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Agosto 2017

LOS LIBROS TAMBIÉN TIENEN VITAMINAS. Celeste Cao

“Leer es para la mente lo que el ejercicio físico es para el cuerpo”.

Joseph Addison

Ensayista, poeta y guionista inglés (1672 – 1719)

 

Muchas veces se dice que la lectura es algo útil para los tiempos muertos, esos momentos entre una cosa y otra en los que no se puede hacer nada productivo. En el consultorio médico mientras se espera ser atendido, durante un viaje donde se quiere hacer algo más que mirar por la ventanilla, en la fila que se hace en algún sitio para esperar por un trámite, etc. Y es sin duda perfecta para esos momentos (si lo sabremos los lectores), pero no debería ser algo que se haga solo en ratos vacíos donde no se sabe qué más hacer. Deberíamos saber que ese “matar el tiempo” resulta algo inexacto e incluso un poco prejuicioso, para algo tan enriquecedor y llenador como lo es la lectura.

 

Quizá mi pasión por los libros hace que aún me sorprenda cuando oigo a alguien decir que no le gusta leer, que nunca lee o que jamás le llamó siquiera la atención. Para quienes no podemos concebir la vida sin este sentir a través de las palabras, sin viajar cada tanto a otras mentes, otras vidas, otros mundos; resulta difícil aceptar que se descarte por completo la lectura como parte del día a día. Y cada vez que se lee un buen libro, además de sentir, en un afán evangelizador, ese deseo de hablar de él; nos volvemos a preguntar cómo hay aún quienes se pierden semejante placer. No solo por lo que significa en sí sino por lo mucho que aporta.

 

 

Se habla siempre de la buena alimentación y la actividad física, como las claves para una vida saludable y en armonía. Pero muchas veces se olvida lo más importante, aquello que alimenta la mente, y más poéticamente hablando, el alma. Y es aquí donde la lectura, así como otras actividades que implican concentración, juega su gran papel, uno que más allá del mero placer aporta beneficios reales a la salud del cerebro. Podría decirse que los libros, al igual que los alimentos, tienen sus propias vitaminas y basta abrir uno y comenzar a leer para llenarse de ellas y aprovecharlas al máximo.

Además de vivir nuevas experiencias, viajar a diferentes lugares y lograr empatía y conexión con personajes ficticios, como si fueran reales; la lectura nos brinda beneficios concretos para la salud del cerebro: mejora nuestra capacidad de abstracción, nuestra imaginación y nuestra memoria, desarrolla nuestra capacidad de comprensión y de inferencia y ejercita nuestras capacidades cognitivas; entre muchas otras cosas.

Las “vitaminas” que nos aportan los libros, y las palabras en sí mismas, son muchas y vienen en diferentes idiomas, temáticas y estilos; por lo tanto hay para todos los gustos. En ocasiones el simple acto de leer una frase o reflexión, o leer un poco del libro que tenemos entre manos, puede hacerte sentir mejor o ayudarte a despejar la mente duramente unos momentos.

 

No leamos para matar el tiempo, sino para darle vida; para exprimir cada segundo llenándolo de significados y experiencias. Porque nunca el tiempo que se dedica a la lectura es tiempo perdido, muerto o vacío: es, a veces, uno de los momentos del día que más nos alimenta. Porque los libros también tienen vitaminas, unas muy valiosas y especiales.

 

© All rights reserved Celeste Cao

Celeste Cao. Lectora apasionada y entusiasta. Redactora en el blog literario Un viaje en papel, desde el año 2012. Participante en Convenciones Bloggers de La Feria del libro de Buenos Aires.

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