saltar al contenido
  • Miami
  • Barcelona
  • Caracas
  • Habana
  • Buenos Aires
  • Mexico

Febrero 2022

EL DÍA QUE AGENTES NAZIS IBAN A MATAR A PABLO NERUDA EN CUERNAVACA. (México) Xalbador García

El miércoles 31 de diciembre de 1941 una columna del diario El Popular aparece bajo el título “¿Cuernavaca o Berlín?”. El texto da cuenta de la agresión que había sufrido el poeta chileno Pablo Neruda el domingo 28 de diciembre anterior por parte de supuestos agentes nazis en el Restaurante-Hotel Parque Amatlán, ubicado en la capital morelense y propiedad del alemán Roberto Kabler.

Neruda había viajado de Ciudad de México hacia Cuernavaca junto a la familia de Luis Enrique Délano y varios amigos más, algunos de ellos también representantes de Chile en México. Durante la sobremesa, los contertulios hablan sobre la guerra, abordan las últimas batallas del conflicto y se centran en el ataque a Pearl Harbor, hecho sucedido tres semanas antes y que había sido la circunstancia por la que los Estados Unidos entraban a la batalla. Junto con la decisión norteamericana, le siguió en el mismo sentido la de las autoridades mexicanas. Así Neruda y sus amigos brindaron a la salud de los presidentes Roosevelt y Ávila Camacho, sin saber que a su alrededor se gestaba el ataque en su contra por parte de agentes de la Gestapo.

En carta a Diego Muñoz y Alberto Romero, el poeta describe: “de pronto estos bandidos se levantan y se precipitan sobre nosotros, formados más o menos militarmente, armados de sillas y unos laques que fueron a buscar a sus automóviles. […] Haciendo el saludo nazi se lanzaron contra nosotros que naturalmente nos defendimos, a silletazos, bofetadas, etc. Pero eran muchos y, como os digo estaban armados. Yo recibí un lacazo que me partió la cabeza, no sin haber pegado algunos silletazos, pero os digo que tengo la cabeza dura. Algunos eran derribados y se levantaban felina y gimnásticamente”.

En Pablo Neruda: los caminos de América, Edmundo Olivares Briones recoge la mirada de Poli Délano, hijo de Luis Enrique y un niño en ese entonces, la cual es aún más acogedora de las circunstancias: “Mi padre me había empujado debajo de la mesa y desde allí retuve algunas imágenes: a Lola, mi madre, y a la Hormiguita combatiendo mano a mano junto a sus hombres con otros tipos que parecían, pienso ahora, bastante mejor preparados. Vi a mi madre reventar en la cabeza de uno de ellos una gran caja de fósforos de chimenea, gigantes; a mi padre defendiéndose, y a Neruda con la cabeza partida y la sangre corriendo a raudales”.

Cuando los nazis ven al poeta con el cráneo desecho salen huyendo. Creen que lo han matado. Neruda fue llevado a un consultorio donde al parecer es atendido por médicos que habían llegado de España con el exilio republicano. Por la tarde, y ya con una nueva anécdota que contar, la comitiva chilena tiene que pasar también por una tienda de guayaberas donde compran una nueva camisa para Neruda. La que llevaba puesta había quedado tapizada de sangre durante la gresca.

Heinz Wobeser, Von Teodhos, Von Warner, Rudolf Richard Korkowski, Alfred Streu, Guillermo Wolf, Guillermo Dohle y Fritz Hemminger fueron señalados como los agresores. Éste último fue apresado, horas después, en el restaurante “Charle Place”, donde había buscado refugio. Según David Schidlowsky, en Neruda y su tiempo: 1904-1949, el aprehendido era “un veterano de guerra y había actuado activamente en la defensa nacional de México. Al ser acusado por un semanario de atacar comunistas, había comentado: ‘ahora todos saben que soy un buen nazi’”.

La prensa nacional condenó el ataque y en el texto de El Popular se denunciaba el hecho no como una riña entre simpatizantes de lados opuestos de la guerra, sino como una agresión dirigida en contra de los partidarios comunistas. Llamaba a las autoridades a actuar en contra de todos los agentes nazis radicados en México. Y sobre todo pedía investigar esos locales de Cuernavaca que hacían de, en ese entonces, la pequeña ciudad, el nido preferido de los espías de Hitler en México.

© All rights reserved Xalbador Garcia

XALBADOR GARCÍA (Cuernavaca, México, 1982) es Licenciado en Letras por la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM) y Maestro y Doctor en Literatura Hispanoamericana por El Colegio de San Luis (Colsan).
Es autor de Paredón Nocturno (UAEM, 2004) y La isla de Ulises (Porrúa, 2014), y coautor de El complot anticanónico. Ensayos sobre Rafael Bernal (Fondo Editorial Tierra Adentro, 2015). Ha publicado las ediciones críticas de El campeón, de Antonio M. Abad (Instituto Cervantes, 2013); Los raros. 1896, de Rubén Darío (Colsan, 2013) y La bohemia de la muerte, de Julio Sesto (Colsan, 2015).

Realizó estancias de investigación en la Universidad de Texas, en Austin, Estados Unidos, y en la Universidad del Ateneo, en Manila, Filipinas, en la que también se desempeñó como catedrático. En 2009 fue becado por el Fondo Estatal pJara la CulturPoesía, ensayo y narrativa suya han aparecido en diversas revistas del mundo, como Letras Libres (México), La estafeta del viento (España), Cuaderno Rojo Estelar (Estados Unidos), Conseup (Ecuador) y Perro Berde (Filipinas). Fue editor de la revista generacional Los perros del alba y su columna cultural “Vientre de Cabra”, apareció en el diario La Jornada Morelos por diez años. 
Actualmente es colaborador del Instituto Cervantes de España, en su filial de Manila y mantiene el blog: vientre de cabra

Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.