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Julio 2016

EL BESO DEL JABALÍ. Autor Eduardo Román. Dirección Eduardo Román y Beatriz Valdés

El beso - poster finalEL BESO DEL JABALÍ.

Autor Eduardo Román. Dirección Eduardo Román y Beatriz Valdés. Elenco Angelica Castro (Virginia) y Erika De la Rosa (Sofia) El Beso del Jabali”. Escenografía NOBOARTE Producido por by The Meringue Project, de Eduardo Román, produccion Tess Penelas Arttess Media Group y Anna Alexis Michel 6t6 Art Gallery. Foto Anna Alexis Michel. El Beso del Jabalí- The Kiss Of The Wild Boar

El amor desde la muerte misma

Ahora la visión es un telón rojo y la espera de la tercera llamada para descubrir los secretos de El Beso del Jabalí. Así es…y la magia se da. En unos cuantos minutos los espectadores tendrán la oportunidad de observar el talento hispano unido frente a una misma puesta en escena: Argentina, Cuba, Venezuela, Chile, Francia y México …están aquí.

Todo empieza con un mensaje clave por teléfono. La voz interlocutora es la de Irma, la psiquiatra, quien demanda ser atendida por Virginia (Angélica Castro). Este personaje interrumpe la llamada e inicia una conversación ante una botella de vino. Suena el timbre. Luego unos gritos. Y finalmente unos golpes en la puerta cortan el diálogo y cambia el curso de la obra.

Como un torbellino, entra a escena Sofía (Erika de la Rosa). Pero… ¿quiénes son estas dos mujeres que se enfrentan con tanto odio?. Virginia es una alta ejecutiva de una empresa multinacional radicada en Nueva York y está a punto de mudarse a Berlín. Sofía es una psiquiatra reconocida que se ha obsesionado con Virginia, su gran amor. Al grado de pretender vivir su vida a través de las experiencias que le proporciona su hermana. Sofía viaja desde Ohio a Nueva York para un reencuentro como su media hermana, e impedir que “huya” para Alemania.

A simple vista la trama de El Beso del Jabalí parece sencilla, predecible y repetitiva en la dramaturgia de Eduardo Román a pesar que fue escrita antes de su reconocida y premiada obra Cuando duermes conmigo.

Fotografía de Geraldine Pavan
Fotografía de Geraldine Pavan

La obra se desarrolla en un solo acto dentro de un loft de la Gran Manzana. Desde el formato de thriller psicológico, van a presenciar la revelación de importantes secretos de familia: la infidelidad conyugal, la violencia doméstica, el engaño, la doble vida, la resignación o la aceptación silenciosa de los hechos. Todo bajo un juego de secretos y confesiones que las liberan pero que, a la vez, las encadenan en un perfecto drama de suspenso.

Para hacer una pequeña similitud entre los personajes de ambas obras diré que en Cuando duermes conmigo hay dos: la esposa y el amante del mismo hombre. Ambos se encuentran involucrados en relaciones hetero/homosexuales con el personaje ausente-presente. Él lleva una “doble vida” y es descubierto por las revelaciones través de sus diálogos y recuerdos en la sala de espera de un hospital, mientras que el personaje conectivo se debate entre la vida y la muerte.

En El Beso del Jabalí, aparecen dos mujeres media hermanas y lesbianas desde el punto de vista platónico. Hijas del mismo padre. Esposa una, y amantes las dos del mismo hombre: un personaje ausente-presente-muerto que las atrapa en recuerdos, reclamos y violencia doméstica. Sin embargo, esta obra en la escena marca distancia de la otra con una la figura determinante en la trama: un padre sobreprotector. Vivo aun, en la memoria de amor por sus hijas Virginia y Sofía…pero muerto en la realidad. Machista, y de mente criminal al tomar venganza.

La perspectiva de observación en Cuando duermes conmigo solo se tiene una y se disfruta en forma de línea-secuencia. Predecible a veces, pero con un nudo complicado en la trama se resuelve con un final complaciente. Mientras que con El Beso del Jabalí, el autor ofrece a la audiencia dos perspectivas.

Una. se puede ver en forma continua y secuencial como cualquier drama observando la trama como una acumulación de dolorosas experiencias y confesiones. Éstas dos medias hermanas se sienten arrolladas por el amor, el odio, la rivalidad y la violencia doméstica, el crimen y la muerte. Los hilos conductores de la puesta son la imagen paterna presente-ausente-presente y el morbo de una  relación lésbico-platónica entre Virginia y Sofía en espera de ese “romántico beso” que selle la historia y la concluya.

Dos. Prestando atención a los puntos de ruptura y unión en el texto. Una de las claves es la llamada telefónica de la psiquiatra Irma al principio, la cual se oye cortada en su inicio y completa al finalizar. En esa comunicación se informa que Sofía tuvo un accidente mortal de carretera en una noche de lluvia, pero la recreación de los hechos de la trama la contradice.

Los brindis entre Virginia y Sofía, con copas pero sin vino, ¿por qué se da este fenómeno? Porqué estos brindis no son reales y sólo se aparecen en la mente trastornada de la hermana viva… Virginia. La referencia crucial en esta obra es que hay dos mujeres: una viva, Virginia, y la otra muerta en vida, Sofía. Pero que para los efectos está de cuerpo presente en el escenario y en los locos recuerdos de un amor sublime no cosumado. Así como lo leen. Sofía solo es real en la locura de Virginia y el detalle sublime del texto que confirma este hecho, es el final inesperado. Un encuentro entre estas mujeres, amantes platónicas, adolescentes, rivales de amor por dolorosas experiencias de vida y cómplices mentales, hasta el final de la obra donde ambas se liberan.

En la vida real… los jabalíes nunca se besan.

El intento podría ser mortal por lo afilado de sus dientes/colmillos. La metáfora de esta obra nos remite a una leyenda de dos mujeres, dos medias hermanas, unidas por la sangre, el deseo y la muerte.  Fuera del análisis de texto la concepción de la obra es muy buena. El autor Eduardo Román, comparte la dirección de la misma con la actriz Beatriz Valdés.

Es una dirección escénica “a cuatro manos” enriquecedora. El toque femenino de la co-directora se hace sentir en los dos personajes y es, además, una perfecta traductora y cómplice de los sentimientos de Román, quien también marca su propio estilo en la dirección. Con fuerza y elegancia Virginia y Sofía son movidas en el escenario sacándoles el mejor provecho.

Los diseños de escenografía e iluminación de los cubanos Jorge Noa y Pedro Balmaseda juegan perfectamente sus funciones de modernidad por un lado, y funcionalidad por otro. Hay momentos donde la iluminación tiene su propio lenguaje de calidad y ritmo. En un marco de sutileza y elegancia que permite el lucimiento de las actrices.

Fotografía de Gerladine Pavan
Fotografía de Gerladine Pavan

Las actuaciones de la mexicana Erika de la Rosa y la chilena Angélica Castro, son buenas, en términos generales. Aunque hubo algunas fallas y  detalles en día del estreno. No es lo mismo estar en un set de televisión en donde se graban escenas cortas y los textos son dictado por el apuntador, que enfrentarse a los diálogos de una obra en corto tiempo, sin repetición y ante un público expectante. El teatro es una gran escuela, ambas están conscientes de ello y trabajan en él con respeto. En Erika De la Rosa y en Angélica Castro hay compromiso, talento, experiencia artística, belleza, frescura y tesón para hacer de Virginia y Sofía sus personajes. Lo importante es que están en El Beso del Jabalí actuando con clase y calidad. Los aprendizajes se irán reflejando a lo largo de las funciones en Miami, en la gira en otras ciudades en Estados Unidos y de algunos países en América Latina. La conjugación de este elenco no fue fácil, varias actrices dijeron sí al principio y luego no a la mitad de camino por lo que la producción encabezada por Anna Alexis Michel, Tess Penelas y Eduardo Román, tuvo que reinventarse varias veces, pero el resultado alcanzado corona los esfuerzos, los sacrificios y los sinsabores pasados.

Alguien me preguntó: “¿Porqué debo ver El Beso del Jabalí?” Porqué es una obra actual con una mirada adulta y atrevida de temas cotidianos que nos afectan directa o indirectamente a todos. Porqué es una producción y un montaje muy profesional donde se cuida hasta el mínimo detalle, para ofrecer al espectador una buena propuesta y, aunque el texto tiene su complejidad en los temas o subtemas psicológicos abordados, éstos se hacen sin rebuscamientos “cultos”, sino a través de “confesiones directas” que muchas personas quisieran decir, pero no se atreven. Negarse a verla, es aceptar que el amor platónico y sublime entre dos seres humanos no existe, aunque a veces como pasa en esta puesta en escena… reencontrarlo puede ser mortal.

© Todos los derechos reservados a Jorge Herrera-Monroy

Jorge Herrera1Jorge Herrera-Monroy Periodista, Blogger, Productor, presentador y locutor de TV/Radio. Nacido en Mérida, Yucatán,  México, y residente en Miami, Florida. Con más de 30 años de experiencia en medios de comunicación en México, Estados Unidos, Chile y Guatemala. Egresado de Ciencias de la Comunicación en la Universidad Anahuac Norte, en la Ciudad de México. herreramonroy@hotmail.com

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