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Marzo 2014

MURIÓ EL POETA “MALDITO”. SE FUE LEOPOLDO MARÍA PANERO ¡Sea maldita mi suerte! Eduard Reboll

LEOPOLDO MARIA

Vino a la Feria del Libro de Miami hace unos años. Lo trajo el poeta Juan Martín a partir de la asociación NAEMI. Lo conocí de frente. Balbuceando demonios al aire con una lata de coca-cola en la mano. Llevaba un cigarrillo sostenido por unos dedos del mismo color que el tabaco que expelía en su boca. Miraba a ninguna parte, a través de una ventana del Miami DadeCollege. Se entretenía viendo pasar el metromover como si fuera un tren eléctrico de juguete. Y me lo quería. Me lo quería con aquella ternura infernal que da, el saber que sus versos hablaban de lo inhóspito del alma, de Lucifer, la heroína, el alcohol, la sangre… o un sentimiento especialmente oscuro hacia su  madre.. Felicidad Blanc.

Escucha en las noches cómo se rasga la seda

y cae sin ruido la taza de té al suelo

como una magia

tú que sólo palabras dulces tienes para los muertos

y un manojo de flores llevas en la mano

para esperar a la Muerte

que cae de su corcel, herida (…)

Fragmento de un poema del libro Poemas del manicomio de Mondragón 1987.

 POEMAS DEL MANICOMIO DE MONDRAGON

Lo había descubierto anteriormente en la famosa Antología de Fin de Siglo de la editorial Visor (1999) junto a otro desdichado, Aníbal Nuñez, salamantino, que se suicidó hablando de la belleza. La disociación entre realidad y sentido tenían moneda común en ambos. El director Jaime Chavarri  en  1976, reuniendo a su familia en un memorable film, El desencanto, habló de los entresijos de una familia, Los Panero, alrededor de la figura autoritaria y controversial del padre ausente, el famoso poeta Juan Panero.

Después lo haría Ricardo Franco en 1990 con otro film, valga la redundancia del apellido familiar: Los Panero. Se unían al grupo su hermano Michi y el también poeta, muerto hace una año en Torroella de Montgri y ligado al movimiento de lo que se ha dado en llamar poesía de la experiencia, Juan Luís Panero, su otro hermano.

Pero hablar de Leopoldo es hablar de su matrimonio con la psicosis y sus internamientos psiquiátricos.  Primero en Mondragón. Y posteriormente en el de las Palmas, donde una actriz canaria amiga mía, Saida Santana – que por cierto, va a hacer una referencia a él en una puesta en escena que se llama Dentro a finales de abril en el CCE- me comentaba verlo en un ir y venir a los baños públicos, en el parque de San Telmo de Las Palmas, evocando parte de una historia en sus labios que siempre le acompañó: los cigarrillos.

…Fumo mucho. En el cenicero hay

ideas y poemas y voces

de amigos que no tengo. Y tengo

la boca llena de sangre,

y sangre que sale de las grietas de mi cráneo

y toda mi alma sabe a sangre,

sangre fresca no sé si de cerdo o de hombre que soy,

en toda mi alma acuchillada por mujeres y niños

que se mueven ingenuos, torpes, en

esta vida que ya sé…

Del poema «La canción de croupier del Mississippi», incluido en su obra Last River Together (1980).

A finales del siglo XIX  Paul  Verlaine publicaba su ensayo Les Poetes maudits. Allí se homenajeaba a TristanCorbière, Arthur Rimbaud, Stéphane Mallarmé, Marceline Desbordes-Valmore, Auguste Villiers de L’Isle-Adam y Pobre Lelian. El autor los clasificó así porque encontró en su savoir faire: la desigualdad a la hora de abordar la escritura, la provocación en los temas,  el amor por lo no-establecido, la bohemia en los cafés, o incluso la autodestrucción. También se incorporaron a la lista Charles Baudelaire, donde sale el apodo de “maldito” de un poema suyo, François Villon, Gérard de Nerval, el conde de Lautréamont, Antonin Artaud, Émile, John Keats, Edgar Allan Poe y Leopoldo María Panero… por supuesto.

Si dijéramos a Panero “Descanse en paz y en el cielo” creo que traicionaríamos sus deseos y la mística de lo vivido.  A pesar de todo, no quiero, ni me atrevo, a desearle “las tinieblas”. Aquel paraíso donde habitó lo fructífero de cualquier cloaca humana que se interpusiera entre él y la realidad. Lleno de imágenes pútridas y convulsamente hermosas… siempre bajo el prisma de un corazón limpio, solitario y dispuesto a la huida a ninguna parte. Deseémosle, pues,  que repose allá donde él haya escogido ir.

© All rights reserved Eduard Reboll

Eduard RebollEduard Reboll Barcelona,(Catalunya)

email: eduard.reboll@gmail.com

 

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