
Hay palabras que no se pronuncian para ser oídas, sino para permanecer. Palabras que no buscan respuesta, sino compañía. Escribirle la carne que ya ha cruzado a otra existencia, como hace Andrea Cote Botero en Querida Beth (Visor 2025), no es tanto un gesto de evocación como una forma radical de habitar el silencio. … Continuado