Porque nací en casa. Sin partera y asmático mientras mi padre tapizaba sillas en los cines de La Habana. Porque mis pulmones llenos de pájaros – decía abuela Mercedes- eran como el dulce trino del enfermo. Porque al parir Nena, despertó a los sapos del patio y, en la breve fiesta de fuertes alcoholes olvidaron … Continuado