
Las novelas difíciles son fáciles de descartar. Son cuerpos que se nos contraponen a tientas, con la mala fe y el morbo de desequilibrar al lector a fin de terminar con su servilismo. La novela es una cosa viva y por tanto, es una otredad. E hiere. De tantas muertes, ya se ha zombificado y … Continuado