
A Pablo Márquez Entiéndase el título como un elogio. Un prurito de querer ver, en el pretérito, la vida de una ciudad que fue entre muchos de sus apodos, la Città Eterna. Sí. Lo fue desde su fundación y desde la metáfora. Mientras dos gemelos succionaban el pezón de una loba llamada Luperca después … Continuado