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Septiembre 2020

JORGE ENRIQUE RAMPONI: LA POESÍA INFINITA. Luis Benítez

“Desde el mito de Sísifo, desde Prometeo, la piedra no había

vuelto a cobrar, en literatura, tan profunda dimensión metafísica”.

Jules Supervielle

El autor

Nació el miércoles 21 de agosto de 1907 en Lunlunta, localidad del partido de Maipú, en la provincia argentina de Mendoza. Curiosamente, en el caso de Ramponi, quien sería el autor de Piedra infinita, un poemario fundamental del género nacional, el nombre del paraje natal significa, en la antigua lengua de los huarpes, pueblo originario del lugar, “piedra que cae”. Comarca rural y montaraz recorrida por el río Mendoza, Lunlunta —que posee hoy unos 4 mil habitantes— tuvo una influencia fundamental en la poética de Ramponi, como los paisajes de la infancia la tuvieron en otros grandes poetas argentinos: Enrique Molina (1910-1997), Olga Orozco (1920-1999), Juan Laurentino Ortiz (1896-1978), Francisco Madariaga (1927-2000), como ejemplo.

Hijo del agricultor Ángel Ramponi y de la maestra normal Herminia Morales, el joven Ramponi  siguió el camino de su madre y realizó sus estudios secundarios en la Escuela Normal de Bachillerato “República de Chile”, con sede en el Departamento de Rivadavia. Al tiempo comenzó a colaborar en el diario mendocino La Palabra. Desde sus veintisiete años (1934) fungió como profesor en la flamante Academia Nacional de Bellas Artes mendocina, fundada solo un año antes. Catorce años después pasó a dirigir esa entidad educativa. Mas su trayectoria poética se inicia con anterioridad a su desempeño docente. En 1928, a los veintiún años, publicó su primer poemario, Preludios líricos, editado por La Quincena Social. Acerca de esa temprana entrega nos habla el mismo poeta en un reportaje sin firma del entrevistador, datado como de (circa) 1963, felizmente encontrado en el Fondo Jorge Enrique Ramponi, hoy propiedad de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo desde 2003 (1): “han pasado treinta y cinco años desde la publicación de mi libro inicial, integrado por poemas escritos entre los 14 y 17 años. Sentimiento, ingenuidad, temas populares, ritmos simples y espontáneos plasmados en una expresión que llamaré tradicional. Sin embargo, en ese libro ya existía, en germen, creo, mis futuras ambiciones libertarias. No porque me fuera esquivo el don de la forma heredada, sino simplemente por un imperativo de mi espíritu, porque una necesidad natural de expansión buscaba cauces más libres y auténticos, que no desvirtuaran el sabor de mi caudal profundo. Por la misma época en que apareció ‘Preludios Líricos’, del que no conservo ningún ejemplar, acaso para que mi ternura pueda querer a la distancia esos versos primerizos, compuse mis primeros poemas no tradicionales”.

En 1933, cinco años después de Preludios líricos, sale de prensas Colores del júbilo, colección de ocho romances editados en volumen por la Biblioteca Almafuerte. Es en este volumen donde, dejando atrás lo ensayado en sus poemas iniciales, Ramponi comienza a exhibir su personalísimo manejo de la palabra poética.

En abril de 1935 su poemario Pulso del clima, (cuyo primer título fue Pulso del tiempo, 1932) le granjeó el Premio Municipal de la Ciudad de Mendoza. Llamativamente, este trabajo tuvo una circulación muy privada y hasta fue dado el manuscrito por perdido (2). Es en este mismo año que del poeta se publica Corazón terrestre. Maroma de tránsito y espuma, en la desaparecida revista Oeste, Boletín de Poesía (3).

La maduración definitiva de su particular estilo deparó la que es considerada como su opus magnum, Piedra Infinita (1942) (4), extenso poema en la tradición latinoamericana del poema-río, donde nuestro autor amalgama la contemplación de la inmensa cordillera andina y su polifonía simbólica, con la interpelación que suscita acerca de la misma condición humana, tanto en su faceta material como metafísica. Entre otras muchas particularidades de la obra, Piedra infinita, además, es una confrontación entre lo imperecedero adjudicado al monumento natural y lo efímero propio de nuestra especie, en una lucha antitética entre las propiedades de una y de la otra. Escrita por Ramponi cuando solo contaba treinta y cinco años, Piedra Infinita es una de las cumbres de la poesía argentina, elogiada acabadamente, entre otros, por el poeta franco-uruguayo Jules Supervielle, quien la tradujo al francés y manifestó: “Desde el mito de Sísifo, desde Prometeo, la piedra no había vuelto a cobrar, en literatura, tan profunda dimensión metafísica”.

Tras la publicación de esta obra, el carácter reservado y hasta taciturno del poeta se acentuó y de igual manera su silencio autoral, roto recién tres décadas más tarde, cuando publicó Los límites y el caos (1972). Casado el 23 de mayo de 1944 con Rosa Stilerman, artista plástica y profesora de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Cuyo, paulatinamente se fue recluyendo en su casa de Belgrano 7, en los suburbios de la capital mendocina. Muy poco afecto a los viajes, se sabe que en muy contadas ocasiones se trasladó a Chile y a Buenos Aires, como si las travesías lo alejaran de aquello que consideraba el origen mismo de su poesía.

Fumador empedernido, sufrió en sus últimos años de una severa dolencia cardiopulmonar que le ocasionaba fuertes accesos de tos, fatiga y palpitaciones. Tras jubilarse de su cargo como director de la Academia de Bellas Artes prácticamente ya no abandonaba la vivienda, aunque gustaba de recibir en ella al creciente número de poetas jóvenes que concurrían a visitarlo.

Falleció en su provincia natal el miércoles 2 de noviembre de 1977.

La obra

Pese al linaje más tradicional de sus primeros poemas, desde temprano Ramponi estuvo ligado a los grupos de autores mendocinos que introducían lo avances de las vanguardias contemporáneas en la provincia. Cuando se editó Preludios líricos ya integraba las filas del grupo Megáfono (5). Sin duda el influjo de las nuevas posturas estéticas dejó su huella en nuestro poeta, pero es gracias a su personalísima reelaboración de elementos clásicos, tradicionales y vanguardistas que Ramponi alcanza a desplegar todas las posibilidades que le brindó su talento para ofrecer al lector singularidades sintácticas y núcleos de sentido como los que despliega a partir de su obra cumbre de 1942. Como todas las empresas poéticas de hondo peso específico, Piedra infinita permite múltiples y siempre renovadas lecturas, aunque cabe destacar en ella el acentuado tono épico que la atraviesa, donde reside el antagonismo (que el poeta sabe trasformar en síntesis y complementación) que anima a ambas partes: la mineral, inanimada, perenne e inmortal, por un lado, y la viviente, animada, consciente y perecedera por el otro.

De entre los variados juicios que ha suscitado la poética de Ramponi destaquemos el emitido por la escritora, poeta, crítica literaria, catedrática e investigadora Graciela Maturo (1928), cuando señala (6): “Propongo distinguir en la obra ramponiana, sin negar su continuidad y global unidad, dos etapas netamente diferenciables. La primera, entre 1927 y 1935, es su fase celebrante y gozosa en la multiplicada alegría de percibir el mundo y la propia creación. Esta etapa se muestra más ligada a la plástica, aunque asoman en ella rasgos permanentes como la musicalidad y el amor por la forma. Abarca las siguientes obras: Preludios líricos, Pulso del clima, Colores del júbilo, Corazón terrestre– Maroma de tránsito y espuma. El asombro y la alegría vital, unidos a la aceptación gozosa de una nueva atmósfera marcada por la técnica, presiden la primera etapa del poeta, asimilable al ultraísmo hispánico, acaso al esprit nouveau de los franceses, aunque siempre ligada a la tradición propia, la del romance y la copla de raigambre cuyana e hispánica El poeta exponía una intensa alegría de vivir, y al mismo tiempo un aire juguetón y funambulesco, afín a rasgos culturales de la época como el Charleston o la radio. La segunda etapa de su poesía, ligada fundamentalmente a la música, expresa una audaz y dolorosa búsqueda del Ser, que comprende momentos de agonía, muerte y resurrección del sujeto-mártir. La componen dos obras que conforman una de las cumbres de la poesía en lengua hispánica: Piedra infinita y Los límites y el caos. A partir de 1935, Ramponi prepara su gran obra Piedra Infinita: publicada en 1942. Se aboca a la contemplación de la naturaleza en su aspecto más impenetrable y hermético: la pétrea cordillera de los Andes, muda presencia que acompaña la vida del hombre cuyano. Su contemplación genera un diálogo que adquiere los matices del asombro, el terror, la angustia y la revelación. La piedra cobra una dimensión metafísica convirtiéndose en símbolo, presencia-ausencia, acceso al Ser, ontofanía. Pero este libro, considerado la obra maestra de Ramponi, quedaría trunco si no se lo asociara a los cantos del Denodado, que publicó con el título Los límites y el Caos, cinco años antes de morir. Esos cantos de su obra final, traen la liberación del mártir, y la transformación de la conciencia o metánoia. Se cumple una vez más la función salvífica y transformadora del arte, presente en la tragedia antigua. El poeta hablará, en esta etapa, de cantos, y en efecto su voz se incorpora decididamente a una vía rítmica y melódica, apelando a la sonoridad acentual de las palabras en largos versículos musicales”.

Obras de Jorge Enrique Ramponi

Preludios líricos (1928)

Pulso del clima (1932, Premio Municipal 1935)

Colores del júbilo (1933)

Corazón terrestre – Maroma de tránsito y espuma (publicado en la revista Oeste, 1935)

Piedra infinita (1942)

Los límites y el caos (1972)

Antología poética (2008, edición póstuma que reúne también poemas inéditos o no publicados en un volumen).

Referencias

(1) Ver documento completo en “Revista de Literaturas Modernas Vol. 44, N° 2, jul.‐dic. 2014:153‐167, Entrevista al poeta mendocino Jorge Enrique Ramponi, Edición crítica a cargo de Marta Marín, Universidad Nacional de Cuyo”: https://bdigital.uncu.edu.ar/objetos_digitales/6851/06-marin-rlm44-2.pdf

(2) El rescate para la posteridad se produjo gracias a la incansable labor del artista plástico Sergio Hocevar (1937-2020), quien examinando entre 2003 y 2007 los archivos del poeta, logró dar con el texto de referencia, según se afirma en “Biografía de autores mendocinos”, texto del 24 de diciembre de 2014, en la página de Facebook:

https://es-la.facebook.com/421848231298574/photos/jorge-enrique-ramponi-naci%C3%B3-en-mendoza-el-21-de-agosto-de-1907-pas%C3%B3-su-vida-en-s/424946674322063/. A Hocevar le debemos, además, dos títulos fundamentales para adentrarnos en la obra de nuestro poeta: “Jorge Enrique Ramponi por él mismo. Credo poético”, (2003) y “Antología poética” (2011).

 (3) Editado bajo el título “Anticipaciones” en el Cuadernillo Nº 1 de la citada publicación.

(4) Edición de Amigos para Amigos, mayo de 1942, 56 pp., en la imprenta de Gildo D’Accurzio. Incluye xilografías de Roberto Azzoni y Julio Ruiz.

(5) Grupo literario mendocino que a fines los años ’20 se reunió en torno a la revista oral del mismo nombre y del que participaron, además de Ramponi, autores jóvenes que posteriormente desarrollarían obras atravesadas por distintas vertientes de la vanguardia moderna: Ricardo Tudela, Emilio A. Abril, Ricardo Setaro, Luis Dalla Torre Vicuña, Guillermo Petra Sierralta, Vicente Nacarato, José Peire y Serafín B. Ortega, entre otros.

(6) Maturo, Graciela, “El poeta y su entorno”. Ver artículo completo en: https://www.lamelesca.com.ar/2016/02/01/el-poeta-y-su-entorno/

 

© All rights reserved Luis Benítez

Luis Benítez nació en Buenos Aires el 10 de noviembre de 1956. Es miembro de la Academia Iberoamericana de Poesía, Capítulo de New York, (EE.UU.) con sede en la Columbia University, de la World Poetry Society (EE.UU.); de World Poets (Grecia) y del Advisory Board de Poetry Press (La India). Ha recibido numerosos reconocimientos tanto locales como internacionales, entre ellos, el Primer Premio Internacional de Poesía La Porte des Poètes (París, 1991); el Segundo Premio Bienal de la Poesía Argentina (Buenos Aires, 1992); Primer Premio Joven Literatura (Poesía) de la Fundación Amalia Lacroze de Fortabat (Buenos Aires, 1996); Primer Premio del Concurso Internacional de Ficción (Montevideo, 1996); Primo Premio Tuscolorum Di Poesia (Sicilia, Italia, 1996); Primer Premio de Novela Letras de Oro (Buenos Aires, 2003); Accesit 10éme. Concours International de Poésie (París, 2003) y el Premio Internacional para Obra Publicada “Macedonio Palomino” (México, 2008). Ha recibido el título de Compagnon de la Poèsie de la Association La Porte des Poètes, con sede en la Université de La Sorbonne, París, Francia. Miembro de la Sociedad de Escritoras y Escritores de la República Argentina. Sus 36 libros de poesía, ensayo, narrativa y teatro fueron publicados en Argentina, Chile, España, EE.UU., Italia, México, Suecia, Venezuela y Uruguay

Muy bueno y preciso el artículo sobre nuestro poeta Ramponi. Yo, después de muchos años, he vuelto a leerlo y me parecen más que acertados los comentarios que figuran aquí sobre su obra.

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