—Sí que es arrevesado ese monito— le dijo el güere a la patojita. Tiene como una carita de niño viejo que lo hace a uno partirse de la risa. Pero el condenao no se deja ni tocar. —Es un niñito malcriado— respondió ella recogiéndose detrás de la oreja las tres greñas que le colgaban sobre … Continuado