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Marzo 2015

EL EROTISMO ANTES DE LAS 50 SOMBRAS DE GREY. Eduard Reboll

Y la sumisa no podrá …Y todo lo que le diga el amo será…

Es evidente que los juegos de cama dan para que, a día de hoy, una pareja pueda disfrutar de sus fantasías tal como lo acuerden. La información sexual de los últimos tiempos y su proyección en la vida real de los individuos, si la comparamos con la que fue durante mi época, años 70, es evidente que ha evolucionado o, como mínimo, han existido las bases para desarrollarla con fluidez y entendimiento dentro de una relación. Era impensable en la España de la dictadura -desconozco el tema en Latinoamérica- que nada que no fuera la posición de “el misionero’ fuese considerado “normal” en la sexualidad.

Sin especificar, diré que, según aquellas teorías de antaño, hoy mis manos estarían quemadas al abusar de mis tocamientos en la adolescencia. O simplemente, no podría escribir este artículo porque, según el uso indebido que hacías de tu cuerpo con pensamientos pecaminosos, éstos, hubieran perjudicado seriamente mi memoria.

A  mediados de los años setenta las cosas empezaron a cambiar y vino una etapa llamada de La Transición. Este periodo produjo un fenómeno social relacionado con el sexo que en la  Península se le llamó el “destape”. Un sinfín de películas de la serie B sin argumento sólido en sus planteamientos, afloraron de repente en las salas. En los kioskos abundaban Play Boy, Penthouse, Lui o la propia Hustler.  Si querías gozar del buen cine independiente sobre el tema, a unos cuantos kilómetros de la frontera con Francia, se encontraba una ciudad llamada Perpinyà. Lugar y refugio de los cinéfilos para disfrutar del buen cine erótico en aquella década. Enumeraré unas cuantas para que el lector más joven se oriente con los títulos, y el que roce mi edad o la supere, se deleite con el recuerdo.

  • El imperio de los sentidos de Nagisha Osima. 1976 El sexo placentero hasta la muerte. Un festín para los sentidos no solamente eróticos sino cinematográficos.
  • El último tango en París de Bernardo Bertolucci 1972. Un viudo (Marlon Brando) se enloquece con una mujer joven (María Scheneider) en un piso de París.
  • Emmanuelle Just Jaeckin 1974 Una mujer (Sylvia Kristel) viaja a Asia y allí conoce su verdadero placer inagotable y obsesivo.
  • Calígula de Tinto Brass 1979 . El sexo en la Roma libidinosa de la época.
  • El Portero de Noche de Liliana Cavani. 1973.Una película que narra la historia de una víctima (Charlotte Rampling) del nazismo con su torturador.
  • Fuego en el cuerpo de Lawrence Kasdan 1981 con una bellísima, arrolladora y vengativa Kathleen Turner. Una película donde el calor y la líbido van unidos.
  • Nueve semanas y media de Adrian Lyne 1986 Una galerista (Kim Basinger) se enamora de un broker (Mickey Rourke) y llegan al desenfreno sexual. Antológico el striptease de ella junto a una canción del desaparecido Joe Cocker.
  • La insoportable levedad del ser de Philip Kaufman basada en la novela de Milan Kundera donde Lena Olin vestida con bombín y lencería negra hace un número inolvidable frente a un espejo en el suelo.
  • Lunas de Hiel de Polanski 1992. Una verdadera amantis religiosa de hombres (Emmanuelle Seigner) llega a devorar quien delante se presente
  • Instinto Básico de Paul Verhoeven. 1992 Con el debut de Sharon Stone como mito erótico de los noventa, junto al “enfermizo” policía Michael Douglas.
  • Y tu mamá también del mexicano Alfonso Cuarón 2001. Un historia romántica donde el erotismo a tres, llega a su máximo con una espectacular Maribel Verdú.

Es cierto que hay más y últimamente podríamos citar a Shame, Killing me softly, Ken Park, 9 songs, Eyes wide shut e incluso mi favorita La vida de Adèle 2013 del año pasado etc.

Pues bien todo esto para decir que el erotismo de 50 sombras de Grey si bien no es de mi gusto cinematográfico por su liviandad, falta de tensión en la trama y con diálogos vacíos de contenido. Si voy a reconocer que, para cierto público joven y adulto de mediana edad, marca un antes y un después, lo mismo que lo hiciera para nosotros la sodomización en “El úlitmo tango en París” o el voyeurismo en 9 semanas y media. No voy a negar que a la hora de exponer lo prohibido a partir de las prácticas sadomasoquistas de los protagonistas no encienda las luces del deseo. O cuando se utiliza la pátina del enamoramiento – este es para mí el gran secreto erótico de este film- bajo estas prácticas, no crea “enganche” que decimos en Barcelona. Apuntar también que no son las esposas que engarzan las manos, ni en el propio desnudo de Dakota Johnson en aquella habitación de torturas lo que incinera las pasiones… sino el poder y el dinero del empresario handsome víctima del abuso de pequeño a redimir y, en la mujer, la inocencia declarada desde un principio, dispuesta a pactar la sumisión por amor y embeleso.

Es evidente que los motivos cambian. Si bien en cada generación hay aquella película erótica que nos marca. Por cierto ¿Alguien se ha preguntado porqué fonéticamente en inglés suena a “gris”?

© All rights reserved Eduard Reboll

Eduard RebollEduard Reboll Barcelona,(Catalunya)

email: eduard.reboll@gmail.com

Buen artículo. De grata lectura y buen contenido. Luego de realizar un análisis del tema con sus anrtecedentes históricos que lo respaldan, Eduard Reboll, arriba a la conclusión que 50 Sombras de Grey, no tiene, cimatográficamente, atractivo mayor. Juan Lopresti.

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