
DEPRESIÓN POSPARTO La puérpera estaba inmóvil como una figura de cera en una sala clausurada. La cadencia de su silla se había desvanecido hasta quedar estoica cual muñeca de porcelana. Sus ojos estaban más hundidos que la madriguera de un topo. Sus dedos estaban más crispados que un espiral, brillaban igual que la … Continuado