
Nos conocíamos desde chicas. Tengo una imagen de ella con nueve años: rubia y con sus dos colas de caballo. Recuerdo el sol inundando su pelo, las baldosas grises del patio, el bananero al fondo. El colegio público nos unió. Las dos veníamos de familias desestructuradas, con quilombos familiares que quedaban completamente afuera cuando estábamos … Continuado