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Febrero 2018

Nadie ante el espejo. Germán Guerra. Editorial bokeh*

El poeta… frente al azogue y su silencio

 

Nadie ante el espejo son una serie de negativos en blanco y negro. Bien resguardados de la luz y bajo un fondo literario propio. Fotografías de lo vital, como obliga la mirada de su autor ante la existencia. Y para ser más preciso: como corresponde en la realidad cuando sus pupilas están frente a las tuyas en cualquier encuentro.

 

Imágenes ubicadas bajo el papel cuando el fuego carboniza el tiempo y ya solo nos resta “La ceniza de las horas”. Noches… como punto de partida para la partida. O la noche en singular, para iniciar el éxodo hacia uno mismo. Espacios donde la sombra y su figura están presentes a menudo en sus líneas. Homenajes a los bardos que han dado pie a ser cita desde la historia de la Literatura: León Felipe, Cavafis, JL. Borges…o el autor de “Poeta en Nueva York” en su día final.

 

Entre una descarga de fusiles

y la sombra de este olivo

donde afinco la espalda

pienso en el par de atardeceres

donde nos desnudamos para siempre…

 

Lorca (Camino de Viznar, 19 de agosto, 1936. 4,45 A.M.)

 

A veces, la propia oscuridad, obliga a encender la luz de tu yo como lector. Y te transporta a aquellos momentos sublimes donde uno, a través de un simple haiku, encuentra la sencillez y lo nunca imaginado que podría despertar una escueta flor abierta en sus pétalos. Fíjense ahora, en el brillo que pueden aportar estos tres versos…

 

La gran desolación

del girasol

en medio del eclipse

 

Haiku de penumbra

 

¿O prefieren más hablar… de la hermosa oscuridad que ofrece este momento?

 

La relación con aquéllos que nos dan vida y la proclaman, está presente en personajes relevantes como Da Vinci: dibujas con carbón sobre las piedras/el sueño de volar como los pájaros…/ o en el mismo día a día del poeta como padre. Incluso, haciendo una parada ante un muchacho con dificultades especiales. Desde un patio interior, el sujeto poético observa una manera sutil de describir a quién lo cuida.

 

…un niño con Síndrome de Down

juega a la pelota con su padre

y el hombre encanece los minutos.

 

Entropía

 

Una sección llamada “Trabajos del hombre”, le sirve para hablar de los oficios. Justificar que, no únicamente hay que aspirar a ser empresario inmobiliario, policía de distrito, o presidente de EE.UU en tus sueños. Germán Guerra puede elaborar versos soberbios sobre nuestro afán por ser algo en la vida y detenerse ante una simple lágrima de un clown, mientras sugiere una buena opción para elegir tu futuro.

 

El viejo payaso que habla con su hijo

martillando en el viento las palabras

y aconseja en silencio las maneras

de inclinarse ante un público sin rostro

 

El viejo payaso

 

Las ucronías, es decir, recomponer un pasado en el espacio simbólico que ofrecen tus islas interiores, forma parte de su narrativa lírica. En el vocabulario de Miami, habría solo una patria para muchos: La Isla. En ella, una memoria en diferido que habla por sí misma a través de una soflama, no la de él como poeta en sus versos, sino la del Inmortal.

 

 

¡Qué terrible el silencio

de la uniforme multitud

congregada en la plaza¡

 

¡Qué terrible, qué terrible

la vacuidad de las palabras,

el discurso que escuchan¡

 

Silencios y palabras

 

Por último, sin olvidar el poema Díptico de Ítaca, que da título a este libro en su segundo apartado: “Nadie ante el espejocuyo Un hombre en solitar/con sobretodo negro/…/parado ante la bruma/ que devuelve el espejo no sabe que ha llegado/de su viaje en el tiempo/, nombrar el poema, que nunca mejor dicho, da fin a esta obra bajo un epílogo, Testamento.

 

Hoy escribo en silencio

al centro de una esfera

estas viejas palabras

marcadas por las horas

mientras canto mi nombre

y el nombre de la muerte

y escribo un testamento

que deja en heredad

las pocas posesiones

que nunca fueron mías…

 

Descanse en paz su pluma, …no su ser. Y que el epitafio sólo diga: “Leedme… y sabréis de mí como hacedor de pan y peces”. Sin duda, este “nadie” tiene un nombre y su silencio un lugar en la poesía de esta ciudad que compartimos  –…perdón que compartía. ER

 

Germán Guerra (Guantánamo, Cuba, 1966): poeta, ensayista, fotógrafo y editor. En la actualidad trabaja como Director de la sección de Arte y Cultura y en la revista Galería 305 en periódico El Nuevo Herald de Miami. Estudió Informática y Bibliotecología en la Universidad M. V. Lomonosov de Moscú y en la Universidad de La Habana. Reside en Estados Unidos desde 1992. Ha publicado Dos poemarios (Colección Strumento, Miami, 1998), Metal (Dylemma, Miami, 1998), Libro de silencio (Ediciones EntreRíos, Los Ángeles–Miami, 2007) y Oficio de tinieblas (Aduana Vieja, Valencia, 2014).

 

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