
Han pasado más de 30 años, pero aún recuerdo aquel día como si fuera ayer. Mi hermana entró corriendo, gritando. —¡Amá, amá! Juan, el teporochito… Yo me encontraba en mi cuarto, leyendo unos cuentos de terror que mi papá me había traído de la ciudad el día anterior. Salí a ver qué pasaba. —¿Qué pasó?, … Continuado