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Febrero 2023

MI VIDA EN SOLFA

 

Mi marido me dijo que cerrara los ojos y me llevó al comedor. Cuando llegamos, los abrí  y se me escapó un grito al ver lo que tenía delante de mí.

‒Como sé que tocabas el piano de niña, pensé que era hora de recuperar ese sueño de infancia. Feliz cumpleaños, cariño.

Lloré. Yo había tocado mucho ese instrumento de pequeña: era mi gran pasión y lo tuve que dejar.

Gracias a ese regalo, a partir de ese día la música envolvió de nuevo mi vida. Desayunaba en sol mayor, en la oficina cuando venía el jefe malhumorado me encontraba en modo la menor, y si discutía con mi marido me ponía en fa sostenido, para acabar en una cadencia: nuestras peleas no duraban ni dos silencios de pentagrama.  Armonía total.

Sin embargo,  un día  la música me empezó a invadir. Literalmente. Las variaciones de Mozart se me metían en la cabeza antes de dormir, por las noches la sonata patética de Beethoven me despertaba inundada en sudor y pesadillas. Los Impromptus de Schubert me sobresaltaban por la mañana. Tenía grandes ojeras, estaba pálida y de mi boca solo salían melodías incoherentes a cualquier hora del día.

‒Creo que no fue buena idea haber comprado el piano‒ me dijo mi marido.

Yo ya lo sabía desde el día que me lo había regalado. Pero no se lo dije así. Le respondí con dos si bemol y un fa desafinado. Qué quieren. Varias noches de pesadillas no dan para más.

 

© All rights reserved Lucía Ovillen Santaliestra

Lucía Ovillen Santaliestra es escritora y profesora de Español y Filosofía. Trabaja en un instituto de enseñanza secundaria y reside en la ciudad de Heiligenhaus, Alemania. Es autora del relato Volando. luciaolivan@yahoo.es

 

 

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