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Agosto 2019

LA CONTRACULTURA Y EL UNDERGROUND EN BARCELONA. Eduard Reboll

Preámbulo

La populirazación de estos términos se origina en la California beat y posteriormente hippie de mediados de los 50 y principios de los 60. Unos prefieren el primer término porque esboza el ir-contra la cultura establecida del momento. Otros eligen la terminología underground porque piensan que visualiza más el movimiento que operaba bajo la clandestinidad en el campo de la cultura. Frank Zappa “La cultura oficial sale a tu encuentro, pero la underground tienes que ir tú”. Una ideología que mayoritariamente se practicó “bajo tierra”, es decir, desde la privacidad o el escondite, pero desde una actitud casi siempre desafiante y renovadora.

¿Cuáles son algunas de sus características? …el rechazo a lo material, a la prohibición, al autoritarismo, a favor del amor y en contra del odio. La lucha contra la guerra de Vietnam que asediaba a la juventud americana hacia su tumba. El amor por las drogas como la marihuana o el LSD que abría nuevos caminos a la imaginación. Personajes como Jack Kerouac y su libro “En la carretera”, Allan Ginsberg y su poemario “Aullido”. Películas como Easy Rider de Dennis Hooper y el nacimiento del cine independiente americano de John Cassavettes. El resurgimiento de la cultura popular o el propio feminismo con una Jane Fonda al frente de las manifestaciones. El mayo del 68 en París o la matanza de estudiantes en la plaza de Tlatelolco en México, la primavera de Praga…el movimiento de la izquierda en Latinoamérica a raíz de la revolución cubana. El mítico festival de Woodstock o la revuelta del colectivo homosexual a partir de los disturbios en Stonewall del cual, este año, se celebra su cincuenta aniversario.

El movimiento llega una década más tarde a Barcelona aproximadamente …pero llega. Y se desarrolla en otras condiciones debido a las circunstancias políticas del país. No solo lo hace contra el poder establecido por el régimen, sino contra los mismos agentes políticos que querían combatirlo desde la ocultación bajo unas directrices muy unidireccionales que no a todo el mundo nos gustaban.

 

Barcelona 1971. Ateneo Montserrat.

 

A la salida del instituto de secundaria, entre cabizbajo y temeroso, un compañero de clase me dijo unas palabras al oído: “La revolución la implementó Trotsky; no lo olvides. Apúntate al PORE (Partido Obrero Revolucionario Español)”. Unos días atrás, en una asamblea para decidir si íbamos a una huelga general para protestar contra la detención de unos líderes sindicales, uno de los ponentes se acercó y me dio una octavilla de denuncia de la situación “…el PCE (Partido Comunista de España) es un traidor. Solo la huelga general salvará a los obreros de la opresión capitalista. ¡Abajo la dictadura! Fdo. PCI (LP). Es decir, “I” de internacional y “LP” de línea proletaria. Y así, sucesivamente, hasta quince organizaciones más, con dos puntos en común en aquella España: la caída del régimen franquista  – …objetivo perfecto –  y la militancia estricta para combatirla   – …horrible, cerril e impositiva, pero eficaz estratégicamente hablando.

 

El último punto era donde yo no me identificaba. Veía la “militarización” de estas organizaciones en nombre de la libertad, como un régimen tanto o más contradictorio que el que veníamos sufriendo bajo la opresión y queríamos combatir. Para la mayoría justificable; para unos pocos, de los cuáles me cuento, sin sentido y autoritario. Cito:

 

Tirada de panfletos de contenido revolucionario en el metro a las cinco de la mañana. Reunión de la célula con sujetos bajo nombre cifrado. Consignas. Consignas del partido. Consignas del comité. Consignas del líder de los compañeros. Asambleas de trabajo. Asambleas minúsculas con el voto a mano alzada en la célula. Directrices. Estudio de la biblia marxista o el materialismo histórico. Juramentos a la causa. Clandestinidad y discreción en la conducta social. Algún ejercicio práctico, por si venía la tortura, y protegernos para no “cantar” en comisaría ante los servicios de inteligencia.

 

Conclusión: yo era débil; me negué. Dos fueron las razones. Primero por ser un sujeto anti reglas, algo payaso, narcisista en mi modo de ser – …uno es quién es – y en contra de cualquier ceremonial burocrático que implicase usar la ocultación. Segundo, un escueto pellizco en mis mejillas o la simple teatralización ante el rostro de un torturador deslizándome el filo de su cuchillo en mis partes privadas, hubiese sido el detonante para una delación. Toda la estructura política del grupo, hubiera caído el mismo día del interrogatorio. Sigamos.

Miembros de la Comuna de Naranjos 50 años (aprox.) más tarde en un encuentro en Barcelona

 

 

Al final de la adolescencia, me di un regalo que marcó mi vida. Copiando a mis amigos del Grup de Joves (…un colectivo independiente de jóvenes que combatimos la dictadura en el barrio de Hostafrancs) me marché de casa a los diecisiete. Tomé mi propia autonomía. Y decidí ir a vivir con un grupo de gente a una comuna. La Comuna de Naranjos. Sí.

 

A implementar el sueño supuestamente comunista y en libertad bajo la vivencia real en su día a día. A compartir casa, tareas del hogar, salario, libros, comida, música, viajes, vehículo, ideas políticas, ropa, hachís, pertenencias, sexo y amor libre, un sinfín de costumbres con sello propio y algunas innombrables a día de hoy, que no cito por respeto. Allí empecé a vivenciar dos sintagmas que, con distintos altibajos, me han acompañado en el Aquí, a lo largo de mi jornada como sujeto en este planeta: la libertad individual y el compromiso.

 

¿Tiene que ver esto con la contracultura o el underground? Para un lector mayor de 60 años barcelonés o de otra ciudad del mundo hoy, la pregunta sobra. Muchos de los valores aquí expuestos en el párrafo se gestaron en aquel periodo. Sin embargo, para las generaciones venideras, no.

 

Les dejo la voz bajo la cita, de algunos de los auténticos incitadores y protagonistas que hicieron eco de esta ideología plural y a veces mal entendida durante más de una década en Barcelona. Desde los 70 hasta y mediados de los 80, aproximadamente, en aquella España a finales de la dictadura y principios de lo que se denominó: etapa de la Transición.

 

 

Barcelona 2019. Ateneo Barcelonés.  

 

Hay una conferencia en el aula Maria Mercè Marçal , moderada por David Castillo “Vigencia y años de la Contracultura”. Convocados a ella: Pepe Ribas director de una revista mítica de este movimiento Ajoblanco. Canti Casanovas, autor de La Web sense nom un espacio digital que recoge lo mejor de esta corriente y aquella época bajo documentos. Nazario uno de los más destacados ilustradores y promotores del underground-canalla en los cómics de la época (El Víbora, El Rrollo Enmascarado…) y Ana María Briongos, escritora y una auténtica mujer-libre de la época, viajera y amante del Oriente .

“Hay que hacer un homenaje a María José Ragué, recientemente fallecida del cual yo diría que, gracias a su libro California Trip, ed. Kairós, surge el origen de todo lo que fue aquel movimiento. A día de hoy, cualquier barcelonés que quiera conocer la historia contracultural de la ciudad y desee indagar en las corrientes republicanas y libertarias de los setenta, estudiar la parte transgresora que por aquél entonces escandalizó los valores estéticos y morales de la sociedad biempensante …tendrá que acudir a los archivos de la revista Ajoblanco. La contracultura, más que una cultura en sí misma, fue una actitud. Un vivir fuera del sistema. Fue la cuna de los movimientos sociales hoy vivos como el movimiento libertario, el ecologismo, el antimilitarismo, el feminismo etc. El punk -que es el nihilismo puro, el no-hay-futuro–  lo sustituyó posteriormente” Pepe Ribas.

“Llegué en el 72 a la ciudad. Todos estábamos esperando a que Franco muriera bajo esta cultura clandestina que yo le llamo underground y que dura, para mí, hasta los inicios de los 80. Donde se incluían otros géneros como el cine, la música, el teatro o el propio arte de escribir. La censura previa era nuestro impedimento. Frases, palabras, dibujos fueron objeto de prohibición. Aprovechando el I festival de Canet Rock, yo saqué de manera clandestina mi edición de trescientos ejemplares de La Piraña Divina. Tuve que huir de la ciudad y refugiarme en Sevilla y después Marruecos. Al inicio de la Transición, cuando gobierna Adolfo Suárez, vino la época del destape y al estar liberada la condición y las publicaciones de este género, empezó a no tener mucho sentido el prefijo ‘under’ ya que todo estaba a la vista del público”. Nazario Luque

El pintor Ocaña, Camilo y Nazario en las Ramblas

 

“Mi aportación la baso en un concepto muy preciso: los viajes. Yo me marché de casa y cogí el primer barco de las Líneas Turcas y me fui a Beirut sin saber hacia donde quería llegar. No sabía dónde iba. Pero sí, que los Beatles habían ido a la India a descubrir otros mundos. Era una joven demasiado liberal para la época y aterricé en Kandahar en Afganistán. Allí viví en un hotelito. Era la única mujer y estaba rodeado de pastunes. Al regresar, acabo la carrera de Física para poder ser “alguien” y mi vida se transforma cuando consigo una beca en la embajada iraní para aprender lengua persa y especializarme en su literatura”. Ana María Briongos

 

“Particularmente, hablaría de cultura alternativa más que de contracultura y la ubico entre el 68 hasta el 77. Desde la cultura oficial no se hacía nada y nosotros tuvimos la oportunidad de llenar este vacío.Las drogas tuvieron un peso importante y aun no entiendo por qué están prohibidas” Canti Vilanova.

 

El nuevo giro de la ultraderecha en el mundo actual predice que si seguimos así …estará al caer una neo-contracultura o un neo-underground. De hecho ya están aquí los gérmenes: el nuevo LGTBIQ, movimiento vegano, el poliamoroso, el de residuos-0, los movimientos en pro de un turismo sostenible y respetuoso con las culturas autóctonas, los originados para un lenguaje inclusivo, la radicalización feminista a partir del colectivo Me-Too o las Femen, los okupas, los anti desahucio, el movimiento cooperativo o abierto a la inmigración en la frontera del Río Bravo, el que salvar del naufragio en el Mediterráneo a los que lo cruzan como Open-Arms, o los propios antisistema en el 15-M en España son el frutos de estos grupos que germinaron en una época donde después de la II Guerra Mundial o la Guerra Civil Española: o te convertías en un integrado baby-boomer, falangista o pijo… o te rebelabas contra lo establecido.

 

La insurrección y el cuestionamiento del ser humano ante la realidad que le ha tocado vivir es lo que ha dado pie a la evolución de la especie por sí misma en pro de la justicia, la libertad y los derechos humanos. Es decir, la canción de la época del mismísimo señor Julio Iglesias, iba errada en su letra cuando la popularizó.

 

Conclusión: “La vida …no sigue igual”.

 

© All rights reserved Eduard Reboll

Eduard Reboll Barcelona,(Catalunya)

 

 

Interesante descrpción del movimiento underground integrado en su mayoría por artistas e intelectuales de la época. Transformados hoy en movimientos ecologistas, etc. Felicitaciones por este trabajo,
Gràcies Eduard. Si, ahora dicen aquello de "pensar global y actuar local". De todo ello quedaron cosas y ninguna nostàlgia. Memórias personales sinceras que son las más necesarias por ser de verdad
Muy interesante Eduard, un buen reflejo de una época desde lo vivido personalmente y el ambiente del momento. Pensaba en ello viendo la exposición sobre la revista "El Víbora" y los dibujos de Nazario en el Museu Nacional d'Art de Catalunya: todo se institucionaliza!.. Me han parecido especialmente interesantes los comentarios finales de qué es hoy el equivalente a la contracultura y el underground y los movimientos emergentes....a ver que viene.....
Apreciado Eduard, interesante tu punto de vista de lo que fue el movimiento underground, de la Barcelona de la época, muy honesto, y al punto, te felicito es una mirada lúcida y de muy dentro......Abrazos.

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