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Septiembre 2020

SOÑAR O QUIZÁS, DESEAR/SILENCIO. Emília Illamola Ganduxé 

EL LABERINTO DE ARIADNA, UN PUNTO DE ENCUENTRO

Bienvenidos a esta sección, que abre sus puertas a los poetas de El Laberinto de Ariadna, colectivo literario que organiza tertulias en Barcelona (España) desde el año 2001. Durante su larga trayectoria esta asociación ha desplegado una gran actividad en su entorno, con el objetivo de fomentar y divulgar la poesía, la literatura y la cultura en general.

Las tertulias organizadas por El Laberinto de Ariadna se caracterizan por la diversidad de estilos y temáticas, como habrá ocasión de ver en los sucesivos números de Nagari. Y es que en su afán integrador, siempre ha prevalecido el amor por la belleza poética en un sentido amplio, generoso y sin cortapisas.

Fundamentalmente las actividades del colectivo se basan en presentaciones de libros, recitales poéticos, conferencias, charlas, intercambios con asociaciones afines, mesas redondas, performances y, en definitiva, en todo aquello que estimule el conocimiento y la creatividad. Asimismo, durante estos diecinueve años de existencia, se han editado pliegos poéticos y antologías con los trabajos de los socios: Tardes del Laberinto, Las voces de Ariadna (audiolibro), etc. También se promueven y organizan festivales poéticos, así como encuentros literarios y artísticos.

A través de esta sección en Nagari, la intención es dar a conocer este verdadero Laberinto literario, tocado por la inspiración de las musas Calíope y Erato. Su multiplicidad, su diversidad, la creación personal y auténtica de los que lo integran, son parte de su esencia.

“El Laberinto es el mejor lugar para perderse”, dijo un día uno de los socios. Esperamos que muy pronto tú también opines así, pues creemos firmemente que el gozo de crear se multiplica al traspasar fronteras, al compartir y difundir.

Web: https://ariadna-web.org/

Correo de contacto: info@ariadna-web.org

SOÑAR O QUIZÁS, DESEAR   

 

Ya había agotado todos mis recursos intentando olvidarte, cuando llegó la postal. Una postal con cielo azul, sin nubes blancas, uniéndose con el mar en un horizonte infinito. Sólo un hermoso pino se encaramaba sobre el acantilado en primer plano, por el que descendía un sendero que conducía a una pequeña cala, entre las rocas. Otro verano perdido pensé, sintiendo el nudo que subía desde el estómago y se deshacía en el pecho, con un suspiro.

Y, de pronto, me asaltó esa idea que no podía soportar: los deseos que nunca llegamos a conseguir. Me acordaba que te había prometido el perdón, a cambio de la verdad. Que me había parecido justo, en ese momento. Pero luego, ante los hechos, la rabia me había cegado y no pude cumplir con mi promesa.

Le di la vuelta y reconocí tu letra, aunque no llevara firma. Ven, habías escrito. Con mucho cuidado observé el paisaje de nuevo y me di cuenta, de que era la playa en donde nos habíamos conocido. Comprendí entonces, que era falsa la expresión vencer el dolor de tu ausencia, en la que había creído, como en el montón de expresiones acuñadas, también falsas, que había ido incorporando para engañarme a lo largo de los días que habían transcurrido.

Recostada en el sofá, esa imagen centraba toda mi atención, me atrapaba como si fuera una ventana abierta a un mundo deseado y a la vez real, que me permitía seguir soñando en un sinfín de posibilidades, que había creído perdidas. Entonces, reparé en que tenía miedo. Miedo de caer en la seguridad confortable de tu amor y luego perderte, otra vez. Y sentir de nuevo que caminaba sobre ascuas, a oscuras en arenas movedizas y entre grietas, sin poder agarrarme.

Fantaseando en unas vacaciones a tu lado, descubrí que lo estaba deseando y me pareció increíble que estuviera reaccionando a ese socavón, que habías provocado. Comprendí entonces, que sabías muy bien cómo despertar mis sueños. Recordé que me dejaba arrastrar por tu entusiasmo, como si estuviéramos conectados en un universo infinito tan solo formado por tú y yo, en el que me sentía protegida, y que me bastaba con tu amor, para ser feliz.

De pronto, me parecía que había llegado el momento de poner fin a una situación en la que me estaba perdiendo. La actividad me envolvió, anulando mi mente. Cancelé lo urgente. Reorganicé mis contactos, preparándome para una larga ausencia. Cerré la puerta dejando atrás la mañana brumosa. Primero, iba a tomarme unas vacaciones. No me importaba lo que había dejado atrás. Solo me importaba, lo que me quedaba por vivir.

Salí a la terraza a tomar café. Me recosté en la tumbona junto a ti, recreándome, cegada por el brillo del sol y entorné los ojos hasta ver difuminado el contorno de lo que me rodeaba, sintiendo un gran placer. Mientras un azul vaporoso y un azul acuoso se entremezclaban, entre reflejos dorados.

 

SILENCIO

 

Noche cerrada.

Ausencia de sueños,

de estrellas, de luz de luna.

Silencio que se funde

y se confunde

con la brisa suave

que acaricia

las lánguidas ramas

del gran sauce.

Silencio que se acumula

Y se desvanece lentamente

mientras en mi mente,

sólo brilla el deseo

de un amanecer rosado

junto a ti.

 

© All rights reserved Emília Illamola Ganduxé

Emília Illamola Ganduxé, Argentona (Barcelona), 1953. Vinculada laboralmente al mundo del libro desde el año 1974, es autora de la recopilación de prosa poética Fraccions (2012), de las novelas Joc de llunes (2014), Una certa onada (2015), Más allá del cielo azul (2016) y Cabrils, Sao Paulo, Barcelona. Un amor pendent (2017), así como del libro de relatos Encara hi ha papallones al jardí (2017) y ha compilado, junto con Isidre Julià y Josep Lladó, Els poetes del Maresme (del segle XVI a l’any 2000) (2019).

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