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Octubre 2021

UNDERGROUND Y CONTRACULTURA EN LA CATALUÑA DE LOS 70

Contra todo y bajo tierra …algunas veces

A los que estuvimos y a los que estuvieron …y no están.

A mi gente de Miami

Nunca el verbo “estar” será más apreciado en su función de infinitivo. Dos razones me llevan a visitar esta conmemorativa muestra en el Palau Robert de Barcelona. Una, sentir el gozo ante un paseo didáctico y pródigamente documentado por parte de su curador, Pepe Ribas, y su asesor Canti Casanovas. Y dos, el deleite de rememorar y revivir aquella década prodigiosa en alternativas que nos permitieron, a los jóvenes de aquel periodo, compenetrarnos juntos, entre el final de una dictadura y el paso hacia una transición en libertad.

Foto de un hippie con su chica (Pau Riba. Autor Pep Rigol)

Aunque sea desde el tópico decirlo, fue una verdad:  Cataluña era una fábrica de ideas socioculturales nuevas en la década de los 70 que, poco a poco, se irían proyectando durante la democracia y hasta nuestros días. Muchos fueron los puntos a debatir. Muchas las luchas contra todo lo anteriormente establecido …Poco el tiempo para ponerlo al día. El adverbio “ya” era una premisa sin contención. Había que matar al padre autoritario impuesto por el régimen, bajo su ideología. Y esto lo hicimos. Repito, se hizo. Y con este “gracias a…” surge el quid en cuestión de esta apasionante muestra llena de simbología visual, melódica, literaria, espiritual, artística, ideológica y repleta de propuestas alternativas durante aquella época.

Underground y contracultura en la Cataluña de los 70 empieza con algo tan icónico y representativo como una alfombra oriental en el suelo y unos cojines de colores apoyados en la pared de un apartamento. En un rincón, la luz envuelta con una lámpara de hilaturas. Una mesita con una tetera. Un cenicero. Y papel de fumar Smoking para liar el supuesto tabaco o las hojas de marihuana por llegar. Un homenaje antecesor a los años sesenta de la generación beat y hippie, donde el mayo del 68 francés, marca también, un antes y un después con respecto a la idea del término poder y el modo de concebir la vida cotidiana.

En la segunda sección: la premisa de ciertos libros que, en el inicio de la muestra, se exponen y son emblemáticos para “documentarse” y entender lo que observaremos a continuación. A modo de ejemplo, citar “California Trip” de María José Ragué, hablando de la generación beat, la cultura de Woodstock, el movimiento Wome’s Lib o la ideología de los Black Panthers en EE.UU. “El arte de amar” del psicoanalista Erich Fromm para entender el concepto y el proceso de reflejarse en el “Otro”. El mítico “La imaginación al poder” de Cohn Bendit, J.Paul Sartre y Herbert Marcuse sobre como producir el cambio social. O “El nacimiento de una contracultura” haciendo una reflexión sobre la sociedad tecnocrática de aquel momento y escrito por Theodore Roszak.

Una prueba de esta quiebra patriarcal fue la aparición de las comunas. Tanto urbanas como las instaladas en el campo. Vida colectiva. Vida fraternal. Ayuda mutua. Donde el dinero compartido, las tareas del hogar, las revueltas contra el régimen político, o el amor libre entre sus miembros, eran una práctica habitual y regida mayormente por asambleas dentro de la casa.

Foto: Francesc Fàbregas / Enderrock

Zeleste

La música fue, una de las respuestas más significativas en aquel mundo que fenecía por su condición de lúgubre y retrógrado y el que se intuía desde la novedad. Representó un cambio y una rotura con sus letras, en un inicio, bajo la metáfora y la censura previa, iniciadas por el movimiento dels Setze Jutges (Lluís Llach, J.M.Serrat, Maria del Mar Bonet, Pi de la Serra…) Reivindicando la interpretación en catalán y, casi siempre, desde una línea política íntima. Mientras, otras tendencias se convertirían en corrosivas o lúdicamente libres, bajo el tono inteligente de autores como Jaume Sisa, Pau Riba, Oriol Tramvia… En el campo infantil, Xesco Boix y su grupo Ara va de bó, pululando por parques y jardines; guitarra en mano, y difundiendo el cancionero folk del país entre los niños. En el arte de la rumba y la música de salón reinventada: el inolvidable Gato Pérez, La orquesta Platería, Mirasol /Colores entre otros. Citar el inicio de la música progresiva. La del famoso grupo Màquina a cargo de Jordi Batiste, o Smash. La nacida al amparo de un mítico local llamado Zeleste fundado por Víctor Jou. Al frente, la innovadora “música laietana” haciendo honor con su nombre al pueblo íbero que se establece en la ciudad durante su fundación. Entre sus componentes: La Companyia Elèctrica Dharma, Secta Sònica o Toti Soler. Festivales etéreos por su significado y transgresores por ser los primeros al aire libre. Como el de Canet Rock en 1975 mientras desde la alegoría se cantaba una canción que decía “Qualsevol nit pot sortir el sol” (Cualquier noche puede salir el sol”. Su autor, Jaume Sisa, vetado por el gobierno civil durante el franquismo, no pudo actuar.

Canet Rock

Nace el cómic underground de la mano de un mito: Nazario y la venerada autoedición clandestina de su revista La Piraña Divina. A su lado, otras bajo el mismo fin:  El Rrollo Enmascarado, Star. Al unísono, un dibujante de cómics e ilustrador llamado Mariscal que, en el año 79, crea el famoso logotipo Bar Cel Ona. La revista Tarot de quinze difundiendo la poesía del momento dirigida por Vicenç Altaió y Lluís Urpinell entre otros. Citar los versos de la contracultura. Poetas hoy ya muertos en su mayoría y que David Castillo en un libro publicado en 2016 Poesía/Contracultura/ Barcelona, nos dice en su introducción: “A pesar que los dieciocho poetas que encontraréis aquí están muertos prematuramente, este es un libro sobre la vida”. Bardos como Pau Maragall, Pepe Sales o Albert Subirats …Y por supuesto, no olvidemos la mítica publicación de Ajoblanco.

Ajoblanco

Esta última, fue esencial a la hora de recoger y almacenar todo este movimiento. El inicio del ecologismo originado desde las experiencias del grupo denominado Taller 7 hasta la proliferación de alimentos, hoy conocidos, como de km O. La información combativa sobre la lucha antinuclear. La revolución del teatro con grupos tan distintos en su función creativa como Els Joglars, Els Comediants o Dagoll Dagom. Los resultados extraídos en las Jornadas Libertarias. La difusión del movimiento feminista en su reforma inicial desde la guerra civil; con figuras de la talla de Lydia Falcón, Montserrat Roig… El impulso de las Jornades Catalanes de la Dona (mujer) en 1976. La lucha por la liberación “homosexual” – término que, en un origen, englobaba a todo el colectivo LGTBI- con figuras como la del polifacético artista Ocaña y sus performances en las Ramblas o desde su refugio en la Plaza Real; y en pos de derogar una ley del Estado Españo llamada, en aquella década, de “peligrosidad social” que incluía a todas y a todos como delincuentes ¿…?. Y sin olvidar, entre otros muchos temas, lo que representaron los éxodos hacia Oriente como fuente de conocimiento y evolución personal hacia el encuentro de nuevas culturas. Citar, por ejemplo, a Ana Briongos cruzando ella sola casi toda el Asia occidental (Beirut, Bagdad, Teherán…) hasta llegar a Kandahar (Afganistán) durante el año 1969.

Para finalizar, un detalle. En la contraportada del catálogo de la exposición hay tres “gritos” -…nunca mejor dicho- que reflejan lo que representó el espíritu, el fin en sí mismo de lo que se buscaba y las herramientas para conseguir aquel sueño

¡Abrid las rejas!

¡Derribad los muros!

¡Saltad los abismos!

Exposición Underground i Contracultura a la Catalunya dels 70

Lugar: Palau Robert, Barcelona

Del 1 de Junio al 28 de Noviembre de 2021

Fotos cedidas por la organización.

 

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