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Marzo 2013

EL ARTISTA Y LA MODELO. EL SILENCIO DE DOS PAISAJES

Titulo:El artista y la modelo. Año 2012.

Director: Fernando Trueba. Tiempo. 104 min. País. España.

Guión: Fernando Trueba y Jean Claude Carriere.

Fotografía. Daniel Vilar. Reparto: Jean Rochefort, Aida Folch, Claudia Cardinale y Chus Lampreave.

La guerra siempre tiene un excusa en la narrativa: la descripción de lo interior en los personajes que  la sufren. Si además esta contienda es la segunda guerra mundial, lo inesperado y lo poético de esta búsqueda, se encontrará más cerca de nosotros. Por eso puede haber ejemplos tan dispares de esta vivencia como las que refleja trágicamente Spielberg en La Lista de Schindler u otra más lírica pero no menos dramática como La vida es bella de Roberto Benigni. La razón: es el testimonio más cercano y universal que tenemos de la pesadumbre humana, debido a sus consecuencias sociales y psicológicas en el mundo occidental

Pero si tomamos el lado de la tangente y unimos tres temas: la vejez, la naturaleza y el origen del concepto de obra de arte, ante nosotros se plasma una tesis excepcional  bien intencionada aunque no quizás totalmente conseguida con el ritmo en El artista y la modelo.

En plena Francia ocupada una joven catalana de Reus que ha huido de la guerra civil española a través de un campo de concentración,  se escapa y vagabundea por la calles y plaza de un pueblo del sur del país. Ella, está lavándose sus pies en la fuente del lugar. Tomando unas copas a pleno sol del día, un artista redescubre a través de su belleza y su juventud, la sensibilidad dormida por la edad y la situación del momento. Utilizándola como modelo…esculpirá  su obra final, al concluir la guerra europea.

El regreso al blanco y negro siempre es bienvenido y Trueba, director inteligente en esta narración, lo sabe . Cuando éste se utiliza bajo la batuta y el plano que maestros como Renoir o Truffaut han memorializado, el homenaje es doble.  Pero tambén es agradecido traer a escena a actrices que en su día fueron referentes del cine de los sesenta como Claudia Cardinale. Y, a través del guión, soltar entre ella y la modelo un diálogo de cumplido comó éste. “Gracias señora, Ud. es una mujer muy bella” le dice la joven, y ésta, como un guiño de aceptación a la realidad, le responde algo asi como “ No.. ahora eres tú quién ocupa este lugar”.

Hay imágenes excepcionales como cuando el escultor – el hierático y aguileño Jean Rochefort- encuentra el cráneo disecado de un pájaro y le da vueltecitas sobre su mano. O panorámicas de los valles y montañas del lugar bajo el sonido puro del fondo de un bosque. O los referentes a los desnudos de la historia del arte bien puestos en escenas por la beldad natural y deshinibida de Aida Folch… O dando una lección sobre un dibujo de Rembrandt a la modelo. La película arranca con la naturaleza  y acaba en ella: la que ofrece el país donde se rueda y la particular que ofrecen sus personajes en el terreno que habitan.


NAGARI

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