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Febrero 2021

UN ABRAZO MÁS Y OTROS POEMAS AL PADRE. Alfredo Pérez Alencart

 

Agradecemos al poeta peruano-español por dejarnos conocer cinco de sus poemas contenidos en la antología “PERÚ EN ALTO”, recientemente publicada por el programa Lima Lee de la Municipalidad de Lima, como apoyo al Festival Internacional de Poesía Primavera Poética, dirigido por Harold Alva. Los dos primeros poemas y el último fueron escritos en vida de su padre, Alfredo Pérez Troncoso. Los otros dos, tras su fallecimiento, en diciembre de 2014.

 

 

UN ABRAZO MÁS

 

 

Si tu padre te pide un abrazo más

—un último abrazo interminable—

acude deprisa donde él espera

mientras siente flaquear su vida.

 

Abrazo cual razón de ser del hijo

buscando fusionarse con su ancestro;

abrazo que transmita gratitudes

por todo lo pasado y lo futuro.

 

Y aunque la garganta se te anude

y los ojos se muestren inundados,

acude con el corazón consolado

por el inmenso amor que nunca falla.

 

Todos tenemos un padre encarnado

cuyo mayor deseo es un abrazo más

con el hijo que está por otras tierras.

 

Un abrazo más y no tantas hazañas.

Un abrazo que guarde la memoria.

Un abrazo de hoy, pero indeleble.

 

Padre e hijo, torre y fortaleza:

un abrazo más que ya les sobreviva

volviéndolos uno solo en Dios.

 

 

 

 

LAS VOCES OÍDAS

 

 

“No sabes cuánto me ayuda oír tu voz”,

dice el padre, lejos, muy lejos del hijo

que llama para estar en comunión

bajo sus conmovedoras existencias,

rozando el espacio del mundo, el aire

de las ondas que trasladan sus voces,

el minuto del intercambio de palabras.

 

No puede ser indecible esta verdad

que oyen y sienten los dos, al teléfono,

esperando el turno de sencillas frases

que evadan geografías o transmitan

parcos testimonios de los dos confines,

felices partituras del milagro de vivir,

esfuerzos van, intuiciones vienen…

 

Las voces se oyen en las entrañas,

en la médula ósea de cada cual, rastro

o melodía familiar e intransferible

en la cavidad auditiva mientras habla

el padre y escucha el hijo que tapona

los huecos inevitables de toda lejanía.

 

“No sabes cuánto me ayuda oír tu voz”,

repite el padre, y el hijo lo siente cerca

cuando va acabando, mientras promete:

“Cada semana te estaré llamando”.

 

 

 

EN EL ANDÉN

 

 

Del alba al crepúsculo

estás por el andén de tu orfandad,

esperando divisar

al padre más amado.

 

Por si eso no bastara,

los sueños —o la memoria—

te permiten levantar

la tapa de lo vivido

y la nebulosa donde lo supones

como extraviado.

 

En esta estación

el amor es la contraseña

(o la suplicante fuerza)

que abre las válvulas

por donde es posible que pase el tren

con el padre que limpió todas

tus heridas.

 

Ese y ningún otro retorno

es la Dicha para ti.

 

 

 

PADRE DE TODO AMANECER /

FATHER OF EVERY DAWN

 

(Poema musicalizado por el israelí Asi Mesquin)

 

 

Cada amanecer te veo

iluminado por luciérnagas

y abro mi corazón

que nunca te engaña.

 

Así no te me alejas.

Así te reconozco

tras las sombras

o bajo las lluvias.

 

Y mientras cantan los pájaros

te entrego mis tesoros,

sencillas palabras

que sólo hablan de amor.

 

Contigo no hay ausencias

porque viajas conmigo,

aunque crezca la muerte,

aunque estalle el olvido.

 

 

 

LA CASA DE MIS PADRES

 

 

No por obediencia sino por Amor, aceptando la prueba

de la distancia desde tan temprano, retorno

a mis entrañables pertenencias, a mis respiraciones de ayer

con saltos de alegría, Padre y Madre esperándome

con vuestras sangres llameantes, con vuestras antiguas

vigilias conmoviéndome el corazón eternamente,

fruto autónomo de un credo donde no hay fisuras

y sí música de los árboles, de los ríos, de los pastos. Sí

inmemorial cariño armado en la liturgia del sentimiento

puro al Cristo que nadie comprende, Ejemplo vuestro

en clave morse de los párpados, en ráfagas de la memoria

del que varias veces y siempre ha sido el hijo pródigo

que no malgastó vuestra herencia.

 

¡Qué latitud la de vuestro aliento, Padres;

por eso los abrazo con la puntería de mi Amor!

 

Padres de la velocidad de mis vértebras: Crezco afuera,

en una lejanísima fábula, náufrago sobreviviente

por la tabla de la emoción, por la lengua

sujeta a la intemperie, Órbita de vuestro incentivo para

el éxodo de mi sed, ¡Padres hasta el confín ávido

de mis oriundos besos! ¡Padres vivitos en la Casa

ambarina sobre el tiempo tropical de mi sangre

o sobre el Vítor planetario que pongo en un Reino

donde los santos no son estatuas! ¡Padres del alarido

de mi carne! ¡Padres del canto tierno hasta los huesos!

¡Padres, vuestra Casa merece algún eco

por sus cauces múltiples, por sus muchas moradas!

 

¡Qué fosforescente es vuestro ejemplo, Padres;

por eso yo nunca he dejado de veros!

 

Retorno a la muestra primaria del Amor.

Sólo vuestras sonrisas brillan al fondo del salón. Trueco

besos por abrazos, abrazos por besos

para que bailen otro pasodoble los cincuenta años

que faltan. Trueco mis horas frías por vuestras vidas

anudadas a la selva y a las estaciones que no terminan.

Retorno anhelando esta Casa donde aprendí a caminar.

 

Ay, Señor, en nombre de los Pérez de Perú y de España;

en nombre de los Alencar de Brasil, de Bolivia y de Perú,

gracias doy por estos padres vivitos que no me faltan,

que aguantan, que se quieren de madrugada a madrugada.

Bellos padres acordándose de sus hijos y de sus nietos

con un Querer sin fin, todo magma protector, todo llanto

benéfico, todo perdón hasta sangrar los labios.

 

El viento se mueve en todas las direcciones y yo vuelvo

traspasando océanos, vuelvo a la Casa cuya dirección

está junto a mis grandes ríos. Heme aquí con las lámparas

del espíritu, asistiendo a esta boda cuando hoy mismo

se cumplen cincuenta años de la primera vez.

 

¡Qué inmensos Padres sois y seréis y habéis sido;

por eso yo nunca me he ido de vosotros!

 

Enlace para descarga libre de la antología:

 

https://www.descubrelima.pe/wp-content/uploads/2020/12/Alfredo-Perez-Alencart.pdf

 

 

 

© All rights reserved Alfredo Pérez Alencart

Alfredo Pérez Alencart (Puerto Maldonado, Perú, 1962). Poeta y ensayista peruano-español, profesor de la Universidad de Salamanca donde se incorporó en 1987. Es coordinador, desde 1998, de los Encuentros de Poetas Iberoamericanos que organiza la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y Saberes. Sus poemarios publicados son, entre otros:  La voluntad enhechizada (2001); Madre Selva (2002); Hombres trabajando (2007); Cristo del Alma (2009); Savia de las Antípodas (2009); Cartografía de las revelaciones (2011); Prontuario de Infinito (2012); Memorial  de Tierraverde (2014);  Los éxodos, los exilios (2015), Ante el mar, callé (2017) y Barro del Paraíso (2019). Su poesía ha sido parcialmente traducida a cincuenta idiomas y ha recibido, por el conjunto de su obra, el Premio Internacional de Poesía Vicente Gerbasi (Venezuela, 2009), el Premio Jorge Guillén (España, 2012), el Premio Humberto Peregrino (Brasil, 2015) y la Medalla Mihai Eminescu (Rumanía, 2018), entre otros. Hay seis volúmenes con estudios sobre su poesía escritos por más de doscientos autores y, de la misma, se han hecho varias antologías: Brasil, Alemania, Perú, Francia, Chile, Argentina, Croacia, Portugal, Rumanía…

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Estamos trabajando en un concurso de poesía,desde la Residencia de ancianos Betania de Santa Coloma, de Gramanet. Nos gustaría poder informales de la combinatoria,para que pudiesen promover si lo creen oportuno, animando a la participación en el mismo ,mi tl 650390495.
Estupendos versos al padre. Gracias, Alencart, por estas dádivas que nutren a muchos, como es mi caso. Leyéndolos me he permitido pensar en mi padre.
Me han encantado estos poemas. Mi enhorabuena al poeta
Enhorabuena, amigo Alfredo, por estos versos que , tras pasar por el corazón, se instalan en el alma.
¡Qué poemas más conmovedores y cercanos! Poesía como esta sí que es necesaria, al menos para mí. Felicitaciones al poeta Pérez Alencart, a quien no conozco pero es paisano mío.

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