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Febrero 2025

FENOMENOLOGÍA DE LA APOCRIFACIDAD EN BORGES, MENARD Y VALDÉS. PARTE I. Héctor Manuel Gutiérrez

La literatura no es agotable, por la suficiente

y simple razón de que un solo libro no lo es.

El libro no es ente incomunicado: es una

relación, es un eje de innumerables relaciones.

Borges.

Introducción

            Partiendo del tema de la autoría, y a la vez tocando algunos puntos de coincidencia, busco no sólo hacer un breve estudio de un cuento de Borges, sino también de un enfoque interpretativo entroncado con las teorías del lector que vieron la luz a mediados del pasado siglo y en el que caben, por su flexibilidad, las ideas de otros planteamientos adyacentes o engendrados después de pasado el impacto de los primeros.[1] Hago esto con la pretensión de abrir caminos a más posibilidades de lectura. Aunque mi trabajo lo mueve una intencionalidad académica, sin ir a extremos, propongo valerme de un medio de documentación menos formal, que me permita darle énfasis al proceso y predominio a mi propio discurso.  La tentativa ha de abarcar mi experiencia con la lectura de la obra y con la faena que asumí, pero, en última instancia, si tengo éxito, el proyecto hará acentuar la re-evaluación de mi plan sin descuidar el aspecto narratológico. Mi ensayo, una re-escritura de otro inédito, aunque es trabajo de investigación, por su naturaleza auto-evaluadora debe enfocarse como un esfuerzo de síntesis. El nuevo intento busca como producto final, un acercamiento en el que ha de pesar más el procedimiento que se plantea y menos la creación literaria que se utiliza como excusa en la praxis.

Para mi análisis he escogido el método que presenta el profesor Mario J. Valdés en su bien desarrollado ensayo «Teoría de la hermenéutica fenomenológica» (Reyes, 167-184). En ese ejercicio filológico, el catedrático, además de explicar con lujo de detalles las características del plan, presenta la metodología como una importante contribución al estudio de las ciencias humanas. El autor identifica el enfoque con los enunciados de los alemanes Heidegger y Gadamer y los franceses Merleau-Ponty y Ricoeur, a la vez que admite la influencia de la obra de Vives, Vico, von Humbolt, Unamuno y otros. Como premisa de mi propia versión del método, he de agregar que trato de alejarme de acercamientos extremistas, como serían, por ejemplo, el de la hermenéutica del romanticismo y del desmontaje de Derrida, con la finalidad de mantener el carácter humanista que debe definir mi estudio en términos contemporáneos. Otros métodos enmarcados con regularidad en las teorías historicistas y las teorías formalista se aventuran en un juego peligroso que promueven a veces la «deshumanización» del proceso, debido a argumentaciones en diacronismo y sincronismo o por razones inherentes a la experiencia lingüística que conlleva el contacto con el texto. En la hermenéutica fenomenológica el encuentro de dos o más subjetividades, como Mario J. Valdés enfatiza, apela a un ingrediente fundamental: la experiencia humana y el yo personal. Felizmente, para el propósito de mi trabajo, la oportunidad de «humanizar» la experiencia en mi intento de aprehender el texto, me ofrece posibilidades infinitas de «re-escritura», por lo que la propuesta de Valdés me resulta particularmente atractiva.

Como se deducirá si se compromete una lectura seria y activa, he tratado de respetar los siete puntos que Valdés considera indispensables su teoría fenomenológica. A saber:

1) Se debe buscar un significado compartido.

2) Se debe establecer la relación escritor/texto y lector/texto.

3) Debe haber campo para condiciones indeterminadas de la lectura.

4) Se debe superar la enajenación original del texto.

5) Se debe buscar una actualización del texto virtual.

6) No se debe abandonar la explicación formal del texto.

7) No debe fijarse un sólo significado del texto.

Aunque la experiencia con la lectura me dictó hacer algunas adaptaciones, para mi análisis he decidido seguir la idea de las cuatro dimensiones del texto sugeridas por Valdés: la dimensión formal, la histórica, la fenomenológica y la hermenéutica. Esta última, si bien tiene su apartado, la hago aparecer parcialmente fusionada en el resto de las dimensiones. Me he tomado la libertad de agregar una quinta: la humana. La inclusión de la relevancia de mi experiencia es indispensable en el mantenimiento de la relación explicación/entendimiento, que a mi parecer debe fluir en todo momento. Por último, cabe señalar que tampoco es mi intención contar la trama o tramas en detalle, si es que existen, sino seleccionar algunos de los hechos o situaciones sugeridos por el autor en la obra que visito.

Reitero que, comparado con otros de igual importancia, este método es uno de los más humanizados y menos rígidos, porque da cabida a conceptos interpretativos que otras teorías han desplazado. Mi experiencia con el texto que analizo confirma esa premisa: la metodología en cuestión me permite «humanizarme», o sea, utilizar ciertos principios que me mantienen dentro de mi propia experiencia real, mi experiencia como persona, además de que me autoriza a convertirme en un elemento actuante dentro del proceso. Se desprende entonces, que la experiencia personal es elemento fundamental en mi enfoque; es el vehículo que me da licencia para ensamblar un sistema sencillo e íntimo que espero permita a mi peculiar subjetividad «dialogar» con la subjetividad establecida en la obra «virtual» que es el texto. El texto es mucho más accesible para un lector apenas iniciado como yo, si se trata de conocer una serie de circunstancias históricas dentro de las cuales aparece un creador determinado o una obra determinada. En mi caso, esta condición se establece después de repetidas lecturas del texto y la necesidad de re-plantear o refinar mi hipótesis. De modo que para lograr mis objetivos no intenté pertrecharme con un arsenal de elementos semióticos a priori para desentrañar el texto en cuestión. En realidad, para mí la aventura de la lectura ha sido un conato de curiosidad, investigación, «pesquisas» y no un empeño en establecer un sólido sistema descifrador. En mi proceso de lecturas sucesivas he sentido la necesidad de indagar y descubrir, analizar y comparar a posteriori, mientras la consciencia de que el texto me induce a hacerlo crece cada vez más, a medida que multiplico el número de veces que leo la narración.  Es mi deber incluir este afán de familiarización como parte misma del proceso de asimilación y aplicación del método de la hermenéutica fenomenológica. Es decir, incluir aquí o allá un poco de información respecto a los instrumentos de iniciación que he ido adquiriendo, más mi progresiva familiaridad con respecto a las posibles «claves» que pueden explicar esos ritos, me permitirán explicar mejor el texto.  El entendimiento previo es fundamental en métodos de tendencia estructuralista. No es así necesariamente en el plan creado por Valdés, como sugiere la relación explicación/entendimiento. Aquí se insiste en la importancia de estos dos ingredientes, esenciales en todo sistema crítico, porque adquieren una relevancia muy particular a la luz de un nuevo componente, la elaboración del entendimiento compartido. Si he digerido bien los postulados de este acercamiento, aquí la explicación y el entendimiento se van fecundando: no son necesariamente entidades opuestas. Ambas entidades están trabajando al mismo tiempo: una ilumina el campo de la otra, fenómeno que no sucede, por ejemplo, en el sistema de desmontaje de Derrida, en los enfoques estructuralistas o en los «lingüísticos» en general.  En la medida en que me veo en la necesidad de rebuscar, formular y sintetizar, estoy adquiriendo los fundamentos necesarios para crear lo que en este sistema crítico llamamos la obra «actual».[2]

Como crítico del discurso o discursos que contornan el texto, puedo apreciar las condiciones idóneas creadas en mi propia formación, sensibilidad y experiencia en el mundo.  Estas condiciones abren puertas a la posibilidad o posibilidades de buscar un complemento a la obra «virtual», aunque no fuese ésa la intención del autor. He de crear entonces una relación de movimiento, de dinámica, entre la experiencia de mi lectura y la experiencia del texto. Aunque no he de concentrarme en el autor como eje central, su visión del mundo deberá ser traída a colación quiéralo o no, abriendo así más posibilidades dialécticas o dialógicas. Esta relación es indispensable en la conceptualización del sistema de Valdés: hermenéutica, por la posibilidad de interpretación y fenomenológica por el grado de afectación o impresión que el texto pueda provocar en el lector.  Siguiendo muy de cerca los planteamientos de la teoría literaria que aquí utilizo, quiero enfatizar que ninguna interpretación es absoluta o definitiva.  Debo agregar que como ente que asume la responsabilidad de crítico, trato de descartar un subjetivismo autocomplaciente. Como creador de mi propio texto, me concentro en incorporar interpretaciones literarias que sean: «relevantes para la comunidad, verdaderas glosas iluminadoras de las re-descripciones del mundo provocadas por los textos literarios», a la manera de la doctora Reyes, en su ensayo introductorio “El nuevo análisis literario, crisis, actitudes, ante el lenguaje (9-38).

FIN PARTE I  CONTINUARÁ…

[1] Para mejor ubicación de mi estudio en el círculo de la crítica, mencionaría, entre otros fenómenos, la crítica idealista, la crítica del formalismo ruso, el Círculo Lingüístico de Praga, los formalismos francés y norteamericano, el posformalismo, la estética de la recepción, la deconstrucción, la teoría glosemática y la crítica literaria feminista.

[2]   Los paralelismos admitidamente subjetivos que se forman en el acto de la lectura, nos obligan a considerar la creación de más de un texto, para identificar las diversas conceptualizaciones que la propia lectura nos sugiere en sus capas progresivas.

© All rights reserved Héctor Manuel Gutiérrez

Héctor Manuel Gutiérrez, Miami, ha realizado trabajos de investigación periodística y contribuido con poemas, ensayos, cuentos y prosa poética para Latin Beat Magazine, Latino Stuff Review, Nagari, Poetas y Escritores Miami, Signum Nous, Suburbano, Eka Magazine y Nomenclatura, de la Universidad de Kentucky. Ha sido reportero independiente para los servicios de “Enfoque Nacional”, “Panorama Hispano” y “Latin American News Service” en la cadena difusora Radio Pública Nacional [NPR]. Cursó estudios de lenguas romances y música en City University of New York [CUNY]. Obtuvo su maestría en español y doctorado en filosofía y letras de la Universidad Internacional de la Florida [FIU]. Es miembro de Academia.edu, National Collegiate Hispanic Honor Society [Sigma Delta Pi], Modern Language Association [MLA], y Florida Foreign Language Association [FFLA]. Creador de un subgénero literario que llama cuarentenas, es autor de los libros CUARENTENAS, Authorhouse, marzo de 2011, CUARENTENAS: SEGUNDA EDICIÓN, Authorhouse, agosto de 2015, CUANDO EL VIENTO ES AMIGO, iUniverse, abril del 2019, DOSSIER HOMENAJE A LILLIAM MORO, Editorial Dos Islas, marzo del 2021, DE AUTORÍA: ENSAYOS AL REVERSO, antología de ensayos con temas diversos, Editorial Dos Islas, enero del 2022. Les da los toques finales a dos próximos libros: ENCUENTROS A LA CARTA, ENTREVISTAS EN CIERNES, LA UTOPÍA INTERIOR, estudio analítico de la ensayística de Ernesto Sábato y la novela El ARROBO DE LA SOSPECHA.

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…”Un lector apenas iniciado…”?Nadie estará de acuerdo con esa humilde afirmación. Detrás de ese texto hay incontables horas de lectura y estudio hermenéutico de cada uno.

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