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Febrero 2017

Tragedia en una centesíma de un acto.  José Porrata

No hay nada más trágico que perder un escrito que habías hecho. Que de momento desaparezca de su lugar y retorne hacia el abismo de la creatividad. Una maldición peor que un corazón roto. Una novia se puede reemplazar. Con mucho trabajo, mucho alcohol, muchos llantos, sufrimiento, odio, y lamento. Pero se puede reemplazar. Todo el odio se puede purificar, todas la memorias se pueden consolidar. Como he perdido una novia recientemente, reitero lo dicho. Aunque, la soledad me consume todas las noches. Y extraño mi novia constantemente. Jaque mate, siento un deseo insaciable, casi demoniaco, por afecto. Pero, tiene remedio. Hay damas dispuestas a ponerme un collarcito y un leash… Demasiada información.

 

¿Un escrito? Los escritos son preciosos e únicos. No se pueden replicar si se pierden. Sea en una libreta o digitalizado en la computadora, un error o una movida errónea y se pierde todo. La realidad del caso es que… hay que se joda la formalidad y el intento. Que se joda todo. Yo tenía planeado un escrito súper cabrón que le hacía homenaje a la serie televisiva: The Twilight Zone. Quería hacerlo reflexivo, suspensivo, bello. Una obra que pudiese trabajar con múltiples espacios, un ámbito surreal, y finalizar con la gratitud de mi existencia. Muy de las pocas veces que trato de hacer algo de tal forma y no trabajar una ficción de fantasía de tal forma, y mejor trabajar lo fantástico de Todorov. Pero no, esta jodía Mac de mierda no es como la Vaio que por lo menos yo podía reparar y buscar los documentos que perdía. Muy pocas veces yo perdí documentos en la mierda esa de Sony, pero la mierda esta de Apple ya me ha jorobado 3 documentos en un transcurso de menos de un año. No, no. No. NO! Esto no es justo. De verdad que la frustración de perder un escrito que iba por más de la mitad de plenitud me rejode. No entiendo porque no se guardó. Hice todo como normalmente lo hago y poof. No abre. No estoy autorizado. No aparece en el sistema. Hay que joderse.

 

Bueno, aquí esta mierda que va a tener que reemplazar el escrito previo. ¿Sabes que es lo irónico? La temática de la gratitud era central a la pieza. Iba a ser algo que reconocía los esfuerzos de mis abuelos y mis padres en los esfuerzos que ellos habían hecho para darme esta vida. Mis abuelos no eran riquitillos. 3 de los 4 eran pobres. Mi abuelo José era el más pobre de todos ellos. Pero cada uno trabajó para tener una vida digna y salirse de la pobreza. Abuelo José y Abuelo Raúl entraron al ejercito por un periodo breve, pero fue abuelo José quien tuvo mayor desempeño en el mismo; aunque ambos salieron de lo más bien y sin ver guerra. Luego, uno trabajó para compañías mecánicas y otro en una compañía de pavimentación. Abuela Ligia Nélida fue farmacéutica y Abuela Ana Nelly fue ama de casa. Las dos amargadas por diferentes razones. Sin embargo, hicieron lo que pudieron. Ah, y mis padres.

 

Los viejos míos son un ponceño de Bayamón y una vaquera bayamonesa. Uno el mejor de su colegio que no tenía dinero para ser médico, y la otra siguiendo los pasos de la madre, para bien o mal. Ambos terminaron como farmacéuticos, pero el viejo aprendió a vender productos y que le dieran un bichal de dinero por eso. Mami pues, terminó ama de casa hasta que la vida le escupió en la cara y regresó a trabajar. Mientras trabajar hace al Viejo feliz, Mami lo detesta con todas sus células en el cuerpo. Todas. Incluso las bacterias en los intestinos que no son de ellas técnicamente. Me dieron una niñez buena. Me dieron una vida estable. Me dieron mucho y me siguen dando de más aunque yo tenga 23 años. Y en este momento de mi vida no tan miserable, estoy harto de odio porque un escrito mío se fue al infierno. Al momento de escribir esto, siento que me arropa el catarro.

 

También estoy harto de estar harto de odio. He estado escribiendo de tal forma desde que caí en la primera clase con Mayra Santos Febres. La segunda la empeoró. Y la clase con Elidio La Torre hizo todo un despelote, porque aprendí que la gente se quedaba encantada con mis escritos. Es como darle un dulce a un nene que acaba de tirar la bola de volibol a la urna donde tienen la bisabuela; a propósito. Y luego darle un juguete porque hizo un tantrum y te cogió de pendejo. No les debería encantar lo que escribo, estaban reforzando un hábito maligno. Pues, ya estoy diabético y malvado. Y esto es el resultado: la ira incontrolable masculina.

 

Pero esto no era lo que yo quería escribir. Esto no se asemeja un bledo a lo que yo quería trabajar como una obra. Esto es lo que sale. Esto es basura literaria. Lo voy a mandar a intentar que se publique como una pieza avant garde o algo así, porque la academia es una falacia. Pero, esto no es una deconstrucción de nada. Esto no es de calidad. Esto es lo que se escribe en dos noches llenas de soledad, frustración y desesperación. Me voy a jugar videojuegos, no me queda nada más que decir al respecto.

 

© All rights reserved José Porrata

José Porrata (Quinta Roca desde el Sol). Es complicado. Y Marxista.

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