No pienses que por escribir sobre ti aun te extraño.

Es solo que ya no hay a quien contarle mis sueños y mis pesadillas, no recargo mi teléfono porque no le llamo a nadie, ya no tengo que escribir un mensaje de “llegando” cuando estoy fuera de mi casa.

No te extraño.

Solo que ya no tengo con quien ver series bobas con risas enlatadas o sentarme una tarde de sábado en el sillón para escuchar música mientras hacemos planes.

No te extraño.

Pero me di cuenta de que hace meses no tengo una plática con otra persona que no sea yo mismo debatiendo con mis propias ideas sobre ¿qué tengo que hacer ahora? llenando mis horarios con actividades vacías. 

No te extraño claro que no lo hago. Ni siquiera tus dedos extraños, tu cabello y su olor o tu risa escandalosa… 

Solo me di cuenta que el mundo siempre ha sido igual, igual de gris, de apestoso, con las mismas malas caras y los problemas, que la lluvia no me relaja, que los truenos no son más que ruido, el cielo siempre fue aburrido, las estrellas nunca brillaron lindo.

No te extraño, solo me di cuenta de lo solo que estoy, lo aburrida que es mi vida sin ti y lo lejos que estoy de ser quien era.

Así que ¡no pienses que te escribo porque esté pensado en ti! o porque aún te quiera… solo pasaste por mi cabeza con tu mirada y tus comentarios que me hacían reír, tus llamadas interminables de noche donde nos contábamos todo, los mensajes, las comidas, tus abrazos… solo aparecieron gritándome.

No te extraño ni un poco y espero que sea la última vez que escribo sobre ti.

© All rights reserved Miguel Ángel Valencia Camacho