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Septiembre 2016

JORNADA Y OTROS POEMAS. Eduardo Escalante

Jornada

 

 

Después del viaje sin fin sin calor sin aire

usted emerge del bus al fin del viaje sin condena alguna

salvo unas insolencias cuando todos duermen

 

aquí, en piso firme, gira, el quiosco junto a la estación

ocupa su atención y pone al revés las ideas

siempre puñados de dulces, envueltos en aroma a frutilla,

deja atrás el cerco que distrae al sentimiento,

los oídos miran y bailan su propia música

 

se sueltan las costuras de los ojos,

los prados mueven cada filamento de su ser,

el todo que oscurecía la verdad de lo mínimo,

al despeñadero el mito de la insignificancia.

Que haría una flor sin sus pétalos.

 

Cada vida haciendo eco, en sus ruidos y silencios,

en sus zapatos, bolsillos, pañuelos, bolso, lápiz,

en sus tickets de entrada y salida de la oscuridad,

en su agobio sentado mirando una cicatriz,

y su encandilamiento ante tanto que brilla.

 

sigue ahí, ha bebido sabor profano, ¿quién no?

pero es una hilacha que cuelga en campos de asfódelos

hay tanta agua sana que beber, que espera espera

beber de esos santuarios deja un clavel en el ojal.

La calle también la habitan los que no han sacrificado la inocencia.

 

Semilla bondadosa se hace visible, incluso

en tierra de miserables. No tender la mano es dejar el lago seco.

El mineral del universo no desaparece,

aunque haya desorden, ráfagas de aire fresco

soplan, la ternura de los pétalos aflora.

 

Siempre es posible acariciar a una mariposa

con la yema de los dedos. Hay tanto zapato solo,

camisa sin botones. En la mesa de los justos, nunca falta.

No vestirse de sepulcro ni abandonar los museos.

El día que anochece, tarde o temprano, amanece.

 

El poema

 

(Uno escribe
como siente que puede)
se precipita   se arrepiente   se devuelve                 es así   lo declara

ave que no quisiera ser de metal          clavos sueltos claman misericordia         /serpeteneando en cuarto oscuro     luz verde   palabras llegan como noche estrellada de van Gogh vórtices y remolinos impregnan    de luminancia    soy el que camina llamo a la tierra     y al mar en el poder de la noche

 

(un yo
que le
teme a la
conclusión)

 

Encender el wi-fi no es ayuda alguna           más bien el tiempo

de los Mayas necesario       algún sueño interrumpido se aleja

duerme        en una banca de la plaza (la fidelidad del pantalón enternece)

el músico de la esquina            no sabe cuándo terminar    no teme
(quiere
que el lector
vea su alma
para que le diga
si sufre
o disfruta
lo que escribe
porque el que
escribe no se sabe)

Las letras de un rompecabezas     tomarlas de la punta de una luna

sumergido a tonel de colores   por descifrar    degradado vale la pena     dudas en la columna derecha con o sin regla preferible             meter la mano a continente que se encoje
(el lector
se entera
que no separa
los unos de los tantos,
si escribe
para hacerse
el simpático,
mezcla peluches
con loros,
si va
predicando
esto acá
esto allá)

 

empieza en un vacío desmembrado con boca estrepitosa     el viento trae sonidos vienen de concierto celestial      el azar se colgó de uno de mis dedos

posible que la torpeza no las registre           confunde cree que finge

¿alguien volteará la cara para el verso que cayó en silencio?

(ven lo que
cuesta,
disculpen
mi poco)

 

Oh tú que escribes,

Es tu lío no lamentes         arrímate     Vallejos sube por las venas

Celan hace que el tiempo se tiempo     Borges finge cosas que existen

Tu potro saldrá embravecido    verá como la abeja lame al pétalo

Una astilla se escapó de una galaxia      cae entre el pulgar y el índice

 

Una historia en este mundo

 

Aquí vamos

directo a ello, la calle nuevamente
(semáforos, bocinas)

Todos lo mismo (apuros.apuros.apuros)

Astucias que no son astucias. Engaños.

Tanta oscuridad, exiguos los formatos,

zarpazos sin remos

altivez sin coraje que arde en cero

no hay aplausos ingeniosos

creen que piensan en inglés

semáforo verde no alcanza

 

Aquí vamos
hacia abajo, hacer lo que se debe hacer
con mi cuerpo, con la paciencia
que no tengo

Abro la puerta de mi mismo

Bote en la noche, aire lento para la vela
en la oscuridad redondeada
dentro de la noche rota
sin timón curvado.

en el minuto costuras hago
llevo un minuto minuto minuto

365x noche x 8 (sigue allí)
x 4
x 2 (preocupación, pena)

x 1, x esporádico x rareza (luz, cielo azul)

= ahora
= repite

 

© All rights reserved Eduardo Escalante

Eduardo EscalanteEduardo Escalante Gómez, nacido en Antofagasta (Chile, 1942). Escritor e investigador, magister  en Ciencias Sociales (Universidad de Gales, Gran Bretaña). Ha publicado poemas en España, Argentina, Chile, Estados Unidos, Dinamarca. Forma parte de la red mundial El Poder de la Palabra (entre otras). Como investigador ha publicado artículos científicos en España, México, Nicaragua, Colombia, Perú, Chile, Argentina. En Amazon publicó su poemario Caminando la existencia con la voz.

 

El poeta que aprovecha todas las experiencias de vida, para transformarlas en poemas, tiene la capacidad de hacer que uno recuerde, indague, piense, viva lo que en algunos de sus poemas expresa con tanta profundidad, para mi es un genio. Mis felicitaciones y sigue creando. Gracias
Versos llenos de vida que invitan a reflexionar una y otra vez como vivimos y cuantas experiencias hermosas nos perdemos!
Llamativa poesia, para los que somos incipientes lectores. Sorprendente versos, palabras, prosas, etc. El escritor nos transporta a otro mundo, logra descentrarnos de lo cotidiano, excelente!!! Felicitaciones!!
Como siempre, los poemas del profesor Escalante llenos de diversas miradas, vida, experiencias y profundidad
Qué puedo decir, sin ser transgresora literaria. Solo puedo decir que me asombra esta catarata de versos, que caen sonoros y plenos de ansias de vida...

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