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Febrero 2016

ALBERTO GINASTERA Y SU GRAN  LEGADO MUSICAL ENTREVISTA A SU HIJA GEORGINA GINASTERA. Adriana Bianco

GINASTERA-FOTO

Alberto Ginastera, es uno de los grandes músicos latinoamericanos del siglo XX, su legado musical continúa en  su obra y en el interés actual por su música.

Formado musicalmente en Argentina, compuso, durante la década del 40, obras de fuerte inspiración folklórica nacional.

Al obtener la beca Guggenheim viaja a New York, estudia con Aaron Copland y asimila las nuevas tendencias compositivas. Al regresar a Buenos Aires se dedica a la actividad docente y funda la Facultad de Música en la Universidad Católica, crea la Escuela de Altos Estudios Musicales del Instituto Di Tella  y el conservatorio de La Plata.

Su música se inicia con temas nacionales pero luego gira hacia temas universales, como su última opera Beatriz Cenci, con guión del poeta argentino Alberto Girri, estrenada en el Kennedy Center de Washington. O su Opera “Don Rodrigo”, también estrenada en Estados Unidos, con Plácido Domingo. Y finalmente “Bomarzo” opera que le valió reconocimiento mundial.

Ginastera es un exponente de la música ecléctica, su estética sintetiza lo   tradicional argentino y latinoamericano con las vanguardias europeas, incluyendo el politonismo y aspectos de la música dodecafónica.

Recibió numerosos premios y distinciones, llego a ser miembro de la Unesco en el Consejo de Música y Académico de número.

Sus últimos años se radico en Suiza, en Ginebra, donde murió el 25 de junio de 1983, descansa en el cementerio Plainpalais de Ginebra.

Tuve el privilegio de conocer al maestro y ser amiga de su hija, Georgina Ginastera, quien es actualmente su única heredera y con quien he conversado sobre estos temas musicales, en el reciente Homenaje a Ginastera que se llevó a cabo en el Centro Cultural Español de Miami, con la participación de la cantante de opera Conchita Antuñano y la presencia del Director del CCE Francisco Tardio, el Cónsul Cultural de España Pablo Platas, el Director del Instituto Cultura de México Fernando de la Torre, el Agregado Cultural argentino Pedro Sonderéguer y el Presidente del Instituto Cultural de Puerto Rico, Víctor Ortiz.

 Georgina Ginastera y Adriana Bianco

GG: Mi padre fue un músico muy talentoso y con mucho éxito desde muy joven. Se puede hablar de 3 etapas muy definidas. La primera  estuvo muy ligada a Buenos Aires, Argentina, donde se formó y se vinculó al Teatro Colón. Es un período nacionalista, producto de la época, recordemos a Bela Bartok, a Stravinsky, a Falla.  Su primer despegue sucede en Nueva York, con su gran mentor Aaron Copland y con los grandes centros musicales internacionales. A partir de este momento comienza una segunda etapa de apertura musical y de integración a las nuevas tendencias musicales. La tercera época que algunos especialistas  llaman neo-expresionismo, es más elaborada, comienza en Buenos Aires y termina en Suiza, en Ginebra, donde vivió los últimos años de su vida. Esto lo explico en el libro.

AB: Cuando regresa a Buenos Aires, en los 60, el maestro vive el auge cultural de Buenos Aires y  la creación del Instituto Di Tella, donde realizo una gran tarea de difusión musical.

GG: Si, participó activamente en el movimiento cultural de los 60 y realiza una gran labor pedagógica, docente y de difusión musical.

En su actividad de compositor, gira hacia una estética diferente, ya que los temas folklóricos nacionales se entrelazan con las nuevas tendencias.  

A través de estas cartas que me enviaba a Paris, me di cuenta de la exigencia que le imponía componer, en cambio, enseñar era un gran goce para él. Siempre decía: “Yo no enseño, me enseñan.” Ese intercambio entre maestro y alumno era muy fructífero para él.

AB: Tuvo alumnos que luego fueron muy famosos, como Astor Piazzola.

GG: Piazzola fue su gran alumno. Astor hizo con el tango, lo que papá hizo con la música folklórica argentina, renovación y jerarquización. Tuvieron una amistad muy linda y se veían mucho cuando vivían en Europa. Mi padre al final de su vida me decía: “Tengo que escribir tangos” y nos reíamos.

AB: Ginastera compuso música muy diversa y para varios instrumentos: piano, cello, orquesta de cámara, sinfónica, hizo cantatas, ballet, opera, hasta compuso música para niños y música para cine, recuerdo que en mi primer película “La melodía perdida” se mencionaba su nombre, para hacer la música del film, ya que Ginastera hizo música para cine.

GG: Si, su obra es muy variada. Ese es uno de los secretos de la supervivencia de su obra: su gran creatividad. Abarcó todas las manifestaciones musicales.

Su música para piano se toca en todo el mundo y  “Las 3 danzas” forma parte de los concursos internacionales.

Junto a Revueltas, Villalobos, Chávez, rescató el acerbo folklórico nacional y lo proyectó a un plano internacional.  A mí, personalmente, me gusta mucho su primera y segunda etapa, la última es más elaborada, aunque tal vez, sea más universal.

En cuanto al ballet y  a la opera, sorprende su vigencia. En un momento recibí información que reponían  su Ballet “Estancias” en Tokio, en New York y en Argentina, el mismo ballet representado en 3 lugares distintos del mundo. “Bomarzo” se ha convertido en un ícono. No solo fue  censurada cuando su estreno en el 67, sino que la misma opera tiene un protagonista, el Duque Orsini, que es un transgresor, un ser especial, una vida torturada…

Daniel Manoiu-Conchita de Antunano y Ginastera

AB: El escritor argentino Manuel Mujica Laínez tomó al personaje histórico Orsini como protagonista de su novela “Bomarzo”.

GG: Claro, primero fue una novela y luego “Manucho” y mi padre elaboraron el guión operístico, porque la novela era muy larga. Se centraron en la relación de los 2 hermanos y en la imposibilidad del amor  del duque con dos mujeres opuestas: una cortesana y su amada esposa Julia Farnese.

Es interesante que dos personalidades tan distintas como Ginastera y Mujica Laínez estuvieran unidas por el arte. Los dos, además, estaban decididos a hacer una Opera moderna, diferente, de ruptura de reglas y convenciones, y lo lograron.

AB: Yo recuerdo al maestro muy serio pero muy amable ¿Qué recuerdos guardas de tu padre?

GG: Yo tengo dos imágenes, por un lado la imagen del artista y por otra la de mi papá, un ser afectivo, exigente, prolijo, muy trabajador. Creo que me inculco todo eso. Era muy organizado con su trabajo pero también le gustaba la vida después de los conciertos y el éxito; papá disfrutaba de su éxito, le gustaba invitar a amigos a su casa.  Recuerdo dos amigos de Estados Unidos muy especialmente: Aaron Copland y a Leonard Bernstein. A Bernstein llegué a conocerlo, músico y director, tocaba la obra de Ginastera en la filarmónica. También se llevaba muy bien con Carlos Chávez, el compositor mexicano.

AB: Compartían el concepto de identidad nacional, el significado de la latinoamericanidad.

GG: Si, ese sentido de lo latinoamericano lo compartían los dos. Ginastera tiene una obra “La Cantata para América Mágica”, donde resume nuestras raíces prehispanicas. Elije todos los instrumentos de percusión, que son muy antiguos y el canto que es una de las manifestaciones más primitivas del hombre. Es una obra que refleja ese sentido americanista.  Al principio, compuso con una visión local, nacional, como “Los Cantos de Tucumán”, “Malambo”, “Estancia”, luego fue ampliando su visión hacia Latinoamérica. Nunca abandonó sus raíces aunque indagara temas universales. En su última obra, “Popol Vuh”, vuelve a ese sentimiento latinoamericano. Actualmente, por ser el ano de su aniversario habrá una serie de eventos y su obra se tocara en Estados Unidos, Argentina y Europa, finalizando con el estreno de Bomarzo en Madrid en el 2017.

Homenaje en CCE-Agregado Cultural Argentina

AB: Merecidas celebraciones.  Lo recuerdo como un hombre muy culto, como un humanista, interesado en los temas literarios y universales. Es sorprendente la cantidad de obras inspiradas en textos literarios de Neruda, Juan Ramón Jiménez, Albertto Girri, Manuel Mujica Láinez, Fernan Silva Valdés, Kafka, por nombrar algunos.

GG: Sí era un humanista. Le interesaba todo, el arte, la filosofía, la literatura, leía a sus contemporáneos, a quienes conocía.

Amaba a Kafka e hizo una Cantata con las cartas que Kafka le envió a su amante y traductora.

Le interesaban los conceptos abstractos porque para Ginastera la música era una de las artes más abstractas. A sus alumnos les decía, que tenían que tener una formación humanística, no solo musical.

Era un amante de la música contemporánea, más que la barroca o romántica

Para papá, Stravinsky era el Picasso del Siglo XX. Tenía una gran admiración y lo frecuentó cuando vivía en New York. Yo llegué a conocer a  Stravinsky en los 50, cuando vino a Buenos Aires a dirigir, era un hombre pequeño, tímido, dulce; no se lo podía relacionar con su música tan fuerte. Para papá Stravinsky era su modelo.

AB: Hablemos de este libro “De padre a hija”, que se publicó recientemente.

GG: Es una recopilación sobre las cartas que Ginastera me mandó durante 10 años. En este libro que la escritora Cecilia Scalisi le dio forma biográfica, está todo su mundo musical y familiar. Su preocupación por componer, por su obra, los estrenos y su vida agitada de músico, pero también su amor a la familia. Es un libro revelador para conocer a Ginastera, al ser humano y al gran músico, que ya tiene un sitial universal.

© All rights reserved Adriana Bianco

ADRIANA BIANCOAdriana Bianco. Profesora de Filosofía y Letras, con Postgrado en la Sorbona de Paris. Ejerce actualmente como periodista y colabora con la revista de la OEA, la agencia EFE, Carátula, la revista de la Academia Norteamericana de la Lengua Española-ANLE, Radio Nova y Radio Miami Internacional. Ha publicado varios libros, entre ellos: Borges y los otros, y Miami Habla (2013).

 

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