Aquí se viene a redimirse
Las personas débiles ven los errores de los demás y
se ríen, las personas fuertes ven los errores de los
demás y aprenden. Ambos ven los errores, pero
reaccionan de diferente manera.
Jay Shetty
Según el cristianismo, los pecados capitales son siete, pero también existen otras formas de agresión, abuso y conductas igualmente dañinas que muchas veces pasan desapercibidas, aunque dejan marcas profundas. En esta reseña destaco desde mi perspectiva, estas últimas, junto a la propuesta visual que nos ofrece el creador venezolano-americano Marco Caridad.

Esta historia fue así: Entré a una sala de exposiciones, y me hallé delante de una propuesta de creación multidisciplinaria. El artista ofrecía una pluralidad inesperada en la misma muestra, abarcando diversos elementos y expresiones como un video-performance, arte utilitario, fibra y fotografía para expresar su proyecto. Lo primero que vi me detuvo: una vajilla con la leyenda “pecar sin culpa” en primer plano, que nadie pasó por alto e inmediatamente me hizo recordar a Jay Shetty, por sus reflexiones acerca de la convivencia y de la facilidad que tenemos para cometer faltas —grandes o pequeñas— con nosotros mismos y/o contra los demás, sin inmutarnos o reflexionar que sucede del otro lado.

Al mismo tiempo, otro elemento de choque en esta muestra fue el video-arte y performance del propio creador transformado en una marioneta evocando una forma autodestructiva y desesperada de alimentarse, y trasladando luego esta pieza humanoide a la sala como parte de la exposición. En el video el sujeto principal está delante de la mesa y comienza violentamente a tratar de alcanzar algún alimento, pero solo encuentra la mesa con un servicio vacío. En su desesperación inicia un ritual de autoflagelación. La obra se percibe como una escena cotidiana que se desarrolla con una danza surrealista con el personaje, que es parte marioneta y parte humano con los brazos sobresaliendo a los lados y gesticulando con movimientos frenéticos.

También observé a primera vista símbolos con los que el creador marcó la instalación del maniquí utilizando escritos, alfileres y rastros con imitación de sangre, pudiendo ser intervenida por los espectadores, a mi entender, como experiencia de retroalimentación. El público pudo asimilar sin duda alguna las secuelas que puede dejar el abuso físico y emocional, pero también podemos interpretar cierta desesperación del ser humano al no poder llegar a propósitos vitales. El hombre no solo se alimenta, también necesita ser valorado, reconocido y apreciado entre otras necesidades, para conservarse saludablemente y cohabitar en sociedad.
La vajilla: Un set de objetos utilitarios de bordes irregulares con marcas y huellas de manos humanas. Consignas escritas con letras apiladas asimétricamente con tinta negra intensa que contrasta abruptamente con la tonalidad blanquecina de la cerámica. El conjunto se presenta como restos reciclados de una escena que se repite una y otra vez y que podemos interpretar como la desesperación. Una de las declaraciones de esta serie y en diálogo con el video performance.

Como declaré, todos incurrimos en malas acciones, a veces pareciera una cadena interminable de situaciones negativas donde la honestidad desaparece, la fragilidad de los demás no se considera y el ego, la indiferencia, la falta de empatía son los costes que predominan. Fragmentar esa parte indefensa, cruzar la delgada línea de la vulnerabilidad es emocionalmente delicado y no lo consideramos importante. Nadie irá al patíbulo por estas acciones, pero debemos aprender a energizarnos positivamente para una convivencia más humana, consciente y honesta.
¡OJO! Siempre que aprendamos a reconocer errores, tanto en las leyes como en las religiones, tendremos derecho a la redención.
Gloria MiládelaRoca
Contacto con el artista
Marco Caridad
7867669179
@marcocaridad | @bioluminaresidency