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Marzo 2014

MEMORY TRACES. Obra plástica de Joaquín González

MEMORY TRACES JOAQUIN GONZALEZ

Lo que la selva una …que no lo separe el hombre.  

Argos Collection  2343 Coral Way, Miami.Florida 33145

Este podría ser el aforismo humanista de esta exposición de Joaquín González, Habana, 1957.  Son piezas donde reúne toda su experiencia con el entorno natural del trópico peruano. Pero sobre todo su querencia con el agua. Esta agua terrosa propia del movimiento interior del río Amazonas que , allá don circula, permite emerger los fluidos del lugar: vida en las orillas, en la lluvia, en los tejados de las casas, en los árboles, en el lodo, entre la flora y fauna que sobrevive. Y entre los pescadores  donde, pueblos como el ashanika , le ofrecen gratamente su “literatura” y su acogida  a un visitante como él.

Objetos como una nasa de pescar; símbolo de la supervivencia y a la vez utensilio cotidiano que resume lo sencillo de su trama. Con ella se alimenta una tribu y su gente y también el propio artista. Uno de los elementos formales donde más se repite en su obra. Unas veces en primer plano; casi descalabrada. Otras flotando en un espacio etéreo.  La nasa es el arropaje. El asidero para hablar de lo atrapado, es decir, de lo dicho y expuesto en la tela. En sus fondos , aparecen explosiones visuales que forjan una estampa nocturna. Unas veces producidas por la reunión del firmamento y las huellas del subsuelo y ,en alguna que otra ocasión, por los efectos de la ayahuasca.

Interpretados bajo un bestiario singular, unos seres con luz de ánima dan vida a pájaros, cabras, peces, y algunos homínidos que se distribuyen en alguna pieza. En determinados lugares aparecen bajo la soledad o en entredicho. Y en otros, como una gran familia retratada con todos sus “hijos” en la pared.  Hay un homenaje a Aguirre en una abstracción que recuerda posiblemente la locura del capitán adentrándose en la humedad de lo indómito.

En una línea entre lo representacional, la abstracción y el simbolismo,  Joaquín Gónzalez va hurgando su memoria vivencial de los espacios donde el viaje habita. Estos recuerdos los fecunda con el acrílico o bajo el trazo de la tinta negra. Con composiciones que denotan riesgo por la confluencia de objetos que reúne, o simplemente porque indaga nuevos caminos en explicar lo vivido. La selva es una biblia abierta a quien la persigue y se adentra, en este caso… él es su particular escribano. ER

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