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Junio 2017

SANTA Y ANDRÉS. Un film de Carlos Lechuga. “Un botellazo contra….”

Título original Santa y Andrés Año 2016

Duración 105 min.

País Cuba

Director Carlos Lechuga

Guión Carlos Lechuga

Música Santiago Barbosa

Fotografía Javier Labrador Deulofeu

Reparto Lola Amores,  Eduardo Martínez,  George Abreu,  Luna Tinoco,  Cesar Domínguez, Ederlys Rodrguez Perez,  Maikel Alexi Sánchez.

 

 

Sinopsis

Cuba, 1983. Santa es una campesina de treinta años que trabaja en una granja estatal. Andrés es un escritor homosexual de cincuenta años que, según el gobierno, tiene “problemas ideológicos”. Como es habitual con los desafectos a la revolución, cada vez que hay un evento político en la zona, alguien es enviado para echarle un ojo y evitar que cometa algún acto de oposición pública. Esta vez la tarea de vigilar le toca a Santa. Durante tres días consecutivos Santa se sienta en la entrada de la cabaña de Andrés para supervisar cada uno de sus movimientos. (FILMAFFINITY)

Santa y Andrés es la historia de un acercamiento. En sí misma, esta última palabra nos sirve para abordar el mal o el bien. Acercamiento físico al principio; un método de vigilancia de una “compañera” que debe cumplir su obligación de vigilar a un  “contrarrevolucionario” sentada a pocos metros de su víctima. Y acercamiento interior al final, como parte de la seducción que le produce él a partir de su historia íntima y la humillación que tiene que sufrir como “gusano”. Adquiriendo así un pacto de amistad por los hechos vividos y una despedida a través del mar Caribe como de costumbre.

Soy un defensor a ultranza, a diferencia de otros críticos, del tempo extremadamente lánguido y “aburrido” de la trama en sí. Si bien se podría confundir el ritmo con la inexperiencia (Melaza 2012) Carlos Lechuga hace un retrato real y mimético de “la nada en la Nada”. Santa como una aldeana que tiene una doble mochila: la que lleva encima como mujer de campo y una silla a cuestas. Un asiento que el director, en sus tomas, la realza desde el absurdo y el patetismo frente a Andrés. Un “sentar y esperar” que se hace infinito . Este sentimiento doble de un país que vivió  (…vive aún) un laisser faire laisser passez en el día a día. Un homenaje en grande a un valor que, sí o sí, escasea en la Isla y solo unos pocos allegados al poder tienen acceso…la libertad.

En una entrevista de Cecilia Crespo con Carlos Lechuga en la revista On Cuba el director define su film así…

“Para mí esta película se resume en un segundo, ya cerca del final, cuando en un bar, sin saber por qué, Santa le tira un botellazo a un hombre que no sabemos quién es. Ese botellazo lo podría haber tirado también Andrés. Es un botellazo, que yo le lanzo a las cosas feas de la vida. Es un botellazo contra la censura, contra el silencio, contra la muerte, contra el olvido, contra la soledad, contra los que abusan de los débiles, contra los que se creen dueños de todo. Es un botellazo contra el rechazo y contra los problemas de la vida misma”.

Un homenaje a los que vivieronla marginación y el repudio por su condición sexual y su disidencia política como Reinaldo Arenas, René Ariza, Delfín Prats, Esteban Luís Cárdenas, Néstor Díaz de Villegas, Abreu…Que la libertad planee sobres sus vidas.ER

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