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Junio 2018

LOS “ÁNGELES” DE JASTRUN. Fedosy Santaella

Adam Zagajewski

En el ensayo «Releyendo a Rilke»[i], el poeta Adam Zagajewski habla de Mieczysław Jastrun[ii]. Zagajewski[iii] cuenta que cuando joven pasó horas enriquecedoras leyendo Elegías de Duino en traducción de Jastrun, quien leyó a Rainer Maria Rilke[iv] con supremo entusiasmo. Sin embargo, muchos años después, sigue diciendo el polaco, Jastrun escribió en el prólogo de una reedición de sus traducciones que, luego del fin de la ocupación Nazi, Rilke nunca le había resultado tan remoto como entonces. Zagajewski, que tuvo inicios de poeta social, que luchó contra la opresión comunista, que supo de la prohibición de sus libros, que conoció la trashumancia de los que por una u otra razón deben partir de su patria, quizás entiende a la perfección las razones para esta lejanía de Jastrun hacia el poeta que había traducido con devoción: «El diálogo de Rilke con los dioses y los ángeles, su meditación en torno a la noche y la muerte (una muerte tranquila y aristocrática, no la del plebeyo que tiene que ver con ametralladoras o cámaras de gas), dejó fuera todo un territorio de sufrimientos terrenales». Para Jastrun, polaco y judío, «todos los días y horas de la guerra y la ocupación podrían haber sido sus últimos». Rilke, por el contrario, tal como relata el mismo Zagajewski, nunca sufrió a un Stalin y apenas tuvo un breve episodio de reclutamiento que fue superado gracias a la oportuna intervención de una princesa influyente, María Thurn Taxis, dueña del castillo de Duino, en el que Rilke habitaría y escribiría las primeras e inmortales elegías. Jastrun que vivió el peligro que entraña el hombre sumido en la lógica mortal del poder y la guerra, abominó en su momento de los ángeles de Rilke. Estos ángeles, los de Elegías de Duino, apuntan a inquietudes espirituales y profundas del poeta.

Ranier Maria Rilke

En las imágenes, en las palabras que recreaban aquellos seres celestiales, había ideas metafísicas, místicas, acercamientos a lo sagrado y meditaciones en torno a la pequeñez y la grandeza del hombre. Lo social, el sufrimiento impuesto por la guerra y las tiranías no se encontraban allí de manera explícita, digamos, evidente. Quepa acá dejar el inicio de la primera elegía:

 

¿Quién, si gritara yo, me escucharía

en los celestes coros? Y si un ángel

inopinadamente me ciñera

contra su corazón, la fuerza de su ser

me borraría; porque la belleza

no es sino el nacimiento

de lo terrible: un algo que nosotros

podemos admirar y soportar

tan sólo en la medida en que se aviene,

desdeñoso, a existir, sin destruirnos.

Todo ángel es terrible.

 

 

La dicotomía, la contradicción para Jastrun, en su momento histórico, quedaba más que clara: ¿Cómo voy a pensar en la belleza sagrada y aniquiladora de los ángeles cuando a quien debo temerle es al ser humano?

No obstante, en el poema «Hombre», Jastrun nombra unos ángeles de carne y hueso cuyo oficio es matar. Así dice el inicio de poema:

 

Vi a un hombre

asesinado por ángeles.

 

No son aquellos terribles de la elegía de Rilke que fulminan con el fulgor de lo sagrado, sino, ya se ha dicho, personas que se creen ángeles y torturan con preguntas. ¿Pero, por qué estos verdugos son llamados ángeles por Jastrun?, ¿por qué, incluso, hay en ellos una pretensión divina, predestinada, elevada? Jastrun dice al final de la primera estrofa que este hombre, asesinado por los ángeles, es víctima de la moralidad, lo que es lo mismo decir que estos ángeles se pretenden morales, dueños de la moralidad.

Mieczysław Jastrun

Toda revolución nace, crece y mata siendo moralista, justiciera. La causa es su gran pretexto, mientras que, al fondo, no hace más que reptar el odio, tal como lo expresa Wyslawa Szymborska en su poema «Odio».[v] El poema es sin duda sarcásticamente doloroso: Jastrun los llama ángeles de manera figurada, no por amor a la imagen, no para enaltecerlos, sino para señalar la hipocresía de su odio, la falsa cubierta de la moralidad que domina, que sospecha, que vigila, que coacciona, que tortura, que mata, que exilia. Jastrun dice que aquel hombre sólo merecía piedad, pero la piedad «había sido exiliada». Tales esbirros, pretendidos ángeles, no dejan nada a la libertad de los hombres. Son todo lo contrario a la teología católica: estos ángeles no son partícipes de la libertad que Dios insufló al hombre. Estos ángeles, por justicia, igualdad y moral, arrebatan la libertad de los hombres para hacerlos «libres» a su manera. En las revoluciones, se sabe, la bandera de justicia se disfraza de libertad. La justicia y la igualdad sufren el oprobio de la torsión de sus significados, así como también se tuercen y se reducen las posibilidades y las interpretaciones de la palabra libertad. Estos hombres pretendidos ángeles, en nombre de su moral, a todos vuelven víctima y también verdugo. Su fanatismo moral ansía ser colectivo, así como también sus torturas y sus asesinatos. Al final nada les importa: jamás serán juzgados, porque, según su visión estrecha de mundo, ellos son la justicia. Así razonan, y así todos, por su dictamen, deben ser parte del mismo horror. «Y yo tenía que darle el último golpe / junto con los ángeles», dice el poema. ¿A quién? A un hombre, no a un ángel, porque los ángeles son ellos, los morales, los poderosamente morales. Mientras que aquel hombre, como todos los demás, es apenas un ser de «insignificante corazón», de «corazón humano».

Acá el poema completo de Jastrun en traducción de Rafael Cadenas[vi]:

 

Hombre

Vi a un hombre

asesinado por ángeles,

torturado por preguntas,

hinchado por lágrimas contenidas,

un cadáver vivo

una víctima de la moralidad.

 

Y no podía ayudarlo,

pues él sólo merecía piedad y esta había sido exiliada.

y yo tenía que darle el último golpe

junto con los ángeles,

pisoteando, desgarrando, despedazando

su insignificante corazón,

su, después de todo, corazón humano.

 

[i] Adam Zagajewski. Releer a Rilke. Acantilado (Barcelona, 2017)

[ii] Tal como señala el mismo Zagajewski, Mieczyslaw Jastrun (1903-1983), es «eminente poeta polaco y experimentado traductor de la poesía de Rilke (y de Hoderlin)». De su trabajo poético, podemos mencionar, entre otros, Salvación, Cuestión human y Las cenizas ardientes.

[iii] Adam Zagajewski (Lvov, 1945), premio Princesa de Asturias del año 2017 y uno de los más grande poetas vivos de Polonia, ha sido publicado en español por Acantilado y por Pre-Textos. Ir a Lvov, Lienzo, Tierra de fuego, Deseo, y En la belleza ajena son algunos de sus libros fundamentales.

[iv] El supremo autor de Elegías de Duino, El libro de horas, Cartas a un joven poeta y Los cuadernos de Malte Laurids Brigge, había publicado su libro cumbre (Elegías a Duino) en 1923. Para entonces, Jastrun contaba con veinte años, la juventud necesaria como para emocionarse con la exquisita poesía de Rilke. Zagajewski, tal como lo señala en el mismo ensayo, lo leería muchos años después, pero siendo aún más joven, «todavía estudiante de secundaria».

[v] Puede acudir, si así lo desea el amable lector a mi texto en Esfera Cultural: https://esferacultural.com/el-odio-sabe-lo-suyo-sobre-un-poema-de-szymborska/11626

[vi] Rafael Cadenas. El taller de al lado. Traducciones. Bid & Co. (Caracas, 2005).

© All rights reserved Fedosy Santaella

Fedosy Santaella (1970). Es autor de libros de relatos y novelas, entre ellos los libros de relatos Piedras lunares, Ciudades que ya no existen, Instrucciones para leer este libro y Terceras personas, y de las novelas Rocanegras, Las peripecias inéditas de Teofilus Jones, En sueños matarás, Los escafandristas y El dedo de David Lynch, esta última con la editorial Pre-Textos en España. En 2006 ganó la bienal internacional José Rafael Pocaterra en narrativa. En 2009 fue elegido para participar en el Programa Internacional de Escritura de la Universidad de Iowa. En 2010 quedó entre los diez finalistas del Premio Cosecha Eñe de España. En 2013 ganó el concurso de cuentos de El Nacional. Ese mismo año estuvo entre los nueve finalistas del premio de novela Herralde. En 2015, quedó finalista del Premio de la crítica a la novela con Los escafandristas. Algunos de sus cuentos han sido traducidos al inglés, al chino, al esloveno, al turco y al japonés.

twitter: @Fedosy

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