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Octubre 2023

OSMÁN AVILÉS: SENCILLEZ, GENUINIDAD Y SAPIENCIA PARTE II. Héctor Manuel Gutiérrez

Continuemos el ameno intercambio con el poeta habanero Osmán Avilés, ya aventurándonos en sus andanzas como escritor. En esta segunda parte de nuestro encuentro, conecto otros datos biográficos y algunas impresiones del autor relacionadas con la literatura.

Ya has compartido experiencias en tu educación en el hogar e instrucción escolar, que marcaron tu trayectoria como estudiante y luego como profesional. En ellas no olvidas figuras dentro del círculo familiar, que han dejado huellas imborrables en tu formación como hombre e intelectual. Más de una vez se ha dicho que cada emigrante tiene su historia: nacimiento y crianza amoldados por las circunstancias —familiares, regionales, nacionales— que culminan, como el ejemplo clásico de Ulises y la isla Ítaca, con las experiencias acumuladas lejos del lugar de origen. ¿Cuál es la tuya?

Imágenes de dos islas icónicas, Ítaca y Cuba.

Bueno, cuando salí de Cuba pensaba que regresaría al cabo de un año, que es el tiempo en el cual transcurre todo noviciado. En mi caso, el destino me condujo a Estados Unidos, no porque lo deseara, sino porque ya había abandonado la Orden de los frailes y no podía permanecer en territorio mexicano a menos que cambiara mi estatus migratorio. Los frailes de México y de La Habana me enviaban comunicados a través de correo electrónico o utilizaban a mi madre como mensajera, alegando que yo debía ir a la oficina de Inmigración más cercana y decir que ya no estaba bajo la tutela de los frailes. De hacer eso, me declaraba automáticamente ilegal en ese país. En ese momento, Cuba ya no era una opción. No pasó por mi cabeza regresar, sino que debía seguir rumbo hacia Estados Unidos, donde probar suerte y encontrar nuevas oportunidades.

Al recordar mi etapa en Miami, me gusta compararla con la degustación de una taza de café. Conocer el sistema de vida y estar a la altura de cualquier ciudadano común hubo de ser como sentir el ácido y atractivo sabor del café recién molido. Es un país con muchas libertades. Hace madurar a fuerza de caer y volverse a levantar. Beber esos pequeños sorbos era entender que a cada paso me esperaban nuevos retos, ser independiente; en fin, detectar el amargor y la suavidad de una taza de café que, por excepcional, no venden en ninguna otra parte. Agradezco a Dios ese tiempo de aprendizaje, de soledad compartida en Miami, que me ha acompañado al venir a Puerto Rico, también territorio estadounidense.

Anuncio presentación de Osmán Avilés en las Islas Canarias.

 

¿Existe algún personaje en tu círculo familiar que dejó huellas imborrables en tu formación o que haya impactado tu perspectiva existencial como hombre e intelectual?

Había un personaje muy curioso, que no dejaba de asombrarme y que contaba mi abuela María, abuela materna. Aunque no lo conocí, este era un pariente de abuela, casado con una prima hermana de ella. Se trataba de un sirio, quien enfermó de cangrena en una de sus piernas producto de una herida mal tratada, razón por la que el doctor debió amputársela. Hasta esta parte de la historia, todo parecería normal, pero lo curioso del sirio es que ordenó enterrar en el cementerio su pierna. Pasó el resto de su vida con muletas para caminar y en la hora postrera, en su lecho de enfermo, pidió a sus familiares que, al morir, este fuera enterrado junto con su pierna, deseo que se le cumplió al pie de la letra. Desde un punto de vista existencial, he recordado siempre a este lejano pariente sirio, quien añoró durante muchos años la pierna perdida y tuvo, al final de sus días, la realización de su deseo. Pero la vida tiene un significado más allá de la pérdida, la cual es parte de lo cotidiano y es en lo cotidiano, donde debemos aprender de la vida, a no dejar las cosas por descontado, hasta las más efímeras, a mirar conscientes sin negarnos al asombro, el que sigue siendo privilegio de los niños, incluso, en la era digital y el verdadero rostro de la plenitud.

Carátula del libro INTERPELACIONES.

¿Cuál es tu impresión del medio artístico-literario en los espacios donde te has movido? De acuerdo con tu experiencia, ¿tienes alguna opinión en particular, con respecto a los llamados concursos literarios?

Son dos puntos en una misma pregunta. Primero, el medio artístico literario que he conocido me ha resultado ameno. En ocasiones, he conocido a personas que han sido de mucha afabilidad conmigo y luego se han convertido en excelentes amigos dada su apertura de corazón y mi reciprocidad. Gente sencilla es la mejor, sin poses ni hipocresía. En otros momentos, he visto lo irónico en las circunstancias, pues muchas veces los escritores (personas con las mismas necesidades que nos impone la sociedad), se comunican desde sus sensibilidades sin apartar sus grandes egos de poeta, escritor o novelista, los que buscan hacerse notar cueste lo que cueste. He mirado con tristeza, rencillas entre escritores, entre editores, o entre ambos, como si la vanidad pasara a ser un instrumento de salvación y no morirían mañana. A título personal, hay algunos escritores que no me aceptan y hemos tenido cierto desencuentro. Lo entiendo, porque como es natural no puedo simpatizar a todos por igual; dar un saludo no deseado, considerando que el otro o la otra puede tomar la iniciativa; tampoco complacer a cierta petición de escribir una nota acerca de su libro o grabar un video a aquel o aquella para YouTube si no es mi deseo hacerlo. Las antipatías existen desde que el mundo es mundo. En definitiva, soy un hombre amable y es lo que debe importar, dedicado a la búsqueda de mi propia felicidad, la cual dura el tiempo exacto de esa gratificación espiritual que recibo al escribir y publicar un libro. Segundo, no me atraen los concursos literarios. Particularmente, reconozco la importancia de estos como medio de desarrollo entre los escritores que se forjan una carrera, participando en ese tipo de competición. Pero no es la única forma de hacer carrera literaria. Conozco a escritores muy buenos que nunca participaron en un concurso y poseen una gran obra. Por otro lado, no es un secreto que el arte del escritor es el más pobre del mundo y que hacer libros donde no se lee, al decir del autor español Ramón de Mesonero Romanos, es como fabricar rosarios en Pekín. Así ha sido a través de los siglos. Por eso, concursar es una manera de obtener dinero por la escritura. En mi caso, he participado en algunos concursos, aunque pocos, pues no he sido tan organizado para buscar sus bases y seguirlos a pie juntillas. Me falta concentración, casi nunca la he tenido para participar en concursos.

Me identifico plenamente con tu sensibilidad ante el impacto de los criterios y críticas destructivas en algún que otro escritor que, en determinados casos, traspasan la línea moderada de protocolos civilizados. Nos queda el consuelo de saber que no es nada nuevo: Lope de Vega nunca dejó de atacar a Cervantes, Camus y Sartre protagonizaron una horrible comedia basada en sus respectivas vidas íntimas; gracias al violento choque personal entre Manuel Bueno y Valle-Inclán, este último perdió un brazo; y más recientemente, los ataques entre los chilenos Roberto Bolaño e Isabel Allende dejaron mucho qué desear. Recuerdo aquella expresión del poeta/cantor Facundo Cabral en la que recordaba una frase de María Teresa de Calcuta: «perdónate tú primero y dejarás de criticar». Las críticas malignas, sin duda existen, y creo con firmeza que usualmente describen más al crítico que al criticado. Por supuesto, la vida continua con sus altas y sus bajas. Mientras tanto, esperemos reconectarnos a otros aspectos de tu rica trayectoria en un futuro segmento.

Quod scripsi, scripsi.

FIN PARTE II

 

© All rights reserved Héctor Manuel Gutiérrez.

Héctor Manuel Gutiérrez, Ph.D., es instructor de español avanzado y literatura hispana. Funge como Lector Oficial de Literatura y Cultura Hispánicas en el programa de evaluación superior Advanced Placement, College Board/ETS. Colaborador mensual de la revista musical «Latin Beat», Gardena, California. Miembro/fundador de la revista literaria «La huella azul», FIU, Miami, Florida. Editor de contribuciones, «Revista Poetas y Escritores Miami», Miami, Florida. Colaborador «Revista Suburbano», Miami, Florida. Colaborador/ columnista, «Nagari Magazine», Miami, Florida. Colaborador «Linden Lane Magazine», Fort Worth, Texas, Colaborador, «Insularis Magazine», Miami, Florida. Es autor de los libros: Cuarentenas, marzo 2011, Cuarentenas: Segunda Edición, Cuando el viento es amigo, Dossier Homenaje a Lilliam Moro, De autoría: ensayos al reverso. Les da los toques finales a Encuentros a la carta: entrevistas en ciernes, a publicarse en 2024, La utopía interior: estudio analítico de la ensayística de Ernesto Sábato, a publicarse en 2025, y la novela El arrobo de la sospecha, a publicarse en 2026.

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