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Puede 2019

EL TEMA DEL DOBLE EN ALGUNAS OBRAS DE FICCIÓN. Luis Benítez.

En esta ocasión veremos algunos aspectos relacionados con la presencia de la duplicación de la personalidad en la literatura y particularmente el tratamiento que le brinda el poeta, narrador, ensayista, periodista y traductor Téodulo López Meléndez (Barquisimeto, Venezuela, 1945) en su narrativa a la tópica del doble, que si bien es un aspecto ampliamente tratado en la literatura universal –basta con recordar inmediatamente al célebre William Wilson, del estadounidense Edgar Allan Poe- en el caso del novelista venezolano adquiere características singulares. Encontramos estas en su novela La forma del mundo, editada por el sello Ala de Cuervo en Caracas, Venezuela, en 2001.

Se trata de la tercera entrega del autor en cuanto a su obra dentro del género y si bien no pertenece completamente a la categoría de la ciencia-ficción, como su anterior novela Selinunte (Ed. Universidad de los Andes, Venezuela, 1996), sí posee algunos elementos de ella, entremezclados con literatura propiamente fantástica.

La diégesis de “La Forma del Mundo” va y viene entre el pretérito y el porvenir, un zigzagueo que acciona sobre el escenario principal, referido como Ciudad, de igual manera que influye y trabaja sobre los caracteres principales, tres hombres y una mujer que comparten la condición de clones. En el devenir del discurso narrativo los protagonistas sufrirán la revelación de su factor común y la influencia que la misma posee en cuanto a su interrelación, una que, asimismo, es una clonación de la que mantenían sus antepasados.

La historia está incluida en una página web y los personajes la descifrarán en tanto que otro, llamado Jerónimo de Ferrara, se muestra como el poder absoluto que ha destrozado la Ciudad en el pretérito, mas también a entendido que, para poder ejercer su dominio, debe contar con aquellos sobre quienes establecerlo. El paso siguiente es la comprensión por parte del lector de que De Ferrara, que anhela la destrucción definitiva de la especie humana, es también el autor de las clonaciones, a fin de poseer una copia del mundo que le permita divertirse. Desde el enfoque que queremos darle a nuestra lectura, lo que nos interesa aquí es la condición de dobles propias de los protagonistas. Elías de Medimmus, uno de ellos, fue antes Elías del Médego; Pico de Palemón, sigue siendo Pico de la Mirándola. Marsilio Coeli fue antes Marsilio Ficino. El trío comparte y se reparte mucho más que el trato y la amistad de la única mujer del grupo: Yhanina Corsetti, quien antes fue Yhanina Alemamno.

Resulta evidente la referencia histórica a tres sabios del Renacimiento en lo que hace a los hombres: Elías del Médego, nacido en Candia, en la isla de Creta, en 1460 y muerto en 1493, por su parte, ha recibido muchos otros nombres y cada denominación diferente es un desdoblamiento operado en el lenguaje. Ha sido llamado también Elijah del Medigo, Elia Cretensis, Elia di Creta, Elia del Médico, Elias Hebreo, Helie Iudeo, Elías Hebracus Cretensis, Elie del Medigo, Elias Cretensis Hebraeus.

Marsilio Ficino, nacido en 1433 y fallecido en 1499, fue un filósofo florentino y el alma mater del renacimiento del neoplatonismo. Tradujo del original griego al latín las obras de Platón y Plotino, entre otros aportes, y escribió un célebre Comentario al Banquete de Platón, Los Tres Libros sobre La Vida (De Vita), y la Teología Platónica.

Giovanni Pico della Mirandola (Ferrara, Italia, 1463-1494), fue un famosísimo humanista y pensador italiano, extraordinario políglota y célebre erudito. De su tan notable obra sobresale su Conclusiones Philosophicae, Cabalisticae et Theologicae, mejor conocidas como Las 900 Tesis.

Si bien ya se aprecia en una obra anterior, la novela El efímero paso de la eternidad, que López Meléndez aborda el tema del doble -una triple personalidad, en realidad, ya que María y la esclava del faraón son desdoblamientos de la protagonista principal- en La forma del mundo  hará de este aspecto uno de los caminos fundamentales de la dispositio, pues en esta novela todo, se sugiere que la diégesis completa, el entero universo ficcional construido en la obra, es en realidad una clonación. En nuestro tiempo dominado por la ciencia, el término genético clon fue creado en 1903 por H. J. Webber y proviene del griego klôn, que significa “retoño, brote”. A comienzo del siglo pasado el término denominaba a los vegetales reproducidos por esquejes; hoy lo empleamos para designar a individuos genéticamente idénticos, provenientes de un mismo ser gracias a tecnologías de reproducción asexual.

Los gemelos humanos –producto de la reproducción sexual, pero en aquellos casos en que, excepcionalmente, un mismo embrión se ha escindido en dos individuos- siempre han fascinado a la humanidad. Se les han dado en el folclore y las leyendas características divinas o infernales, según tiempo y lugar, y los más famosos gemelos de la mitología son Cástor y Pólux, nacidos de un solo huevo puesto por su madre Leda, seducida por Zeus bajo la forma de un cisne. Llamativamente, la “Ciudad” propuesta por López Meléndez como escenario de las andanzas y descubrimientos ontológicos de los clones Elías, Pico, Marsilio y Yhamina, tiene la forma de un huevo.

La fascinación que producen los gemelos, los clones naturales, está abundantemente presente en la literatura de todos los tiempos. Ya en El Cantar de Gilgamesh, datada su escritura en más de 4.000 años, Enkidu aparece como un doble más o menos bestial del héroe que da nombre al relato. Las características del doble serán disímiles, según la época. Serán seres cómicos para Plauto  y Molière, en sus sendos tratamientos de Anfitrión, y también para William Shakespeare en La Comedia de las Equivocaciones.  Evocando sólo el siglo XIX, que es la centuria privilegiada de la novela, advertimos una larga lista de obras que se ocupan del fenómeno, pero dándole al doble un matiz maligno y hasta satánico, muy al gusto del romanticismo. Ernst Theodor Amadeus Hoffmann, curiosamente, se ocupará de ello dos veces, en sus relatos La Historia del Reflejo Perdido y Los Elixires del Diablo, antes de reincidir con una novela, directamente titulada Los Dobles. Théophile Gautier aportará su relato  El Caballero Doble; Edgar Allan Poe, como ya mencionamos, su famoso William Wilson; Fiodor Dostoievski su novela El Doble; Mark Twain escribirá El príncipe y el mendigo; Oscar Wilde, El retrato de Dorian Gray; Marcel Schwob su relato El hombre doble y Herbert George Wells el suyo, titulado La historia del difunto Mr. Elvesham. En el siglo pasado, el tema del doble fue relatado por Henry James en La esquina alegre, por Ambrose Bierce en Uno de los mellizos y por Joseph Conrad en El partícipe secreto. Hermann Hesse le dedicó al asunto parte de su novela Demian y Jorge Luis Borges su relato El otro, así como José Saramago su novela El hombre duplicado.

Sin embargo, posiblemente en literatura el dúo más famoso de los compuestos por un solo individuo sea El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, una novela escrita por Robert Louis Stevenson dos veces, en 1886. La primera vez que la redactó –en tres días de trabajo- su posterior lectura le inspiró un pavor tal que convirtió el original en cenizas, pero al día siguiente se entregó a reescribirla, cosa que hizo… nuevamente en tres días. La versión que ha llegado a nosotros de El extraño caso del Dr. Jekill y Mr. Hyde es un clon, entonces, del texto original.

La insistencia de tantos autores en escribir acerca de los dobles ha llevado inclusive a cierta crítica -atenta a etiquetar siempre, aunque se trate de conjuntos de elementos que guardan serias diferencias entre sí- a emplear una denominación común para todas estas obras que hemos pacientemente enumerado. Se las llama “literatura de doppelgänger”; este último término proviene del alemán doppel, que significa “doble” y de gänger, cuyo significado es “caminante”.

¿Podemos incluir a La forma del mundo como parte de la literatura de doppelgänger? Concluimos que sí y también no, la respuesta es doble: la propuesta del autor va más allá de las historias de criaturas duplicadas. Mientras que en William Wilson, El caballero doble o Los elixires del Diablo, por sólo renombrar algunas de las obras señaladas, el tema central es justamente la duplicidad de un solo ser, en La forma del mundo esa condición, que afecta no sólo a los cuatro protagonistas, sino al mismo universo ficcional construido por la novela, es fundamentalmente un recurso narrativo, una parte de la estrategia literaria del autor.

Lo que no deja de ser otra “vuelta de tuerca” al tema del doble, sumándole otra, una perspectiva más. En definitiva, una multiplicación de lo mismo, en la mejor tradición del asunto.

© All rights reserved Luis Benítez

Luis Benítez nació en Buenos Aires el 10 de noviembre de 1956. Es miembro de la Academia Iberoamericana de Poesía, Capítulo de New York, (EE.UU.) con sede en la Columbia University, de la World Poetry Society (EE.UU.); de World Poets (Grecia) y del Advisory Board de Poetry Press (La India). Ha recibido numerosos reconocimientos tanto locales como internacionales, entre ellos, el Primer Premio Internacional de Poesía La Porte des Poètes (París, 1991); el Segundo Premio Bienal de la Poesía Argentina (Buenos Aires, 1992); Primer Premio Joven Literatura (Poesía) de la Fundación Amalia Lacroze de Fortabat (Buenos Aires, 1996); Primer Premio del Concurso Internacional de Ficción (Montevideo, 1996); Primo Premio Tuscolorum Di Poesia (Sicilia, Italia, 1996); Primer Premio de Novela Letras de Oro (Buenos Aires, 2003); Accesit 10éme. Concours International de Poésie (París, 2003) y el Premio Internacional para Obra Publicada “Macedonio Palomino” (México, 2008). Ha recibido el título de Compagnon de la Poèsie de la Association La Porte des Poètes, con sede en la Université de La Sorbonne, París, Francia. Miembro de la Sociedad de Escritoras y Escritores de la República Argentina. Sus 36 libros de poesía, ensayo, narrativa y teatro fueron publicados en Argentina, Chile, España, EE.UU., Italia, México, Suecia, Venezuela y Uruguay

 

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