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Puede 2025

Sayeh. Literatura, Arte y Mujer.

 

¿Cómo se definiría Sayeh Somayeh Sabokbar, Sayeh, como nombre artístico, a la hora de afrontar tu creación, y a la vez, cómo ha nacido el libro Las sombras? Si bien hay otros temas que abordaremos, ¿hay algo de denuncia en él, a parte de vivencias personales?

Creo que hay ambas cosas. “Decir” es el gesto más elemental del lenguaje, es nombrar lo que está, lo que se siente, lo que se vive. Pero cuando lo que vivenciamos duele o es injusto, entonces se convierte, inevitablemente, en denuncia. No siempre escribo con la intención de denunciar, pero muchas veces al nombrar algo —una ausencia, una violencia, una frontera— el poema ya está tomando una posición. A veces, decir es suficiente para incomodar o para abrir una grieta. No quiero que mi poesía sea panfleto, pero tampoco quiero que sea indiferente. Es un equilibrio difícil, pero necesario. La poesía tiene que tener verdad, aunque esa verdad no grite. Aunque no siempre en el sentido político tradicional. Estoy comprometida con la mirada, con la escucha, con las pequeñas historias que suelen pasar desapercibidas. A veces eso implica denunciar, otras simplemente decir. Por ejemplo, el poema «Mi ángel, Madre»

Perdóname,/por no ver cómo, en las noches silenciosas, te apagaste suavemente./Por no entender cómo tu cuerpo,/estaba lleno de luz y vacío de ese mundo./Perdóname,/por haber leído tus ojos sin comprenderlos,/por no haber escuchado,/en los latidos callados de tu corazón,/el sonido de tu despedida./Duerme,/duerme porque los dolores pasarán por tu recuerdo sin tocarlo,/duerme porque nadie más/dirá tu nombre con tristeza./Coge mi mano,/quizás todavía puedo ser refugio por tu fatiga,/quizás todavía puedo encontrar,/en un rincón de tus sueños,/un sitio para mí./Tu juventud/se perdió en la sombra de mis pasos,/y yo, en esta sombra,/soy la chica más sola de esta ciudad./Pero te prometo/que nunca más aceptaré la derrota,/que mi figura/permanecerá firme, como el recuerdo de ti./Perdóname,/por haber entendido demasiado tarde/que eras luz de Dios,/y que yo,/he quedado sola en la oscuridad.

es la voz de mi corazón que representa el lado emocional e íntimo de mi obra. Lo escribí especialmente después de la muerte de mi madre, una mujer que siempre ha sido —y sigue siendo— como un ángel en mi vida. Lo dediqué con todo mi corazón a todas las madres del mundo. En contraste, el poema «Tarat»,

Soy el alma de esta tierra antigua, /De la estirpe de Arash, la arquera, /He derramado mi sangre sobre mi cuerpo, /Acepto las heridas con mi espíritu. /Pasaré por las pruebas que vengan, /Sin dudas ni miedo, /Soy como Simorgh, /La ceniza arde en mi fuego…

escrito para una película de cine, tiene un carácter épico y está cargado de una energía colectiva que se vincula con lo histórico y lo social. Estos dos poemas reflejan dos polos distintos pero complementarios en mi universo poético: uno es la voz del corazón, el otro es la voz del pueblo.

A parte de una mujer que escribe, también hay en Sayez una artista plástica, una perfomance o una dibujante de cómics. ¿Cómo concibes el concepto de arte hoy en tu nueva vida en Barcelona? ¿Qué es para ti el arte …la creación en sí misma?

Para mí, el arte no es algo que aprendí, sino algo con lo que he respirado desde siempre. Desde niña, cuando mi madre tejía sus sueños con un pincel sobre el papel, dibujando los motivos de las alfombras como si bordara recuerdos, yo me sentaba a su lado en silencio y aprendía el lenguaje de la imagen desde el movimiento de sus dedos. Ella fue mi primera maestra, y sus manos, el primer museo que conocí. Dibujar, la ilustración, la poesía y escribir son los hilos con los que se ha tejido mi existencia. La poesía nació en mí cuando las palabras ya no cabían en el pecho. Con los versos de Forugh Farrokhzad, Ahmad Shamlou y las traducciones de Federico García Lorca, las palabras se transformaron en color, y las páginas en lienzos. Al principio, escribía para mí misma, como un susurro al oído del papel. Pero al entrar en la universidad y sumergirme en el mundo de las bellas artes y la comunicación visual, la poesía creció conmigo y se convirtió en un puente: entre la imagen y la voz, entre la emoción y la forma.

Abordemos el tema de vivir o exiliarse en otro país. ¿Cuáles son las razones y por qué tomaste est decisión de dejar Irán y trasladarte aquí en esta ciudad?

Responder a esta pregunta no es sencillo, pues mis raíces se entrelazan en una experiencia compleja y multifacética. Tal vez pueda decirse que mi migración comenzó con un gran amor— pero no ese amor que, al nombrarlo, inmediatamente desvía la mente hacia otra parte… Sino un amor escondido, quizás, en el silencio de lo prohibido. Debo decir que mi llegada a Cataluña fue un viaje entre los márgenes del conocimiento y la experiencia. Un viaje iniciado a través de mi tesis doctoral en la Universidad Pompeu Fabra, donde investigo la cuestión del “cuerpo” en el arte de las mujeres musulmanas y lo confronto en un diálogo intercultural con los movimientos feministas de vanguardia de los años setenta. En muchas sociedades patriarcales—o mejor dicho, en aquellas donde la desigualdad de género se halla tejida en cada fibra—el cuerpo es una especie de susurro: uno que debe callarse o hablar desde las sombras.

Mmmmm …el tema de la mujer y sus reivindicaciones de género es un tabú en tu país ¿no?

Mi investigación en el tema de la mujer es un intento de escuchar esas voces ocultas. Voces de mujeres que, a pesar de las censuras y las limitaciones culturales o religiosas, encuentran estrategias para expresarse; como si entre los muros lograran abrir pequeñas ventanas por donde se cuelan nuevas luces e ideas.

Has citado algunas poetas antes, pero ¿podrías poner un ejemplo de alguna artista visual?

Me concentro especialmente en las artistas mujeres de Medio Oriente—como Shirin Neshat— quienes han transformado el arte en una herramienta para recrear la identidad, la resistencia y la imaginación. Esta migración, para mí, no fue solo un cruce de fronteras geográficas, sino también una travesía desde los límites del silencio y la censura hacia el centro del diálogo

Veo tambíen que has impartido cursos en el campo visual ¿hubo algún problema a la hora de ofrecer estos contenidos?

Durante más de 15 años, enseñé Historia del Arte Mundial a mis estudiantes, además de Diseño y Arte Gráfico. Sin embargo, siempre existieron censuras, incluso para representar imágenes de mujeres o mencionar los movimientos feministas. En el mundo complejo en el que vivimos, el género ha perdido su significado real. Cuando las perspectivas pasan de hombre y mujer a simplemente ser humano, muchas desigualdades y violencias desaparecerán por sí solas. En este cambio, los muros de la discriminación caerán y cada ser humano, independientemente de su género, podrá enfrentarse al mundo y estar orgulloso de su identidad.

Al lado mismo de Irán se encuentra Afganistan que por la información política actual al mando de los talibanes, la mujer sufre enormemente ¿no es así?

En cuanto a lo que sucede con las mujeres en Afganistán, no se puede lograr un cambio real solo diciendo “soy feminista”. Este asunto requiere acciones más profundas y más allá de las palabras. Es necesario dejar de lado las creencias erróneas y, en su lugar, crear un nuevo espacio para el pensamiento, el diálogo y el cambio. Sólo cuando veamos a los seres humanos como iguales, con derechos iguales, podremos construir un mundo mejor. Un mundo en el que nadie sea humillado, acosado o limitado por su género. Tal vez ver estos problemas, desde detrás del cristal de un televisor o un móvil, sea temporalmente doloroso para quienes están fuera de estas comunidades, pero estas mujeres soportan un sufrimiento de manera continua. Su vida diaria está llena de lucha. Y el dolor y las limitaciones, se han convertido en parte de la realidad. Estar vivas, para ellas, es un fin en sí mismo.

Y ahora hablemos del futuro. ¿Tienes otros trabajos pendientes para ofrecer a tu audiencia y al público en general en el mundo que te mueves?

Tengo dos nuevos proyectos que espero publicar este año. Uno de ellos es un cómic basado en la novela Soledad de Caterina Albert (Víctor Català). Se puede decir que es el primer cómic que se inspira completamente en esta obra, llevándola al mundo visual. Una novela que ya de por sí está llena de imágenes y que fue escrita en catalán. El otro proyecto es una novela en catalán titulada Un poema simultáneo. Esta obra narra la vida de un poeta y profesora de literatura catalana que llega desde Pals a Barcelona. A lo largo de la historia, se enfrenta a eventos complejos y secretos que, como flashbacks al pasado, sumergen al lector en su mundo interior y emocional. Esta novela, además de sus profundos aspectos psicológicos, aborda dimensiones sociales y humanas complejas que gradualmente cautivan al lector. Se puede considerar como un viaje espiritual y social en el que, entre sus páginas, se revelan poco a poco los enigmas de la vida y los secretos internos de los personajes.

 

Pals es un pueblo y Barcelona una ciudad. ¿Cómo abordas su diferencia en tu narrativa?

En esta novela, he retratado dos espacios, uno rural y otro urbano, donde el contraste de los sentimientos de Carmen, la protagonista, es completamente palpable para el lector en ambos entornos. Este contraste entre la calma y simplicidad del campo y el bullicio y la complejidad de la ciudad hace que Carmen, en su búsqueda por encontrar su identidad y el significado de su vida, enfrente desafíos profundos y personales en cada uno de estos espacios. Estos contrastes espaciales y emocionales otorgan a la novela una dimensión compleja y multifacética, que sumerge al lector en los conflictos internos y psicológicos de la protagonista.

Anteriormente me hablaste en nuestra conversasción informal tomando un café, de otra novela, en este caso gráfica. Cuéntame.

Mi novela gráfica titulada 23 horas mas 60 minutos en la calle es una narración visual de los eventos que ocurrieron durante la pandemia de COVID-19, desde la perspectiva de un adolescente pobre que vive en la calle. En esta obra, utilizo exclusivamente imágenes para contar la historia, sin palabras o diálogos.

Las imágenes simbólicas juegan un papel esencial en la transmisión de conceptos y emociones. Símbolos como la mariposa, que representa el cambio y la transformación; la abeja, que simboliza el trabajo incesante y el esfuerzo diario; la hormiga, que hace referencia a la solidaridad y el trabajo colectivo; y el cerebro, que aborda los pensamientos y las complejidades mentales de los personajes, todos juntos trazan una imagen compleja de la vida en medio de una crisis mundial. Estos símbolos, a pesar de la ausencia de texto, ayudan al lector a comprender la historia y conectarse con las emociones y tensiones internas del personaje principal. Las ilustraciones de este libro se centran principalmente en las emociones humanas, las relaciones sociales y los efectos de la pandemia en la vida individual, y de alguna manera expresan las ansiedades, esperanzas y desafíos que las personas experimentan en este tiempo. Esta obra gráfica trata de transmitir un mundo de conceptos humanos y sociales utilizando únicamente el lenguaje visual, sin el uso de palabras.

Bueno pienso que queda definido y descript tu trabajo en esta conversación y en este nuevo país, Catalunya. Muchas gracias Sayeh.

Gracias a ti y al equipo de Nagari en Miami. Un abrazo.

            Eduard Reboll

Nota.

Enlace en lengua persa de Sayeh

·      https://www.aparat.com/v/z9sdD

Libro 23 horas mas 60 minutos en la calle

·      https://www.eccediciones.com/comic/23-horas-mas-60-minutos-en-la-calle

 

 

 

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