
Lo que sucedió esa mañana era un mal augurio. Se habían robado la laptop de Miriam. Los cristales de su coche intactos y las cerraduras sin forzar. Miriam llamaba a su madre, entre lágrimas. No tenía respaldo de las fotos de los últimos dos años. Una vez que colgó traté de convencerla de que yo … Continuado