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Julio 2013

NAGARI ENTREVISTA AL ESCRITOR Y PERIODISTA MEXICANO WILBERT TORRE.

Narcoleaks-Wilbert-Torre-Portada-mediaWilbert Torre. Escritor y periodista mexicano. Autor de los libros *Obama Latino*, *Todo por una manzana* y *El bombero al que nadie llamó*, este último galardonado con el Premio Proceso Internacional 2011. Elegido uno de los Nuevos Cronistas de Indias por la Fundación de Nuevo Periodismo Iberoamericano, creada por Gabriel García Márquez. Corresponsal de la revista Etiqueta Negra en Estados Unidos. Sus historias se han publicado en Gatopardo, Letras Libres y la revista de El Mercurio de Chile. Vive en Washington DC.

twitter: @WilbertTorre

Conversó con Nagari en relación a su libro Narcoleaks (la alianza México-Estados Unidos en la guerra contra el crimen organizado) publicado por Grijalbo

 

Nagari. Platícanos un poco de ti ¿cómo nace tu inquietud por el periodismo y la crónica?

Wilbert Torre. Mi padre fue un cronista de asuntos de policía, carnavales y obituarios durante más de treinta años. Desde muy pequeño crecí escuchando historias.

Nagari. En su libro “El Insomnio de Bolívar” Jorge Volpi apuntaba que como latinoamericanos en realidad estamos aislados unos de otros, pero dentro de tu trabajo colaboras en la revista Etiqueta Negra, ¿consideras que estamos en una generación de escritores y periodistas que buscan romper con este supuesto aislamiento?

Wilbert Torre. Es curioso porque la sinergia y el diálogo entre cronistas, periodistas y escritores latinoamericanos en los últimos diez años ha derribado muros y barreras. Hay textos de escritores mexicanos que se publican en Argentina, Perú y Venezuela y textos de cronistas peruanos y argentinos y colombianos y chilenos que aparecen en revistas y diarios mexicanos. Eso ha ayudado a unificarnos y también a romper los estereotipos de la crónica latinoamericana para llevarla a un territorio más abierto e inabarcable. Ese diálogo y ese cruce de ideas debería trascender a las editoriales, porque los libros escritos por autores latinoamericanos hasta ahora no tienen manera de viajar de un país a otro, a menos que sea de mano en mano y de voz a voz.

Nagari. Tristemente algo que hemos compartido en Latinoamérica particularmente en México es una cultura de la violencia. En los 80-90 Colombia llevó la peor parte y ahora es el turno de México, tu libro Narcoleaks nos muestra esta guerra tras bambalinas.

¿Cuánto tiempo llevó la investigación de narcoleaks y para los que somos legos el acceso a esta información tenía algún tipo de estructura o fue un rompecabezas que hubo que armar?

Wilbert Torre. La reportería y la escritura del libro me llevó cerca de dos años. Comenzó como una idea de un libro de espionaje desde los tiempos de la Revolución, pero me di cuenta que la intervención de Estados Unidos en los asuntos internos de un país, en este caso de México, no es cosa del pasado, y que había muchas cosas por contar en presente. Por eso decidí investigar qué había detrás de los discursos y de los textos oficiales de la Iniciativa Mérida. Conversé de manera confidencial con decenas de altos funcionarios y agentes de ambos países.

Nagari. ¿Fue esta obra parte del proyecto de Wikileaks del periódico mexicano La Jornada?

Wilbert Torre. En realidad los cables de Wikileaks, mi punto de partida, no decían mucho, o no decían nada porque no existía contexto. Lo que hice fue tomar algunos cables como quien tira de una madeja para saber qué había pasado con los acuerdos que en principio evidenciaban los cables y construir un gran rompecabezas con información confidencial o restringida e historias que permitieran entender y explicar las consecuencias de la guerra contra el narcotráfico desatada por un gobierno, con la participación de Estados Unidos.

Nagari. Conforme salieron a la luz los reportes de Wikileaks se presentaron reacciones encontradas incluso por parte de algunos periodistas y editorialistas, donde argumentaban que lo que se reportaba eran sectreos a voces o que a veces es necesario tener límites en el acceso a la información.

¿Cuál es tu posición a este respecto?

Wilbert Torre. Me parece que es un tema con varias aristas. Creo que los intereses y las prioridades de los Estados y los países evolucionan y que por razones obvias es preciso proteger ciertos espacios de información, como por ejemplo la que tiene que ver hoy en día con seguridad cibernética, donde ocurrirán las próximas grandes guerras y conflictos. Pero creo que hay muchos otros espacios donde la información debe transparentarse cuando es preciso. En Estados Unidos un elemento de presión indiscutible es el Congreso, pero en México no funciona como debería. Hasta ahora, por ejemplo, no se ha llamado a Felipe Calderón para que explique qué acciones inéditas permitió al gobierno de Estados Unidos llevar a cabo en territorio mexicano. Hoy sabemos que Estados Unidos espió dentro de México, con el permiso del Estado mexicano, pero desconocemos cómo ocurrió. Por otro lado, me parece que Wikileaks ventiló algunos de estos espacios que mantienen obscuros los gobiernos, pero al hacerlo puso en riesgo a mucha gente cuyos nombres revelaban los cables. El mito levantado alrededor de Assange ha impedido que esas cosas se revisen con mayor profundidad.

Nagari. A partir de la persecución de Julian Assange ¿crees que este tipo de filtraciones de la información a gran escala están condenadas a desaparecer?

Wilbert Torre. No lo creo. Creo que seguirán ocurriendo:  la información es como un reguero de agua: salpica a algunos y siempre habrá alguien dispuesto a contarlo.

Nagari. En tu libro Narcoleaks vemos al presidente de México Felipe Calderón en un tortuoso camino en su lucha contra el Narco. A posteriori ¿Era este el camino para conseguir el apoyo del gobierno de los Estados Unidos y de esta forma darle legitimidad a su gobierno?

Wilbert Torre. No creo que haya sido un camino tortuoso para Calderón. Lo hizo con pleno convencimiento y hasta el final creyó en lo que hacía. ¿Hizo lo correcto? No lo sé. No comparto los puntos de vista simplistas del tipo México debe envolverse en la bandera de la soberanía y combatir a los gringos. Eso opera en la ficción de algunas mentes trasnochadas. Los intereses y los peligros del mundo actual hacen preciso que los países estén cada vez más interconectados. Había un rezago indiscutible en la relación bilateral en el tema de seguridad y narcotráfico, que fue lo único, junto con la migración, que no se negoció en el TLC. Creo que en ese sentido era insalvable entrar a ese territorio y Calderón lo hizo.¿Hubo excesos? Tal vez, pero es imposible decirlo con frialdad, porque no había antecedentes.

Nagari. Intelectuales norteamericanos como Mark A.R. Kleiman en libros como Drugs and Drug policy advierten sobre los riesgos de despenalizar el tráfico de drogas, pero a partir de la experiencia colombiana y mexicana ¿no es acaso más sensato disminuir el flujo indiscriminado de capital que poseen los grupos criminales que a ratos parece superar a gobiernos como el de México?

Wilbert Torre. ¿Y cómo se disminuye el flujo de capital de las redes de narcotráfico? Se dice sencillo, pero no lo es. Al final del gobierno de Calderón el gobierno de Estados Unidos se dio cuenta de que cortar las cabezas del narco había sido un error y decidió poner todas sus cartas en la parte financiera de los cárteles. Y que yo sepa, tampoco se ha podido hacer tanto. Creo que el camino es la despenalización, pero llevará tiempo en Estados Unidos . Me parece que cada gobierno debe hacer algo en ese sentido. Una forma de hacerlo de manera indirecta es la manera como se combate a los cárteles. En México ha habido una guerra desatada contra ellos en los últimos seis años, una guerrra que ha sembrado al país con 70 mil o 100 mil muertos, y las drogas llegan a Estados Unidos y se limpian de sangre porque la DEA, la CIA, el FBI y el Pentágono no combaten a los cárteles americanos con la misma furia que lo hicieron en Colombia y ahora en México. No sabemos quien es el Chapo de Estados Unidos y ni siquiera conocemos cuáles son los cárteles norteamericanos que mueven las drogas en territorio americano. ¿Por qué he de hacer en mi casa lo que tú no haces en la tuya? Tal vez sea un punto de vista cínico, pero si el principal consumidor no combate al narcotráfico como debería en su territorio, ¿por qué deben hacerlo otros países? Vale la pena parafrasear a López Portillo: Tal vez nosotros seamos trampolín, pero ellos son la alberca.

Nagari. En algunas partes de tu libro se menciona cierto recelo por parte de las administraciones norteamericanas sobre trabajar con Genaro García Luna y sin embargo de forma púbilca el gobiernos estadounidense le dio el visto bueno. ¿No era acaso necesario continuar una línea de investigación periodística a este respecto?

Wilbert Torre. Para el gobierno de Estados Unidos, y lo digo en Narcoleaks, García Luna siempre fue un aliado necesario pero incómodo.

Nagari. Durante las administraciones panistas se manejo que se consiguieron logros en la libertad de expresión. Pero al mismo tiempo, ¿no se intercambió la censura del Estado represor por la censura de un Estado sumido en la violencia incapaz de imponerse al crimen organizado?

Wilbert Torre. Como lo digo en Narcoleaks, me parece que como un político que creció en la oposición Calderón actuó con una genuina preocupación por atender un problema mayor. Hasta ahora hay quienes mantienen la línea discursiva de que no había violencia vinculada al narco y que Calderón la desató. Eso no es cierto. Había zonas del norte del país –Tamaulipas, por ejemplo– controladas por el narco. Entonces Calderón toma la decisión de enfrentarlo. A mi me parece que fue un error de cálculo. Creyó que no sería tan complicado acabar con los cárteles. Se equivoco y hundió al país en un fango de muertos.

Nagari. ¿Con el regreso del PRI al poder existen indicios de que se esté regresando a las antiguas prácticas de cooptación? ¿o acaso México ha cambiado lo suficiente para evitar esto?

Wilbert Torre. Por una parte me parece que el país ha cambiado en muchos sentidos. Hay una clase política más educada y partidos de oposición más sólidos y el PRI no podrá gobernar como lo hacía antes porque también hay una sociedad civil más activa. Lo que sé y lo que ha dicho el gobierno de Peña Nieto es que modificaría la forma reactiva de enfrentar al narcotráfico, tal y como lo hacía Calderón, y no me parece que eso sea un error. Estados Unidos no lo hace en su territorio. Los pactos con el narco eran una preocupación de la Casa Blanca, pero tras el arresto del Z-40, me parece que esa idea se ha modificado.

Nagari. ¿Consideras que tu libro Narcoleaks puede ser una herramienta para el ciudadano de a pie para ejercer presión a los gobiernos en torno a generar mejores estrategias para solucionar el problema del Narco?

Wilbert Torre. No lo sé. Lo escribí con la intención de abrir ciertos pasajes obscuros en la alianza política y militar entre ambos países contra el narco. Espero que Narcoleaks ayude a entender lo que sucedió en este momento de la historia.

Nagari. ¿Cuál es a tu juicio acerca del futuro del periodismo a mediano plazo en México?

Wilbert Torre. Pese a todo, es positivo. Creo que hay una nueva generación de periodistas narradores que están ayudando a entender fenómenos y problemas alejados del discurso y la declaración oficial, y cada vez más cerca de las historias que se escriben en las calles. Me parece que uno de los grandes pendientes es superar la autocensura. Hace algunos años, todos lo recordamos, los gobierno censuraban a los medios. Hoy hay medios que solos actúan de manera obsecuente. También me parece que abunda el periodismo chatarra y amarillo, periodismo sensacionalista y falto de rigor que se aprovecha de la falta de credibilidad en el gobierno, muy a modo, decía hace poco un crítico de Letras Libres, de los millones de lectores que gustan de las historias de altas conspiraciones y de creer en gobiernos totalmente corrompidos, sin matices. Eso vende, pero dudo que sea buen periodismo.

Nagari. ¿En qué proyecto te encuentras trabajando ahora?

Wilbert Torre. Regreso a vivir a México después de diez años. Escribiré un texto semanal sobre la ciudad de México, sus personajes, historias, sitios y vida cotidiana. Y a mediano plazo quiero escribir un libro de perfiles sobre la generación que puede hacer que México, por fin, pegue el salto largamente esperado. En lo inmediato tal vez editaré un libro sobre cantantes de ópera.

Nagari. Muchas Gracias Wilbert por concedernos esta entrevista.

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