
Dice que fue un artista, que le cortaron la mano en un castigo comunitario en medio de los reclamos del pueblo. En el parque se me acerca, convencido: “Le conozco”, me dice. Yo le contesto: “No es posible”. Él remarca: “Debe creerlo”. Me mira a los ojos y se aleja. Entonces, repito: “No es posible”. … Continuado