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Octubre 2024

DE LAS VÍCTIMAS (XI). EL CUARTO TIEMPO DEL HOLOCAUSTO. Carlos Gámez Pérez

 

La obra de W. G. Sebald se erige como un vasto espacio de indagación sobre la memoria, el trauma y las resonancias del Holocausto en la conciencia contemporánea. Cada texto suyo es un tejido meticulosamente hilado de imágenes, recuerdos y reflexiones, en el que el autor entrelaza la experiencia personal con la colectiva, creando un entramado narrativo que trasciende la mera crónica histórica. Particularmente en su novela Austerlitz, Sebald escudriña el impacto del Holocausto en la identidad y la memoria, usando la figura del protagonista como un mediador entre el pasado y el presente. A través de esta obra y su producción literaria en su conjunto, se hace evidente que la herencia del Holocausto no solo se manifiesta en los relatos de quienes lo vivieron, sino que se transmite a las generaciones posteriores, en lo que se ha denominado la teoría de la posmemoria.

Sebald, inscrito en su particular estilo, logra transmitir una sensación de desolación y pérdida que permea todas sus obras. En sus textos, las imágenes se entrelazan con narrativas que, aunque a menudo transitan por el camino de la historia personal, se ven inexorablemente cruzadas por la sombra del Holocausto. Esa relación se hace especialmente palpable en Austerlitz, donde el protagonista busca una identidad sepultada en el polvo de la historia, una búsqueda que simboliza la lucha por recuperar las partes perdidas de un pasado colectivo.

La posmemoria, tal y como la define Marianne Hirsch, se refiere a la experiencia de quienes han heredado el legado del trauma de los sobrevivientes, una experiencia que no se basa en vivencias directas, sino que se transmite a través de relatos, testimonios y representaciones. En este sentido, la figura del protagonista de Austerlitz, un niño que es separado de sus padres judíos durante la Segunda Guerra Mundial, encarna esta noción de posmemoria. A medida que va descubriendo su pasado y la historia de su familia, el protagonista se convierte en un mediador entre el pasado y el presente, revelando las huellas indelebles que el Holocausto ha dejado en su ser y en su entorno.

Los episodios de la vida de Austerlitz son un continuo ir y venir entre el presente y los retazos de su memoria fragmentada. La estructura narrativa de Sebald, caracterizada por digresiones y saltos temporales, refleja la naturaleza errática del recuerdo y del trauma. De esta forma, el autor rompe con la linealidad narrativa tradicional, permitiendo que el lector sienta la angustia y la confusión de Austerlitz ante una historia que parece siempre fuera de alcance. Este enfoque implica una profunda reflexión sobre la memoria colectiva y la forma en que esta es construida, deconstruida y reinterpretada a lo largo del tiempo.

Sebald no se limita a ofrecer una descripción factual del Holocausto; en lugar de ello, se adentra en las repercusiones emocionales y psicológicas que el trauma histórico ocasiona en generaciones enteras. En su obra, los espacios y los paisajes se convierten en testigos silenciosos del sufrimiento, como en sus descripciones de edificios y lugares que han sido marcados por la historia. Esta visión del entorno, cargada de una atmósfera melancólica, permite visibilizar la idea de que el Holocausto no es solo un evento del pasado, sino una presencia constante que influye en el presente y moldea la identidad de quienes lo han heredado.

La relación entre la memoria y el espacio se convierte, en este contexto, en una metáfora poderosa de la lucha por la comprensión y la reconciliación con el pasado. Las fotografías y las imágenes insertadas en el texto funcionan como puntos de anclaje, ofreciendo un contraste entre el tiempo detenido y la fluidez de la memoria. Así, el proceso de recordar se muestra no como un acto puramente nostálgico, sino como un viaje doloroso e irrevocable hacia la luz de la verdad.

En este sentido, Sebald hace eco de las palabras del filósofo Walter Benjamin, quien reflexionó sobre la historia y la memoria en términos de un “catastrófico futuro”. Este enfoque se plasma en la forma en que las generaciones posteriores, a través de la posmemoria, deben lidiar con un legado que, aunque no han vivido en su totalidad, pesa sobre sus hombros. Su literatura actúa como un imán que atrae los fragmentos de un sufrimiento colectivo, solicitando no solo nuestra empatía, sino también una meditación ética sobre cómo recordamos y qué hacemos con nuestros recuerdos.

 

 

 

 

 

© All rights reserved Carlos Gámez Pérez

 

Carlos Gámez Pérez (Barcelona. 1969) es doctor en estudios románicos por la Universidad de Miami y máster en creación literario por la Universitat Pompeu Fabra. Ha publicado la novela Malas noticias desde la isla (katakana editores, 2018), traducida al inglés en 2019. En 2018 publicó un ensayo sobre ciencia y literatura española: Las ciencias y las letras: Pensamiento tecnocientífico y cultura en España (Editorial Academia del Hispanismo). En 2012 ganó el premio Cafè Món por el libro de relatos Artefactos (Sloper). Sus cuentos han sido seleccionados para varias antologías, entre otras: Emergencias. Doce cuentos iberoamericanos (Candaya, 2013); Presencia Humana, número 1 (Aristas Martínez, 2013); y Viaje One Way: Antología de narradores de Miami (Suburbano, 2014). En 2016 compiló y editó el libro Simbiosis: Una antología de ciencia ficción (La Pereza, 2016). Ha impartido talleres de escritura en el Centro Cultural Español de Ciudad de México y en la Universidad de Navarra. Colabora con revistas literarias como Nagari, Sub-UrbanoCTXT o Quimera.

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