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Noviembre 2013

EXPERIENCIA ESTÉTICA: INTERÉS VERSUS DESINTERÉS. Eduard Reboll

Acaban de subastar el cuadro más caro de la historia hace apenas quince días. ”Tres estudios para un retrato de Lucien Freud”. Un tríptico donde aparece el nieto de Sigmund Freud que fue gran amigo del artista. Con aquel rasgo pictórico tan propio del autor, la desfiguración del rostro en trazos casi siempre empastados, Francis Bacon dio a conocer al mundo como él veía la singularidad de sus retratos.

Experiencia estéticaNo revelo el precio. Muy sencillo: no quiero reflexionar sobre las razones por las cuales alguien que ahora  tengo a mi lado, habla de la cantidad millonaria:“ si lo tuviera en mis manos…ya no tendría ningún problema en la vida”. Mi amigo cita el valor económico y no dice si se pasearía de punta a punta dentro de aquel espacio geométrico para disfrutarlo. O si se preguntaría cómo llegaron a “amarse” estos dos amigos.  ¿Por qué no se pone a investigar al mismo Bacon en “Estudio para un autorretrato” cuando el artista incorpora su propio rostro desfigurado,al cuerpo voluptuoso de Lucien en un sofá. Es decir, ¿Por qué no va hilvanando una serie de dudas sobre lo que llevó a romper a los dos la relación después de veinte años, a detenerse en su composición o simplemente a analizar la evolución del trazo? En conclusión ¿por qué no tiene interés?

Pero tampoco es de Bacon de quién quiero hablar hoy en esta columna. Sino a lo que lleva a mi colega, un maestro de primaria de Hialeah,  a no disfrutar esta pieza desde la experiencia estética y a relegarla, solo, a su valor material.

¿Qué quiere decir este concepto que divide tanto a la sociedad en general en dos?: “A  ti te gusta el arte raro y a mí el arte que se entiende”. Una experiencia estética, en sí, solo pide que “re-mueva/nueva” tu interior bajo el acto de detenerse y disfrutar de aquella pieza  –obra, texto, edificio, volumen, film…-  o incluso de aquel momento donde un suceso o la propia naturaleza te ofrecen la posibilidad de vivir algo distinto, que no necesariamente bello en todas las ocasiones.

“La experiencia estética es el instante en el que sujeto y objeto se encuentran: el objeto produce una reacción en el sujeto – favorable o desfavorable – que se volverá una manifestación o juicio con respecto a dicho objeto (Berenson 1966 [1948]).

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Para ello se requiere aspectos tan esenciales como: el conocimiento, es decir, el relato de lo expuesto y su propio lenguaje. Que estas cualidades de lo dicho o mostrado sean objetivables y no solamente emotivas. Que se distingan entre sí y que interactúen entre ellas creando un modelo que hable de un nuevo discurso para el observador y que a la vez, éste, sea incorporado en su vida cotidiana. Y para que todo ello se sumarice y se cumpla: una formación que apunte hacia la sensibilidad más que hacia la historia del género donde se encuentre el objeto vivido.

Tan importante es ver el impacto que le produce a un niño de El Sahara cuando ve por primera vez el mar,  que el católico que después de años de espera se encuentra en Roma  bajo el palio de la Capilla Sixtina. Tan trascendental puede ser la vivencia mil veces contada de presenciar en vivo la enigmática sonrisa de Mona Lisa en el Louvre como para un agnóstico escuchar los versos de Vallejo en Los Heraldos Negros Hay golpes en la vida, tan fuertes… Yo no sé! / Golpes como el odio de Dios.

Voy a citar, entre muchas, una que englobó cantidad de géneros  y modalidades en una única experiencia:  La primera vez que vi la película de mi venerado maestro Bernardo Bertolucci “El último tango en París” 1971. Aquella noche entendí el cine: lo que significa narrar una buena historia y los registros que puede tener un gran actor que se precie (Marlon Brando) … la intriga que da la madurez para una joven que no sabe lo que quiere…la sexualidad polimórfica en un tiempo social donde estaba sometida al silencio en España… la belleza convulsa de una ciudad sin tiempo, París. Verla además bajo la fotografía naturalista de (VitorrioStoraro), la lírica de lo sórdido en los seres que no se encuentran en el el guión de (Franco Arcalli), la importancia de las notas graves de un saxofón ( Gato Barbieri) para acentuar, bajo el jazz, una persecución en una calle mojada. Y  Ah… y quiero cerrar el artículo para vanagloriar que,a parte de este título lunfardesco, existían los de crédito en el film que se alternaban con imágenes llenas de impacto y de soledad del incitador de este escrito: Francis Bacon.

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La experiencia estética está abierta a todos…sólo hay que buscar un valor que se enuncia en el título de esta columna…lo demás son excusas.

Eduard RebollEduard Reboll Barcelona,(Catalunya) es licenciado en Lengua y Literatura Española por la Universidad Internacional de la Florida Summa Cum Laude. y Master en Spanish Journalism por FIU. En la actualidad es Editor de Contenidos en la Revista Nagari y trabaja como curador de arte independiente para varias instituciones (CCE, MDC, Books and Books). Ha publicado sus poemas, así como algunos ensayos críticos sobre cine, arte y literatura en diferentes revistas y blogs. ( El proyecto Setra, Tumiami, Telaraña, Encuentros, Arte al Día y Nagari).La lírica del crápula y La mujer de Brickell,inédito, sobre la poética que encierra Miami, son sus últimos libros.

Ja veig les teves intencions dobles....Una abraçada amic
Un Eduardo lleno de profundidades artísticas , expresadas por esa genialidad en recrear la realidad, ver todas las luces donde la mayoria solo ve un color...Catalunya necesita de personas como tu que lleguen muy adentro y no sean las sonrisas postizas de los siervos del poder. Cuantos catalanes com l'Eduard hemos dejado escapar ??

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