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Julio 2018

Navegando con Iris Pérez. Desde los Caminos y la Anatomía hacia En el Lugar del Ser. Antonio J. Canela-Ruano(1)

Iris Pérez Romero es una artista visual dominicana de gran recorrido y con una sólida formación artística en la Escuela Nacional de Bellas Artes y en la Universidad Autónoma de Santo Domingo.
Entre sus maestros destacó Domingo Liz, aunque Iris ha logrado integrar los diferentes conocimientos adquiridos de todos ellos en un arte muy personal, claramente identificable a pesar de que usa múltiples lenguajes expresivos. Ese cariz poliédrico, propio y conectado con la realidad social actual permite categorizar a Iris dentro del arte sustantivo que conceptualizó Valldeperes (1957) en El arte de nuestro tiempo.

Energía humana (2015), de la serie Energía Vital. (58×99 pulgadas)

La selección de obras que presentamos nos muestra una síntesis del recorrido artístico de Iris, que ha navegado desde los Caminos del Ser a la Anatomía del Ser, para posteriormente avanzar hacia En el Lugar del Ser. Esa conexión con la ontología nos lleva como espectores e intérpretes de su obra a una visualización conectada con los grandes pensadores filosóficos, si para Platón el ser está relacionado con la idea, para Aristóteles lo definiría la sustancia. Siguiendo a Heidegger en Ser y Tiempo (1927) es importante separar la idea del ser de la de ente “El «ser» es un concepto evidente por sí mismo. En todo conocimiento, en todo enunciado, en todo comportamiento respecto de un ente, en todo comportarse respecto de sí mismo, se hace uso del «ser», y esta expresión resulta comprensible «sin más».” (p. 15). Por lo tanto, las categorías del ser deben ser separadas de los entes que utiliza Iris para mostrarlas. Como su propia trayectoria artística, Iris nos ofrece un discurso en el que se ofrecen diferentes procesos de dichos entes, que de manera temporal muestran un ser particular y que siempre es cíclico. Desde una perspectiva hegeliana, los entes que habitan el arte de Iris parten de procesos violentos y destructivos, donde radicaríamos las temáticas de prostitución y matrimonio infantil, grooming, sexting, maltrato y exilio entre otros. Aún en las obras más crudas vemos cierta antítesis, que se muestra a través de conexiones entre iguales, luces, luciérnagas, esferas de luz cálida que inciden en la protección o sanación. La síntesis del proceso radica en la esperanza, en los caminos buscados y luchados por los entes en búsqueda de su propio ser y lugar en el mundo.

Partículas Elementales II (2016), de la serie Anatomía del Ser. Pintura acrílica sobre tela (96×55.5”)

Partiendo de esa categorización básica que hemos ofrecido de la obra de Iris Pérez, podríamos comenzar analizando la obra Partículas Elementales II. En ella se nos ofrece un paisaje urbano nocturno, donde predominan los colores fríos y la ausencia de perspectiva. La paleta es la propia de Iris: colores primarios (azul, rojo y amarillo) junto con el blanco y el negro, que eliminan por completo el preciosismo y lo accesorio y permiten una composición equilibrada. La ciudad y la noche caen sobre el espectador y los tres personajes principales, que aparecen aislados, incomunicados y profundamente solitarios. Los rostros muestran abatimiento y un sufrimiento ya aceptado, pero no por ello menos doloroso. Sin embargo, en un espacio lúgubre que hace referencia a la prostitución infantil (2), aparecen elementos esperanzadores, como los entes que flotan en la noche oscura, las luces y un suelo rojo saturado que ofrece calidez a las figuras.

Obra de la serie Los Caminos del Ser (2016). Pintura acrílica y grafito sobre tela (48×32”)

La obra de la serie Los Caminos del Ser nos ofrece otra de las ideas básicas sobre el ser de Iris, y es la presencia de la dualidad en sus figuras. El personaje muestra dos posibles caminos guiados por una sutil línea roja que parte de los pechos. La artista ha eliminado por completo cualquier referencia que pueda distraer del mensaje principal, eliminando el escenario y reduciendo las figuras a formas esenciales. En cuanto al uso del color predomina el negro, y un contraste excepcional entre las dos caras de la misma figura, mientras en una destaca el blanco en la otra destaca el negro, y donde en una se muestran tonos cálidos en la otra fríos y viceversa. Siguiendo con la línea heideggeriana, Iris nos muestra los diferentes caminos que un ente concreto puede atravesar, y que definirán también diferentes modos de ser posibles.

Obra de la serie Los Caminos del Ser (2015). Pintura acrílica, tinta y grafito sobre papel (40×26”)

Del mismo modo, los personajes de la obra anterior avanzan unidos por un bosque, donde a pesar de la abundancia del negro persiste la luz y el rojo. A pesar de que los individuos no se comunican, la sensación que transmiten es de sosiego y seguridad.

Obra de la serie Los Caminos del Ser (2016). Pintura acrílica y grafito sobre papel (48×48”)

Siguiendo en la misma serie, la obra nos propone de nuevo la idea de tránsito y de proceso, en una obra que nos traslada a los innumerables casos históricos de migraciones forzadas y exilios, con la carga emocional que supone no sólo ser vencidos en la guerra sino desterrados de manera indefinida.

La noche y los cocuyos (2017). De la serie Anatomía del Ser. Pintura acrílica sobre tela (84×72”)

La noche y los cocuyos regresa a la temática con la que iniciamos. Muestra a una niña rodeada de luciérnagas, pero subyacen los peligros que la asechan: la noche, la soledad y la tristeza. Los insectos luminosos quizá cumplan en esta ocasión la función protectora, en un conjunto de enorme fuerza que evoca un sentimiento de empatía hacia la protagonista. La composición renuncia nuevamente a la perspectiva, acercando al personaje y creando tensión ante la falta de desahogo y espacio libre.

En mi Isla Estoy (2014). De la serie Serie Energía Vital. Arcilla y esmalte cerámico. (30×45”)

En esta obra, Iris incluye una técnica que incluye la arcilla y el esmalte y utiliza el modelado y la literatura a través de trazos enérgicos y profundos. Los ritmos, tensiones, modulaciones y rimas propias de la escritura son traducidas a la cerámica, que con una expresión propia, trasmite nuevos significantes. Ese nuevo lenguaje, que parte del impulso gestual de Iris, permite una conexión íntima y personal entre diferentes tipos de arte. En mi Isla Estoy nos muestra a un personaje femenino que avanza decidida hacia el Sol. Los colores son terrosos, cálidos y muestran un bienestar que contrasta con el resto de las obras mostradas.

Como conclusión podríamos incidir en la importancia de la obra de Iris Pérez para entender desde diferentes perspectivas la realidad humana, con una mirada artística muy personal que nos acompaña en el autoconocimiento y denuncia también algunos de los abusos más marcados de la actualidad.

 

(1) Doctorando del programa en Historia y Estudios Humanísticos: Europa, América, Arte y Lenguas, de la Universidad Pablo de Olavide, con el tema Las metamorfosis del exilio: Vela Zanetti y la República Dominicana (1939-1981). Licenciado en Historia (2009) y en Historia del Arte (2014) por la Universidad de Granada, Máster en Historia de América Latina. Mundos Indígenas por la Universidad Pablo de Olavide (2014) y Máster en profesorado por la Universidad de Málaga (2010).
(2) Diferentes organizaciones como la OIT y UNICEF han puesto énfasis en la inmensa problemática alrededor de la prostitución infantil y la trata de personas, con una presencia inmensa aunque no cuantificada en la región latinoamericana y del Caribe. Del mismo modo, el más reciente informe sobre embarazo adolescente en América Latina realizado por la OMS, y UNICEF entre otros (febrero de 2018) indica que dentro del continente americano, la República Dominicana es el país con mayor índice de fecundidad adolescente, superando la centena (100’6) de nacimientos por cada 1000 mujeres entre 15 y 19 años en el periodo 2010-2015. Si ampliamos la mirada a datos globales, el Banco Mundial recoge datos aún más elevados para numerosos países africanos, siendo Níger el que obtiene un mayor índice (194).

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