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Octubre 2013

ENTRETENIMIENTO VS. CULTURA: ALGUNAS HIPÓTESIS. Eduard Reboll

Recuerdo la primera vez que abrí en EE.UU, el periódico en español El Nuevo Herald, hace aproximadamente dieciocho años, cuando éste era un complemento del The Miami Herald: el asombro al ver que nunca -…que ahora me venga a la memoria- hubiera  una sección que llevara el vocablo específico de “cultura”.

En mi país de origen todos los periódicos, independientemente de su ideología o afiliación política, tienen en sus secciones diarias este apartado. A continuación, aparecen subtítulos como arte, literatura, cine, música, teatro, ópera, danza, arquitectura, diseño, fotografía….y una lista de los acontecimientos de esta índole de la semana.

Hay varias maneras de contraponer un tema tan aparentemente coloquial como es el término cultura. Y a la vez, es fácil y distinguible observar “entretenimiento” – para ser precisos …de su origen inglés entertainment– en el día a día de la información de cabecera, tanto escrita como audiovisual en EE.UU. Pues bien, una de dos: o el concepto como tal ha envejecido junto al autor de este artículo -por lo tanto es demodée que decíamos en mi juventud- o simplemente el vocablo que reúne como esencia la recopilación del conocimiento y la creación humana, no interesa como sujeto de la historia hoy en día.

Puntualicemos. Con el término cultura viene implícito, no lo olvidemos, el de “crítica de la cultura”. Elemento básico para comprender lo anterior, aportar y difundir lo nuevo de los creadores en sus distintos géneros y versiones  a través del tiempo. Par ser ilustrativos:

Uno de los valores más importantes de la cultura es que introduce en nuestra vida complejidad y nos hace más capaces de responder con instrumentos al sentido de nuestra existencia. No por ello somos más felices, ni mejores personas, porque la cultura puede ser edificante o perturbadora.

Esta observación de Antonio Monegal en un artículo del diario La Vanguardia (Catalunya) da clave a una primera hipótesis de por qué es menos oportuno ubicar cultura que entretenimiento en un periódico, magazine, o web informativas. Las nuevas generaciones, quizás debido a los cambios tecnológicos, valoran más lo efímero y lo placentero que la implicación personal en un texto, en cualquier formato y/o con distintos discursos, con base a una reflexión y un análisis.

Otra sugerencia podría ser que el término en sí mismo esté devaluado. Que la palabra dé miedo por lo que representa  asociada a incomprensión o a elementos cerrados de un grupo o género artístico determinado. Me viene a la memoria cuando repudiaba el término “alta cultura” y, por el contrario, amaba el de “cultura popular” en mi adolescencia. También la brillantez del término “revolucionario”, durante los dos primeros tercios del siglo XX, hoy, lamentablemente, es un concepto depreciado por las connotaciones políticas ligadas al autoritarismo. Ahora me viene como ejemplo, la degradación de otro vocablo esencial como es el de “religión”. Rechazado incluso por el propio movimiento cristiano evangélico, o las nuevas tendencias ligadas al budismo y las prácticas orientales. En este caso sería “lo espiritual versus religión;…energía universal versus el dios-creador-judeo-cristiano-musulmán. Si fuera así con el término “cultura”, me sentiría más tranquilo. Sólo sería la trasposición de cláusulas formales y no de significados lo que cambiaría. La cultura como herramienta o regocijo con el mundo interior, es decir, del ser, solo habrían sobrepasado disquisiciones lingüísticas.

Pero también podría ser que la “idea de cultura” haya muerto como tal. Quizás con el mismo tipo de réquiem  que le ocurre a “arte” en cada generación. En una entrevista hace poco en este medio, Francisco Tardío, gestor cultural de mediana edad que regenta la dirección del Centro Cultural Español en Miami me decía en una entrevista : “no hablemos de cultura…hablemos de creación”.

Bien recordemos su etimología y pensemos que el término viene del latín cultus  que , como tal, está relacionado con la tierra y la ganadería. No olvidemos tampoco que su significado incorpora otro vocablo: cuidar. Si así fuere, velemos nuestra parcela o nuestros campos del saber de la mejor forma. Traspasemos la tradición, el origen o lo distinto. Recolectemos los frutos y escojámoslos bajo la crítica lo que de verdad aporta conocimiento y/o rotura a la historia. Nagari tiene como fin este propósito y está abierto a cualquier evolución del término. Por eso nos autocalificamos como “una revista de creación”    ( ….ahora que pienso sólo utilizamos “cultural” cuando nos piden “¿Qué es Nagari?” entonces respondemos “una revista cultural”). Lo importante es que, se llame como se llame, no enterremos o confundamos la palabra cultura en nombre del juego fácil, lo banal o el divertimento.

Eduard RebollEduard Reboll Barcelona,(Catalunya) es licenciado en Lengua y Literatura Española por la Universidad Internacional de la Florida Summa Cum Laude. y Master en Spanish Journalism por FIU. En la actualidad es Editor de Contenidos en la Revista Nagari y trabaja como curador de arte independiente para varias instituciones (CCE, MDC, Books and Books). Ha publicado sus poemas, así como algunos ensayos críticos sobre cine, arte y literatura en diferentes revistas y blogs. ( El proyecto Setra, Tumiami, Telaraña, Encuentros, Arte al Día y Nagari).La lírica del crápula y La mujer de Brickell,inédito, sobre la poética que encierra Miami, son sus últimos libros.

el mundo de las etiquetas ,sirve justo para este tiempo , porque ahorra eso ,tiempo, para que no se ,bueno en realidad supongo que es para que todo nos sea mas facil ,mas livianito ,asi podemos saltar de una emocion a otra y despreocuparnos de lo que sigue y disfrutar solo el momento ,total toooodo pasa ynada queda,por otro lado pongan el titulo que le pongan el contenido exjste y yo que llevo veintiseis años en Miami me conformo a esta altura con que en el herald que no aparezcan mas" yernas" o adjetivos calificativos convertidos en verbos...
Es un tema complejo, con muchas implicaciones, existen tantos conceptos de cultura como pensadores, movimientos lingüísticos, antropológicos hay; incluso algunos científicos consideran que otras especies, y no solamente humanos, son productores o tienen cultura. Vale la pena echarse una miroteada por Wikipedia para darse cuenta que el concepto es cambiante. Hacen aproximadamente 35 años escuché decir a mi profesor, Nelson Osorio Tejada, esto: “Cultura es todo lo que hacen los humanos en sociedad”. Lo escribir bien grande en mi cuaderno, nunca lo olvidé. Esta idea fue como un consejo para toda la vida, me ha permitido disfrutar, sin discriminación, las canciones de Paquita la del Barrio, Adele, Bach o Carmina Burana. Tomarme un vino tinto frío con pescado o un blanco con carne, porque somos consumidores de cultura pero también somos creadores de cultura, la podemos cambiar cuantas veces se nos pegue la gana, nadie nos tiene que decir como tenemos que degustar lo que bebemos o comemos, como pensar o actuar… La cultura, desde esta perspectiva, es un gran saco en el que entran todas las ciencias, también el arte y podemos ser pasivos o activos con lo que seleccionamos; cada comunidad, aunque periférica, tiene su propia cultura, tan válida como las de los grandes centros. Recuerdo todavía la explicación del maestro: las vanguardias literarias acabaron con la distinción del Trívium y Cuatrivium, los vanguardistas dieron la estocada mortal a un concepto de cultura acartonado y clasista. Creo que es por allí que va la cosa; de hecho, desde los años 70, las tesis de grado de las escuela de antropología, literatura, filosofía de todas las universidades del mundo estudian, sin exclusión, todas las cosas realizadas por el hombre como fenómenos culturales, incluso las que anteriormente fueron consideradas vulgares o de mal gusto, así por ejemplo ahora se pueden encontrar tesis doctorales extraordinarias sobre los narcocorridos, letras de tangos, etc. Por cierto, mi tesis de la escuela de letras, la cual terminé hacen tres décadas fue la elaboración creativa de un capítulo de telenovela. Con toda esto deseo ilustrar es que es justo y necesario siempre revisar los fundamentos que sostienen Nagari, hay que seguir atentos a no dejarse ganar por concepto de cultura elitesco, institucional, clasista. Tampoco anodino (como el que se filtra en la revista de la competencia); ni académico especializado (como el de las universidades). Sugiero que Nagari, siga manejando ( porque así lo ha venido haciendo) un concepto de cultura dinámico, amplio y vanguardista que promociona el talento artístico local en primer lugar, con colaboraciones de artistas internacionales que comparten la misma visión. En fin,es el fin, hora que es mediodía voy desayunar con mi pan de muerto, sin gluten, y espero que que la harina no sea transgénica, ni que Monsantos tenga nada que ver. Feliz fin de semana, Saludith.

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