
Querido Oscare: Recién me siento a hacer algo que nos habíamos prometido: escribirnos. Hubiera sido más fácil agarrar el teléfono y llamarte. Pero, como caballero andante admirador del Quijote, sé que prefieres recibir una carta de mi puño y letra. Desde el momento en que te conocí en la sala de teatro Yuyachkani, en … Continuado