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Febrero 2017

QUERIDO OSCARE. Fragmento de la novela CAMINAR EL HORIZONTE de Rossana Montoya

Querido Oscare:

 

Recién me siento a hacer algo que nos habíamos prometido: escribirnos. Hubiera sido más fácil agarrar el teléfono y llamarte. Pero, como caballero andante admirador del Quijote, sé que prefieres recibir una carta de mi puño y letra. Desde el momento en que te conocí en la sala de teatro Yuyachkani, en Lima, sabía que eras diferente, que eras de otra época y de una extroversión abrumadora para el medio discreto donde nos desenvolvíamos. Tus ojos negros como dos Lunas en eclipse fueron el cristal desde donde yo vería a una infinidad de escritores, personajes, cineastas, actores y músicos. Tú fuiste el calidoscopio interdisciplinario por el cual yo descubrí mi amor por las artes escénicas. Oscare, aprendí a quererte y apreciarte a la distancia. El día del estreno de Fábula en el horizonte llegaste a socorrerme. Cuando entraste al teatro y te vi, sentí una confianza automática. Me llenaste de esa confianza que es el primer y último bastión que tenemos los soñadores como nosotros, porque así te recuerdo y recordaré, como un soñador. Esa noche me diste la mano antes del estreno de la obra y después de este. Tú me dijiste una vez que, cuando se acaba la etapa de exploración en el teatro, llega la etapa de la repetición. Esto puede ser erradicado con la magia inicial de las ideas y después hay que trabajar para recuperar esa energía inicial que nos abandona. Esa noche, cuando te vi, me devolviste esa magia que surgió en los inicios de la creación de la obra.

 

Te ofreciste para presentar la obra. Te había confesado de mi miedo escénico y percibiste la tensión del momento. Habías leído la obra en los textos que te envié a Lima. Como siempre, aplicaste tu bondad y elocuencia en tus comentarios sobre la obra esa noche. Venías preparado, Oscare. Sacaste de tu abrigo negro las hojas mecanografiadas de una reseña desgarradoramente bondadosa. Me protegiste con tus alas de ternura y tu extroversión de otra era. Mencionaste que hacer teatro en cualquier parte del mundo es como vivir en un exilio y de cómo haciendo teatro se vive entre extranjeros en un mundo nuevo, donde se exploran otras ideas, costumbres y tradiciones. También dijiste que es un exilio voluntario donde los que hacemos teatro nos transformamos adoptando roles que eran impensables en nuestro país de origen. El teatro es extranjero en el mundo en que vive, sobre todo porque contradice los confines de la sociedad circundante y porque puede ser discriminado. Pero también puede ser una isla de libertad, comentaste. Tuviste que venir tú esa noche para descifrar el vínculo del cual yo me aferro para poder seguir adelante. Oscare, esa noche del estreno fuiste el alma de la obra y te convertiste en mi maestro.

 

© All rights reserved Rossana Montoya

Rossana Montoya. Nació en Lima-Perú en 1967. Escritora y artista visual, estudió pintura en la Universidad Católica del Perú donde también llevó cursos de literatura y filosofía. En el 1992 emigró a los Estados Unidos para residir en Miami Florida donde hizo un bachiller en artes visuales y una maestría en educación por el arte en la Universidad Internacional de la Florida (2010). En el 2011 publicó su primera novela Pasaje de regreso y en el 2013 fue parte de la antología Viaje One Way de escritores de Miami. Del 2013 al 2014 contribuyó con la publicación cultural digital Sub-urbano. Actualmente trabaja en su nueva novela que será publicada el 2016.

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