entre parejas.

Refugio de bohemios y enamorados.

Amante del ermitaño.

Ermita para el recuerdo.

Ancla echada al infinito.

Merodeo por las nubes.

Rey de las infusiones.

Infusión para el espíritu.

Espíritu burlón e inquieto.

Musa negra entre poetas.

Brújula de marinos.

Bastón acuoso en que se apoya el sereno.

Tente-en -pie de los pilotos.

Bastón de los conductores.

Muleta para el borracho.

Borrachera del olfato.

Invitación al desvelo.

Doliente en todo velorio.

Veneno transitorio.

Medicina para el alma.

Contradicción a los médicos.

Anhelo de los enfermos.

Prohibición de los menores.

Obsesión de los ancianos.

Abstención de los más fuertes.

Recaída de los débiles.

Argumento de canciones.

Canción para los sentidos.

Humo en los labios.

Cuenta parda de rosario.

Novio dulce del que espera.

Nombre de un lugar muy frecuentado.

Animador en la sobremesa.

Plebiscito recurrente de las masas.

Vicio que no ofende.

Fama para quien te entiende.

Deshonra de quien te arruina.

Champán de mi tierra cubana.

CAFÉ:

                ¡Regalo y milagro de la tierra!

Margarita Machado Padrón (1990)

DIBUJO DE EDDY AQUILES

© All rights reserved Margarita Machado Padrón

Margarita Machado Padrón nació en Palmira, un pueblo muy cercano a Cien Fuegos. A los quince años comenzó a colaborar en el periódico La correspondencia; luego en La Habana contribuyó con sus comentarios en una revista de espectáculos. Una vez en Miami, Florida, escribió para el diario Las Américas por varios años.

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