saltar al contenido
  • Miami
  • Barcelona
  • Caracas
  • Habana
  • Buenos Aires
  • Mexico

Agosto 2017

“EL TIEMPO DE LAS MANDARINAS” UNA PUESTA EN ESCENA FRUTO DE UNA FUSION. UNA OBRA DE RAFAEL NOFAL.

La cita fue en Artefactus Teatro, justo después de la función del sábado, ahí estaban Fernando Goicochea director artístico de “El Tiempo de las Mandarinas” y José Manuel Domínguez quien es el director general de “Antihéroes Project”, una organización artística sin fines de lucro que con esta puesta ya tiene 7 montajes en su haber.

Yo ya había tenido la oportunidad de ver la obra y tenía muchísima curiosidad por saber cada detalle de su proceso de creación, pues me pareció un producto muy cuidado y de calidad, pero a la vez me inquietaba saber cómo una obra tan compleja había podido conjugarse de tal manera que llegara a crear un lenguaje propio más allá de los ricos textos del dramaturgo. Y es que esta obra no presenta un libreto lineal y convencional, está llena de pasos de tiempo y lograr que el público no se pierda en su complejidad debió haber sido una tarea muy difícil.

Para ubicarme yo y ubicarlos también a ustedes como lectores me interesaba saber la línea de trabajo de Antihéroes Project y de cada uno de los dos principales responsables de este su nuevo producto.

 

D: José Manuel, ¿qué es Antihéroes Project?

JM: Es una organización sin fines de lucro, se fundó en el 2011. La idea era crear una organización con un corte contemporáneo que era el background que yo traía, con un lenguaje multidisciplinario, incorporar la danza, el teatro, artistas plásticos, el performance, proyecciones cinematográficas; es decir, todos los lenguajes contemporáneos. Utilizar muchas técnicas, pero también tener en cuenta el background de los actores, es decir sus contribuciones al proyecto.

 

LAS FUSIONES EN ANTIHEROES, UN ESTILO PROPIO:

Fernando Goicochea tiene más de 25 años de experiencia en las tablas. Se formó en Perú su país natal, con maestros como Hilda Collantes, – quien fuera miembro fundador de Cuatro Tablas – Alberto Isola, Ana Correa, entre otros. Tuvo la oportunidad de acercarse a lo que se conoce como teatro físico, pero también al llamado teatro tradicional. El traía integradas algunas disciplinas y técnicas en sus procesos; pero es con Antihéroes que descubre lo que es fusionar varias disciplinas para crear un producto a partir de dicha fusión. Su visión si se quiere llamar de alguna manera es pues más tradicional, conceptos de construcción de personajes, la importancia del texto y de la acción, la importancia del objetivo etc. En el caso de José Manuel Domínguez él nace en Cuba, estudió en el ISA, Instituto Superior de Arte; llegó a Miami también con la dramaturgia de sus maestros a sus espaldas, pero en su época de estudiante se reveló contra lo que él llamaba “la dictadura de la dramaturgia” y se involucró más con lo que es el movimiento físico es decir con la danza y las expresiones corporales. En aquella época, la danza era una manifestación artística importantísima en Cuba, que dieron pie a muchas compañías que presentaban propuestas muy interesantes, en aquel momento Domínguez concebía la idea de mantener el teatro como un espacio sagrado pero descentralizado, es decir revelarse contra las estructuras y lo ya establecido. Actualmente su propuesta es crear un producto rupturista pero no molesto para nadie, sino simplemente fusionar la tradición y la vanguardia.

Y es que en resumen esta asociación tacita entre Domínguez y Goicochea es en si misma una fusión. Domínguez tiene un visón más vanguardista y Goicochea más tradicional. En esta fusión se comenzaron a crear los montajes teatrales empezando por Nomadis, que fue la segunda puesta en escena de Antihéroes Project.

 

LA OBRA EN SI MISMA:

 

D: ¿Por que la selección de esta obra? ¿Por que el Tiempo de las Mandarinas?

JM: En esta oportunidad escogimos esta obra, porque creamos la serie anual “Uno siempre vuelve al sur” que se hizo con el fin de introducir a dramaturgos latinoamericanos en el sur de la Florida, dramaturgos que no se habían presentado nunca en Estados Unidos, una manera de mantenernos vinculados a la dramaturgia latinoamericana. Además, queríamos una obra que fuera acorde a la forma de trabajo de Antihéroes y comenzamos a leer muchas obras hasta que una amiga argentina que trabaja en un centro de investigación teatral, me mandó esta obra entre otras, la leí, me pareció que eso era lo que buscábamos, se la mande a Fernando y le encantó; además la obra calza con la propuesta de trabajo que nosotros planteamos y es una obra con una temática muy actual y ligada a la realidad; fue escrita en el 2014 y puesta en escena por primera vez el 2015. Está basada en el sonado caso de Marita Verón una joven argentina raptada por una supuesta red de tráfico de mujeres, pero en una conversación que tuve con Rafael Nofal, me dijo que en realidad el texto tiene que ver no sólo con un caso, sino con muchas otras jóvenes que fueron secuestradas, me lo graficó diciéndome que es como ver en un espejo roto, no solo el rostro de Marita Verón sino el de todas esas muchachas que pasaron lo mismo que ella.

 

D: Fernando, todo director artístico tiene un proceso teatral ¿Cuál fue el tuyo ante una obra tan compleja?

F: Si efectivamente es una obra compleja, retadora y de alguna manera me atrevo a decir intimidante. El mismo dramaturgo no establece reglas, no presenta las acotaciones que generalmente se presentan en un libreto; si bien muchas veces los directores no las siguen, pero están allí como un aporte del dramaturgo. En este caso pareciera que Nofal le da cierta licencia a quien haga uso de su obra, una obra con muchas vertientes, un texto tan abierto es el sueño de cualquier artista escénico porque nos permite libremente crear, explorar y descubrir; en este caso se nota que Nofal se esmera en dar trabajo a quien decida hacer una puesta en escena a partir de su texto. Esta premisa de comenzar en página en blanco fue vital para el proceso, es decir sin pre concepciones, claro que uno siempre debe comenzar así; pero en este caso el dramaturgo nos dio esa posibilidad de manera más palpable.

JM: Es importante mencionar que cuando comienzas a leer la obra, te encuentras con un texto de Rafael Nofal que dice “la estructura es abierta”, es decir te da carta abierta al proceso de creación.

 

F: En cuanto a mi proceso como tal, me base en esencia en la deconstrucción de las actrices como personas, es decir en el rompimiento de sus propios esquemas físicos y emocionales, para ello utilizamos ciertas técnicas como la teoría del movimiento de Rudolf Laban y a partir de ahí asignamos en consenso animales que tuvieran las características esenciales de los personajes que interpretarían. Por otro lado, fue interesante para mi dirigir a tres mujeres; como director artístico fui descubriendo que mi propuesta de trabajo debía jugar con todos los contextos no sólo del proceso creativo sino con los de cada uno y ahí entra lo emocional; era importante crear lazos, pero al mismo tiempo mantener un nivel de distancia objetivo que me permitiera seguir dirigiendo. Todo lo que se conjugo, entendimiento, emociones, situaciones, psicología etc. permitió creo yo que aparecieran cosas muy interesantes que se usaron en la puesta.

 

JM: A demás permitió que se diera muy buena química entre las actrices y una entrega total al proyecto por parte de ellas.

 

F: Y algo que también hay que destacar es que cada una de ellas se vio forzada a salir de su zona de confort. Por ejemplo, Romina Musach es bailarina de danza tradicional y este performance rompía con todo lo que ella es como artista en esencia y eso es definitivamente enriquecedor.

 

D: A lo largo de esta obra pude apreciar diferentes dinámicas de movimiento. ¿Quién fue responsable de eso?

JM: Si la responsable de esto es la bailarina que no está presente en el escenario, es importante tener un coach de movimiento y en este caso no tuvimos a cualquiera. Niurca Márquez está en un momento comparable a un vino añejado por el tiempo, su trabajo fue un gran acierto y aporte para la obra, Niurca no tiene 60 años, pero tiene un conocimiento invaluable. Algunas de las dinámicas las propuso ella y otras las mismas actrices con los trabajos de improvisación que iban realizando con Fernando.

 

F: Ellas fueron autoras de muchos de los movimientos, pero el punto era ¿cómo llevar esas propuestas que son pasión, sentimiento, entrega de intimidad al nivel de un producto escénico? ¿Cómo precisarlas? Ese fue el trabajo que realizó Niurca.

 

D: La escenografía es algo que no quiero dejar pasar, minimalista pero esencial y contundente. José Manuel, ¿Con que criterio se creó esta escenografía?

JM: La escenografía fue también un trabajo conjunto, el árbol por ejemplo partió físicamente del boceto de la artista plástica y escritora Rossana Montoya. Yo quería poner un jardín japonés en el escenario, pero Fernando quería un árbol, a partir de allí, comencé a pensar cómo hacer un árbol y a investigar sobre arboles; por esos días nos llegó las imágenes de un montaje “Esperando a Godot” que mostraba un árbol sin hojas y me sirvió de idea, todos contribuyeron. Por un lado Suzette Silva, una de las actrices mandaba fotos de árboles, Rossana hacia un boceto, en esos días por casualidad apareció Carlos Eloy, artista plástico y amigo que ha trabajado con nosotros en otras obras, su aporte fue muy preciso y es así que casi mágicamente se comenzó a fabricar este árbol, terminamos pintándolo Rossana y yo y ahí está en escena como otro personaje de gran presencia. Creo que ese árbol es el mejor exponente de nuestro estilo de trabajo (risas).

Los otros pocos elementos que tenemos en escena, la banca, el diván y las hojas en el piso fueron en parte aportes de Rossana Montoya, de Fernando y míos.

 

D: Existe un personaje que no puedo dejar de mencionar, la música. ¿Cómo nace la idea de poner música en vivo?

F: Las dos últimas obras que hemos presentado tenían música en vivo. Yo personalmente me enamoré de lo que la musicalización en vivo produce; un arte escénico es un arte vivo. Michael Gil calzaba perfectamente con la obra y fue una suerte contar con su increíble aporte, él no es un músico tradicional, sus instrumentos tampoco lo son salvo la guitarra en el caso de este montaje, además es un músico que está en constante búsqueda, su trabajo de creación es un eterno descubrir y desde que comenzamos a trabajar con él en los ensayos comenzaron a salir productos maravillosos por las mismas atmósferas que él creaba. Él se involucraba en las improvisaciones convertía a su música en un personaje más del montaje. En un par de oportunidades estuve en su estudio y descubrí su pasión más de cerca, definitivamente fue un hallazgo para nosotros.

 

Y así terminé mi entrevista con estos dos enamorados del arte escénico. Salí contagiada de esa mística que llevan consigo cada uno de ellos y cada uno a su propio estilo.

El Tiempo de Las Mandarinas es en resumen una obra de fusiones, cada uno de los elementos que la hizo posible, la enriqueció, pero a su vez enriqueció a cada uno de sus integrantes.

Sus actrices Mariela Brito, Romina Musach y Suzzete Silva dan vida a sus personajes en este parque de color cítrico, el crudo tema de fondo se dibuja a través de suaves, acertados y melancólicos pasos de tiempo que desembocan en las escenas matizadas de atmósferas creadas por la música y una iluminación en contrapicado que por momentos crea sombras gigantes que amenazan a estas pobres mujeres víctimas de las más temibles bajezas. Es imposible dejar de sonreír al ver en el escenario a dos niñas jugando, quienes no son sino dos actrices rompiendo con sus propias voces y cuerpos y enterneciéndonos con cada brinco o juego de complicidad infantil. Momentos arrancados de nuestra vista y de otros de nuestros sentidos por la transformación paulatina de los cuerpos y la sordidez que se asoma a través de la música, creándose el ambiente del prostíbulo, donde una de ellas recuerda añorante la vida que le obligaron a dejar atrás que incluye a su pequeña hija, la cual tal vez no la recuerde más. Como no sentir un nudo en la garganta cuando las amigas se encuentran tras una incrédula aceptación de quien espero a su compañera de infancia con una fe golpeada por las dudas, compañera que fue raptada y que creyó no volver a ver jamás…

 

La temporada del “Tiempo de las Mandarinas” culminó a fines de Julio, pero queda la esperanza de que en un futuro -esperamos no muy lejano- podamos volver a disfrutar del fruto de un trabajo en equipo tan bien logrado y con una temática tan vigente.

Un aplauso de pie muy merecido a todos los integrantes de esta obra que apuestan por hacer buen teatro en Miami.

 

“Una mujer hace dedo en una ruta desolada, o camina como a tientas por la ciudad. Otra, con la mirada      perdida ve pasar los postes de luz desde la cabina de un camión. Otra espera, solo espera. Los días se van acortando…”

Texto extraído de: El Tiempo de las Mandarinas” de Rafael Nofal

 

© All rights reserved Dotty Vásquez Mantero

Dotty Vásquez Mantero nace en Lima, Perú en 1967. Estudió Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Lima y fue profesora de Lenguaje Cinematográfico y Guión. En la actualidad ejerce como formadora, periodista y escritora de literatura infantil en la ciudad de Miami.

Dottyvasquez@gmail.com

Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.