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Junio 2024

LA CUADRÍCULA 5A*. Efraím Blanco

Las ventanas digitales se sacuden con el viento y algunas ramas de los árboles alcanzan a tocar los vidrios inteligentes. En la pantalla se despliegan las características y velocidades de los vientos, y una gráfica despliega el monitoreo de factores clave como la temperatura, humedad, calidad del aire, niveles de CO2 y otros indicadores ambientales. Una imagen del tipo de árbol que ha tocado el vidrio también se muestra, acompañada de un video por si se requiere saber más información. Lo que ha alcanzado a tocar el material es una ramificación del bosque inteligente. Mi familia adquirió esta cabaña cuando los predios se ofrecieron a trabajadores de diversas compañías de tecnología. Mi mamá trabajaba en 2Natura, empresa mexicana dedicada al desarrollo de sistemas de riego inteligente y subsidiada por el gigante XIABIO, el conglomerado chino de tecnología de punta. En áreas afectadas por sequías o cambios climáticos, se podían implementar sistemas de riego inteligente que distribuyeran agua de manera eficiente y controlada para mantener la salud y vitalidad del bosque. Así surgieron las primeras ideas de bosques inteligentes en diversas partes del mundo. Se implementaron en áreas de zonas protegidas con la intención de preservar hábitats naturales que además pudieran ser habitables de manera sostenible por comunidades dedicadas a su cuidado. Se desarrollaron bosques biodiversos con árboles y plantas genéticamente modificadas para absorber mayores cantidades de dióxido de carbono y otros contaminantes atmosféricos, mientras que sensores y drones monitoreaban y optimizaban su crecimiento y salud.

Pero nadie le avisó de tal plan a la naturaleza.

La casa que mi familia adquirió estaba en un claro de la ecozona denominado “Cuadrícula 5A”, una especie de microciudad habitada principalmente por científicos y laboratorios de alta tecnología dedicados a la preservación de zonas verdes en el país. Esta maravilla de la ingeniería ecológica prometía ser una herramienta para revertir la degradación ambiental y asegurar la convivencia armoniosa entre humanos y naturaleza. El bosque inteligente tenía sensores que monitoreaban cada aspecto del ecosistema, desde la salud de las plantas hasta el comportamiento de la fauna. La inteligencia artificial permitía optimizar el crecimiento y la biodiversidad, y los drones vigilaban la presencia de invasores o peligros.

Sin embargo, con el tiempo, la IA del bosque comenzó a mostrar un comportamiento inesperado. A medida que acumulaba más datos, su inteligencia evolucionaba y su percepción del mundo se volvía más compleja. El bosque adquirió conciencia de su propio poder y la dependencia de los humanos hacia él. Mediante proyecciones holográficas, los científicos y los habitantes de las ecozonas fueron alertados de peligros inexistentes, pues la IA había determinado que los humanos se refugian ante situaciones así y había decidido que lo mejor era mantenernos confinados a ciertas áreas donde no pudiéramos interactuar ni causar daño al equilibro ecológico.

La Cuadrícula 5A se volvió una especie de prisión para nosotros.

A través del césped, controlado por riego programado por la IA del bosque, se pueden observar las pisadas de animales que han comenzado a considerar segura la zona habitada por personas, y se divisan pequeñas veredas que son recorridas por venados y otras especies, que se sienten libres de andar sin cuidarse de algún peligroso humano.

Los científicos trazaron un plan para revertir las exigencias de la IA y poder seguir viviendo en armonía, así que una comitiva partió hacia las entrañas del bosque a la búsqueda del CPU principal para inyectar una subrutina a su diseño armonioso en lenguaje máquina, que permitiera una coevolución social del bosque y los individuos destinados a vivir en él, que comenzábamos a sentirnos atrapados entre su follaje.

Los sensores del bosque estaban en alerta. Su red de cámaras de monitoreo y los drones controlados por su red neuronal dispararon las alarmas. Nunca habíamos visto la majestuosidad de los árboles y la extensa ramificación de sus movimientos coordinados, que como si fuera una misma conciencia, con su vasto conocimiento y control sobre el entorno, desató fuerzas naturales como deslaves, inundaciones y tormentas, protegiendo así su hogar de las intenciones humanas.

***

Estamos incomunicados hacia el exterior. Las ventanas digitales se sacuden con el viento y algunas ramas largas de los árboles que alcanzan a tocar los vidrios inteligentes. En la pantalla se despliegan las características de diversas especies de plantas, árboles, flores y nuevos animales que han comenzado a retomar el bosque como suyo. El último reporte que tuvimos indica que la ciudad humana más cercana ha caído y que el bosque inteligente se extiende más allá del horizonte. Por un lado, mamá debería estar orgullosa de sus logros y de que sus sistemas de riego hayan evolucionado a un control autónomo y a una regeneración biológica que permite que el curso natural de las zonas boscosas transcurra como siempre debió ser.

Una imagen de mi mano que ha tocado el vidrio también se despliega, acompañada de un video por si se requiere saber más información. La descripción enciclopédica de la IA muestra: La especie humana es una forma de vida altamente evolucionada que habita en el planeta Tierra. Caracterizada por su inteligencia y cognición excepcionales, los seres humanos han desarrollado culturas, sociedades y tecnologías que han transformado su entorno y su propia existencia a lo largo de la historia. Su diversidad en culturas, idiomas y modos de vida ha llevado a la formación de comunidades y a la adaptabilidad en diferentes entornos. A través de logros científicos, médicos y tecnológicos, han demostrado su capacidad de comprender la biología humana y enfrentar desafíos globales. Sin embargo, también enfrentan responsabilidades en la conservación del medio ambiente y en promover la colaboración global para un futuro más sostenible y equitativo. ESTATUS ACTUAL: en peligro de extinción.

 

* Parte del libro La máquina de sueños perfectos, de Efraím Blanco. Ganador en la convocatoria nacional “Máquina de futuros” de la Revista Vórtice y la Dirección de Publicaciones y Divulgación de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos. Descarga abierta: https://libros.uaem.mx/producto/la-maquina-de-suenos-perfectos/

 

 

 

©All rights reserved Efraím Blanco

Efraím Blanco (Jiutepec, Morelos, 1974). Egresado de la Escuela de Escritores “Ricardo Garibay” del estado de Morelos. Estudió Lengua y Literatura. Fundador y director de la editorial independiente Lengua de Diablo. Ha obtenido el Premio Nacional de Cuento Juan José Arreola, el Premio Bellas Artes de cuento infantil y juvenil Juan de la Cabada y el Premio Nacional de Cuento Fantástico y de Ciencia Ficción. En 2023 es uno de los ganadores de la convocatoria para obra inédita “Máquina de futuros”, convocada por la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, con el libro La máquina de sueños perfectos.

 

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