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Puede 2023

LA MUERTE TIENE UN PRECIO… Y UNA SONRISA. Eduard Reboll

Bien no confundamos el título en presente con el western La muerte tenía un precio en pretérito; película, por cierto, de Sergio Leone que tenía como protagonista a Clint Eastwood y hasta un lúgubre personaje interpretado por Klaus Kinski y su razón de ser con un caza recompensas en espera de cobrar su merecido. No, no es este el caso.

 

 

 

La muerte tiene un precio hoy, porque el recibo que me pasó mi madre ayer por la noche fue de € 32.52 euros de la funeraria Santa Lucía la que va a atender su velorio. Y me dio a deducir que ya lo tiene que pagar quien escribe, porque su deceso ya viene pronto. Tranquilos, lo dijo con el humor de una mujer que lo que más le preocupa este jueves, no es su desaparición a sus noventa y cuatro años, sino el dirimir en el ahorro y lo que puede hacer con esta porción de capital al finiquitar este mes de abril. He dicho.

 

Conclusión

 

Hay que decidir por la madera del féretro, entre caoba como objeto de lujo o pino mediterráneo, en un momento donde la ecología de los bosques es fundamental. Yo le di a entender que una caja biodegradable durante el cortejo fúnebre sería una buena opción para no problematizar más el cambio climático que vivimos en este planeta. “A mí no me andes con pamplinas científicas, quiero el lujo y el reinado que me merezco. Para eso he pagado por veinticinco años mi despedida”. Sigo, o mejor dicho, sigue.

 

 

 

      — Desearía el cementerio de Montjuïc para poder estar con los míos y ver el

           mar desde mi nicho. Siempre he soñado que mi esqueleto se ubique frente

           al Mediterráneo.

      — Pero mamá ¿me dijiste que querías estar incinerada?

      —¡Ay es verdad! Bueno pon un poco de cenizas en esta lápida para que después

           podáis santiguaros en esta montaña cada vez que subáis aquí a visitarme.

— Esto vale € 652 euros. Incluido el proceso de traslado de los restos de mi

     hermano. Por cierto ¿Ya tienes el testamento vital?

— Por supuesto me costó € 250 euros ante notario.

—¿Pongo la cruz en el velatorio o sólo tu imagen?

— Yo no soy creyente como sabes, aunque rezo cada día por ti. Pero bien, esto es

     cosa mía. Ponme la cruz y el rosario de plata de la abuela y avisa al sacerdote

     Don Julián que él sabe lo que quiero que diga.

—¿Pero esto no lo estamos pagando? ¿Y en qué parroquia está? ¡Dios mío!

— Lo ves has dicho “Dios mío” y tú eres atóstico o monóstico. No sé cómo se dice.

— Agnóstico.

— Eso …Apóstico.

       — De coronas tenemos dos de € 150 euros cada una y están cubiertas.

       — Cubiertas no, tonto. Así nadie verá las rosas y las gardenias que tanto me gustan

            a mí.

       — Me refiero que el seguro las paga. Eso quiere decir cubiertas en esta oración:

             “pagadas”.

       —¿Me harás un poema en la esquela?

       — Sí mamá. Esto es gratis

       — Qué catalán eres. Siempre pensando en el dinero.

       — Esto lo heredé de ti. Si no ¿por qué me toca ahora que aún no has muerto pagar

            el recibo mensual del seguro funerario. ¡Tiene huevos la cosa!

       — En el escritorio de arriba tienes el sobre con € 500 euros para que hagas una

            comida con toda la gente que venga al restaurante que te dije después de

            que tiréis una parte de las cenizas al mar.

       — Tengo una lista con más de cien personas que vendrán. Nos toca comer con € 5

            euros. Con esto no llega ni para un chupito de vino de mala calidad.

       — Ese es tu problema… “La muerte de tu madre tiene un precio. ¡Faltaría más!”

 

 

 

Y que conste que he evadido hablar de la lápida mortuoria, el impuesto de sucesión, las joyas de luto, el memorial en la sala, la ropa de despedida, el servicio fúnebre completo, el testamento…

 

        —Al final hay una canción después de la última palabra de despedida que se llama

            Va pensiero de la ópera Nabucco de Giussepi Verdi. ¿No es así mamá?

        —Sí hijo mío, no te olvides. Esto no cuesta dinero y se lo dices al director de la

            ceremonia. Venga sírveme la cena que es tarde.

 

  •  

Va, pensiero, sull’ali dorate;

va, ti posa sui clivi, sui colli,

ove olezzano tepide e molli

l’aure dolci del suolo natal!

 

 

¡Vuela, pensamiento, con alas doradas,

pósate en las praderas y en las cimas,

donde exhala su suave fragancia

el dulce aire de la tierra natal!

 

© All rights reserved Eduard Reboll

Eduard Reboll Barcelona,(Catalunya)

Gracias Marta... Siempre el humor es una salida al tema en cuestión.
Que bella madre !!! Y un hijo que relata con amor y emoción la complicidad creada .
La realidad es una sola y es lo más seguro que tenemos en la vida y se llama Fin, End. Aunque el precio a veces sea alto pero más alto son los sucesos vividos y al final no tienen ningún sentido. La vida la hacemos con un sentido para sobrevivir hasta que llega este momento por edad cronológica o por otro evento pero todos llegamos y de ahí???? Habrá que seguir pagando más precios altos y de que y porq que??

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