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Octubre 2019

NOTAS SOBRE LA BARCA. Gunter Silva

Leyendo la novela La Barca del escritor peruano Eduardo J. Huarag, publicada en Lima el 2007 por la Editorial San Marcos, vino a mi memoria la figura de Caronte, el barquero de la laguna Estigia, cuyo trabajo era llevar las almas de los muertos desde el reino de los vivos hasta el reino de los difuntos, a través del Aqueronte, en una barca tirada por las almas en pena que no podían entrar al Hades. 

En la novela, nos sumergimos en un misterioso y largo viaje por las lúgubres aguas de la laguna del Titicaca; rodeada de seres marginales, que nos llevarán por un camino en el que conoceremos la historia oculta de un país hundido en una guerra contra la subversión. El libro se abre con la huida desesperada de Alejandra, una joven militante de una célula subversiva en plena sierra peruana. Allí, en la ciudad de Puno, se contacta con Carmen Tincopa, quien le ofrece escapar a Bolivia en una pequeña barca, juntamente con otros miembros requisitoriados por la policía peruana. Esa barca, que parece ser un billete de lotería en un principio, un escape hacia la libertad, terminará convirtiéndose en su peor pesadilla. 

El marco temporal parpadea entre mediados de los 80 y principios de los 90. En el núcleo de la guerra interna en el Perú, una época dominada por el terrorismo y la milicia. En ese escenario, se unen las vidas de Santiago, un joven ambicioso y enamoradizo, aficionado a los naipes y a las casas de apuesta. Y la de Alejandra, una muchacha guerrillera, idealista, de Accos, diminuto caserío cerca de la ciudad de Huamanga. 

Esa combinación o entrelazamientos de vidas, da pie a una novela perfectamente equilibrada de amor y tragedia. La belleza de las calles de los pueblitos de los andes peruanos, es un majestuoso telón de fondo para una obra de desconfianza y engaño donde los amigos, incluso los mejores amigos, pueden volverse unos contra otros por el miedo o la conveniencia. La célula a la que pertenece Alejandra ha sido infiltrada por los agentes del servicio de inteligencia, y cada paso que se atreva a dar, puede ser un paso en falso, uno marcado con la propia muerte. 

Hay un juego interesante de alternancias en el texto desde tiempos diferentes. Por un lado, se cuenta la historia del encuentro entre Alejandra y Santiago: el desarrollo de esa amistad que culmina en un amor pasional. Y, de otro, vemos la narración en forma de entrevista. Que va haciendo el periodista Julián Martínez al propio Santiago, de modo que la novela la tiene que ir armando el lector con las piezas y pistas que se nos va proveyendo en cada página, a través de ambos recuentos. 

En ese escrutinio de la memoria, Santiago comprenderá por qué entra en su vida esa muchacha misteriosa, que comenzará a abrir su corazón con fuerza y pasión, un corazón que ha mantenido protegido durante tanto tiempo; y en ese proceso, estará decidido a descubrir la verdad sobre lo que realmente le sucedió a Alejandra, irá atando cabos de los sucesos de hace tantos años. La Barca, es el viaje de la novela de regreso a las calles de un país convulsionado, que revela un precario y peligroso mundo de secretos y traiciones. 

El lector que desee entrar en la trama de esta novela, encontrará un libro lleno de suspenso. Esa barca, como la barca de Caronte, tiene un significado concreto en la historia peruana, y cuando aparece, sólo puede adoptar un tono oscuro y mortuorio, que es también la historia de un país, una época, unas vidas y un camino sin retorno. 

Gunter Silva 

Londres 

 

© All rights reserved Gunter Silva Passuni

Gunter Silva Passuni, escritor peruano. Obtuvo una maestría en Literatura y Creatividad Literaria en la Universidad de Westminster, Reino Unido. Es autor de la colección de relatos “Crónicas de Londres” (2012) y la novela Pasos Pesados (2016). Twitter @guntersilva9

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