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Diciembre 2025

LA POESÍA.* Xalbador García

I

 

La poesía es un árbol cuyas raíces cantan. No por medio del viento, sino por medio de la tierra. Por medio de la tierra que nos une al origen, la poesía penetra en la piel de quienes se atreven a escucharla. Cada palabra en la poesía se vuelve refugio, caricia, deseo, candor. Cada palabra en la poesía se vuelve llanto, herida, flema, furia.

Nadie queda intacto luego de palparla. Para los afortunados, las promesas, los crepúsculos, las mañanas zurcidas por las promesas; para los desamparados, la poesía.

II

Desde el corazón de las tinieblas Marlon Brando pronuncia el infierno. No son sus palabras (¿no lo son?, ¿a quién le pertenece la poesía?) o por lo menos no las escribió el actor. Fue T. S. Eliot que, en 1925, intenta pronunciar el horror externo, luego de haber sido testigo de la Gran Guerra, y el horror interno, luego de la podredumbre de un matrimonio destruido.

             En aquellas escenas míticas de Apocalypse Now, Marlon Brando-Kurtz desgarra la realidad con la poesía que se vuelve oración, la poesía que se vuelve súplica, la poesía que se vuelve profecía o, más bien, la poesía que intenta enunciar el horror provocado por la aberración humana, siempre más cruel y descarnada que la encontrada en la naturaleza:

Between the desire

And the spasm

Between the potency

And the existence

Between the essence

And the descent

Falls the Shadow

For Thine is the Kingdom

 

For Thine is

Life is

For Thine is the

 

This is the way the world ends

This is the way the world ends

This is the way the world ends

Not with a bang but a whimper

 

III

 

Idea Vilariño tejió, en su poesía, el cruel naufragio de un amor frustrado y, paradójicamente, un amor eterno. Pudo palpar, entender, experimentar en sus palabras las escenas canas, las horas tras de la esquina, los rituales en silencio de las parejas viejas que nunca vivió con Juan Carlos Onetti. Realidades imposibles que brinda la poesía ante la esterilidad de la existencia.

            En cada verso la poeta uruguaya comprendió la luminosidad del abismo. La otra orilla del deseo, la que sangra por la madrugada, puede menguarse con la poesía como refugio. Nos hermana el dolor: aún te recuerdo, aún te hablo, aún te guardo las oraciones de mi pasión:

La noche no era el sueño

era su boca

era su hermoso cuerpo despojado

de sus gestos inútiles

era su cara pálida mirándome en la sombra.

La noche era su boca

su fuerza y su pasión

era sus ojos serios

esas piedras de sombra

cayéndose en mis ojos

y era su amor en mí

invadiendo tan lenta

tan misteriosamente.

            Onetti decía no comprender las palabras de Idea Vilariño. Mentía. En la literatura de El Topo pueden rastrearse los ecos de la poesía de aquella Mujer que no temió a su sombra. ¿Acaso no es eso una de las bendiciones de la poesía?: que en las pieles de quienes amamos florezcan las palabras que nunca más podremos susurrarles al oído.

IV

 

            Durante la tarde que envejeció el mundo viajaba junto a las caricias verbales de Ana Blandiana. No aminoraron las frustraciones, pero sí mostraron nuevos caminos. La poesía canta pese a las cuchilladas del tiempo. Y en ese cantar se halla el misterio que le da sentido a los días:

Un país también lo forman las aves

que dibujan una V camino del sur

heridas, ahuyentadas por el frío

y por la traición

que regresan

humilladas por la añoranza

deslizándose por el tobogán del cielo,

agradecidas

al alero por no haberse alejado

del antiguo porche.

Un país también lo forman las aves

así como una iglesia está hecha

también de la vida del más allá.

* De El libro de las mansedumbres.

 

 

 

 

 

 

© All rights reserved Xalbador Garcia

XALBADOR GARCÍA (Cuernavaca, México, 1982) es Licenciado en Letras por la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM) y Maestro y Doctor en Literatura Hispanoamericana por El Colegio de San Luis (Colsan).
Es autor de Paredón Nocturno (UAEM, 2004) y La isla de Ulises (Porrúa, 2014), y coautor de El complot anticanónico. Ensayos sobre Rafael Bernal (Fondo Editorial Tierra Adentro, 2015). Ha publicado las ediciones críticas de El campeón, de Antonio M. Abad (Instituto Cervantes, 2013); Los raros. 1896, de Rubén Darío (Colsan, 2013) y La bohemia de la muerte, de Julio Sesto (Colsan, 2015).

Realizó estancias de investigación en la Universidad de Texas, en Austin, Estados Unidos, y en la Universidad del Ateneo, en Manila, Filipinas, en la que también se desempeñó como catedrático. En 2009 fue becado por el Fondo Estatal pJara la CulturPoesía, ensayo y narrativa suya han aparecido en diversas revistas del mundo, como Letras Libres (México), La estafeta del viento (España), Cuaderno Rojo Estelar (Estados Unidos), Conseup (Ecuador) y Perro Berde (Filipinas). Fue editor de la revista generacional Los perros del alba y su columna cultural “Vientre de Cabra”, apareció en el diario La Jornada Morelos por diez años. 
Actualmente es colaborador del Instituto Cervantes de España, en su filial de Manila y mantiene el blog: vientre de cabra.

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