En el rincón más profundo de mi clóset y de mi corazón,
donde no entra la luz, solo mis pensamientos y recuerdos,
guardo anhelos con tu nombre.
Dentro laten cartas, lágrimas y sueños plasmados en madrugadas largas,
cuando la ausencia arde en mi pecho
y las palabras tiemblan en mis manos.
Escribo porque este amor necesita un lugar donde quedarse;
porque, si no lo dejo vivir en el papel,
se me desborda en el alma y me ahoga.
Estás vivo y ausente, hijo mío,
y esa ausencia arde más que cualquier herida.
Respiras bajo el mismo cielo que yo,
pero no puedo mirarte a los ojos,
ni escuchar tu voz, tu risa,
ni sentir el peso de tu abrazo rodeándome.
A veces, entre estas paredes,
cierro los ojos y te imagino llegando
como antes, con tu grito: “¡Ya llegué, mamá!”,
ese grito que apacigua el alma de una madre.
Y aunque abra los ojos y no estés,
ese instante inventado —nacido solo para mí— me hace sonreír,
respirar para alcanzar tu aroma
y calmar mi corazón angustiado.
Cada carta que guardo es un abrazo suspendido,
una palabra que se quedó a medio camino,
un pedazo de mí que siempre va a añorarte.
En esas hojas vive el eco de tu risa
y tu mirada llena de amor en mi memoria;
sin embargo, el hueco que dejaste en mi alma
arde como carbón encendido en mi pecho.
Te nombro en silencio
para que nunca se me olvide
cómo suena tu nombre en mi boca.
Este amor no espera recompensas;
solo crece
y sueña con algún día sin fecha
volver a ver tus ojos y tu rostro.
No pido explicaciones por tu ausencia,
no cuento los días ni las noches eternas,
porque mi amor de madre no se mide en presencias ni en ausencias:
solo permanece y crece,
arde como fuego infinito en mi corazón y en mi memoria,
y sigue latiendo
aunque mis brazos no puedan abrazarte.
Y en algún rincón del mundo, sé que algo en ti se detiene un instante,
como si escuchara mi nombre,
y supiera que sigo ahí.
Aquí sigo, hijo mío,
escribiéndote en silencio,
con la certeza de que este amor
viaja más allá del papel
y te alcanza, aunque no me veas.
© All rights reserved Erendira Paz López

Erendira Paz López. Psicóloga clínica egresada de la Universidad Autónoma de Sinaloa (2006–2011), con especialización en salud mental, psicoterapia humanista, género y adicciones.
Ha trabajado en instituciones como el Hospital Pediátrico de Sinaloa, clínicas de rehabilitación y programas de formación con CEPAVIF y SEMUJERES.
Colaboradora en medios como TV Azteca Culiacán, TVP, Grupo ACIR y la revista Gente Sinaloa.
Cuenta con certificaciones otorgadas por CONOCER, CONADIC y la CNDH en violencia, derechos humanos y atención psicosocial.
Entre 2019 y 2022 coordinó en Culiacán las acciones de la Ley Sabina, enfocadas en la defensa de los derechos económicos y judiciales de madres e infancias.
Actualmente reside en Canadá, donde ejerce como terapeuta, acompañando a mujeres migrantes en sus procesos de empoderamiento, reconstrucción emocional y fortalecimiento identitario.